[Visto: 3366 veces]
Antes del incendio, así lucía el inmueble ubicado entre los jirones 25 de abril y Bruno Terreros en Jauja
Darío Núñez Sovero
Fue el cruel Emperador Nerón, comenta el historiador romano Suetonio, quién mandó incendiar a Roma mientras él desde la tranquilidad del Palatino ensayaba unos versos acompañados por su lira. Hecho que se justifica por la conocida crueldad que animó la vida de este monarca. Este atentado, marcado en la historia, ha dado lugar a múltiples conductas injustificadas en nuestro tiempo, pero que lamentablemente vienen reiterándose a menudo en nuestro valle y en nuestra querida Jauja.
Es así como desde el mes de Agosto a la fecha, los diarios e informativos locales y regionales han venido dando cuenta de numerosos incendios por doquier. Pucará, Concepción, Junín, Sausa, Muquiyauyo, Muqui, etc., saben del poder destructivo del fuego, desatado fundamentalmente por la ignorancia de la gente que, creyendo que así van a hacer más fértiles a sus campos de cultivo, no dudan en quemar vastas extensiones de rastrojos y malas yerbas en sus chacras, haciendo de nuestro ambiente un espacio de alta contaminación y aniquilamiento de la flora nativa y la fauna de animales pequeños que existen para dar cuenta de otros nocivos para la agricultura.
Es en esta endemoniada fiebre piromaníaca del valle que, a fines del mes de Agosto y en un día de feria por la tarde, advertimos un hecho que sacudió la ira de la población de Jauja por las connotaciones que voy a comentar: en la intersección de los jirones 25 de Abril y Bruno Terreros del Barrio El Porvenir-Jauja, se ubica la casa de la familia Flores Salcedo. Lo peculiar de dicha vivienda es que, desde hacen más de cinco décadas, ella estaba resguardada por un cerco perimétrico de cipreses (única en todo el valle) que la hacía muy vistosa y atractiva. Ella fue construida por una pareja de italianos que llegó a Jauja por razones de salud hacia inicios de los años 50 del siglo pasado. Posteriormente allí viviría la familia del General Juan Fernández Marquina (el mismo que ha adaptado el huayno “Jauja” a marcha militar y que escuchamos con regocijo en todo desfile escolar y castrense). La insanía de mentes y manos desconocidas la incendió intempestivamente poniendo en peligro la vida de sus ocupantes y privando a Jauja de un lugar encantador. Este hecho, además, puso en duda la solvencia de nuestra Compañía de Bomberos y la precariedad de las instalaciones de agua para asumir estas urgencias. Al final, con ayuda del vecindario se pudo controlar este hecho repudiable que atenta contra el ornato de nuestra ciudad tan necesitada del verdor casero.
Así luce en la actualidad, el inmueble ubicado en la dirección antes mencionada
Los actuales ocupantes, la familia Flores Salcedo, ante el temor de nuevos atentados no han querido restaurar el cerco siniestrado y han optado por poner un muro de ladrillo en su reemplazo, lo que ha trastocado un lugar de encanto por otro lúgubre y afantasmado. ¡Una lástima!, pues quien ha perdido es nuestra ciudad.
Sigue leyendo →