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LA HORA DE JAUJA

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Los jaujinos somos los continuadores de la raza guerrera y corajuda de los Xauxas. De una estirpe que llenó de esplendor y abundancia esta parte del país en la época prehispánica.

Tunanmarca - Xauxa

Darío A. Núñez Sovero

Un día de Marzo de 1976, en un encuentro académico realizado en Lima, coincidí con un cura español de nombre Quino Messeguer. Cuando me preguntó de mis raíces, le dije que era de un lugar clavado en el costado de los Andes llamado Jauja. Para mi sorpresa me dijo que Jauja era el lugar de América más famoso en Europa. La expresión colmó mi callado orgullo; íntimamente me sentí grande. He aprendido de mis mayores muchos gestos que elocuentemente hablan de sus raíces: un amigo (todavía vivo) de nombre Daniel Madrid Salazar y conocido en su etapa escolar como “corneta mayor” se presentaba en los auditorios a viva voz diciendo “soy Daniel Madrid Salazar de Ninacanya” aludiendo a su procedencia de la parte sur oriente de nuestra laguna de Paca. Otro amigo, ya extinto, el Ing. Teófilo Jorge Aliaga Osorio, donde iba refrescaba su sed pidiendo en cualquier parte del mundo “agua de Jauja” en alusión a la bebida Inca Cola. Nuestro fallecido artista Hugo Orellana Bonilla reclamaba siempre con pesar no haberse apellidado Yarihuamán porque, decía, le habría gustado tener un apellido ligado a la fuerza telúrica de su tierra.

Leo que en el extranjero, y en otras partes del país, colectividades de jaujinos exiliados por diferentes motivos se agrupan para trabajar en pro de su terruño y, finalmente, advierto que el gobierno ha expedido un Decreto Supremo para reivindicar a nuestro aeropuerto “Francisco Carlé”. Que se ha concedido con justicia a Edgardo Rivera Martínez el Premio Nacional de Cultura 2013, que la Marina de Guerra le da al R.P. José Chuquillanqui el Premio Almirante Grau 2013, que nuestro añejo “San José” es reconocido como Colegio Emblemático, que el Congreso de la República mediante Ley ha conferido a Jauja la condición de Primera Capital del Perú y, el día de hoy, el Banco Central de Reserva del Perú ha presentado la moneda en homenaje a la grandeza de los restos arqueológicos de Tunanmarca – Jauja, como un reconocimiento a la grandeza de nuestro pasado, entonces cómo no sentirme bien. Cómo no sentirme honrado y agradecido de haber nacido en esta tierra bendita de Jauja, o, en palabras de Carlos Hurtado Ames, provenir “De un pasado formidable, misterioso, cuya potencia todavía la podemos sentir los que tenemos el privilegio de haber nacido en esta tierra. Eso es lo que nos ha legado Tunanmarca”.

El dia de hoy, el Estado, la nación peruana y la comunidad internacional sabrán de una cultura excepcional como fue la cultura Xauxa. Ella ha ingresado al selecto grupo de quince atracciones nacionales reconocidas en la Colección Numismática “Riqueza y Orgullo del Perú” conformada por patrimonios invalorables del Perú:

1) Tumi de Oro (Lambayeque).
2) Sarcófagos de Karajía (Amazonas).
3) Estela de Raimondi (Ancash).
4) Chullpas de Sillustani (Puno).
5) Monasterio de Santa Catalina (Arequipa).
6) Machu Picchu (Cusco).
7) Gran Pajatén (San Martín).
8) Piedra de Saywite (Apurímac).
9) Fortaleza del Real Felipe (Callao).
10) Templo del Sol Vilcashuamán (Ayacucho).
11) Kuntur Wasi (Cajamarca).
12) Templo Inca Huaytará (Huancavelica).
13) Templo de Kotosh (Huánuco)
14) Mantos de Paracas (Ica)
15) Tunanmarca – Xauxa (Junín)

La hora de Jauja ha llegado. ¡Viva Xauxa!

 

 

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Moneda de Complejo Arqueológico de Tunanmarca (Xauxa)

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CIRCULAR N° 042-2013-BCRP publicado el 26 de noviembre de 2013 en el Diario El Peruano

Tunanmarca - Xauxa

 

Ponen en circulación la decimoquinta moneda de la Serie Numismática “Riqueza y Orgullo del Perú” alusiva al Complejo Arqueológico de Tunanmarca, ubicado en Junín

CIRCULAR N° 042-2013-BCRP

CONSIDERANDO QUE:

El Directorio del Banco Central de Reserva del Perú, de conformidad con los artículos 42, 43 y 44 de su Ley Orgánica, ha dispuesto la emisión de la Serie Numismática “Riqueza y Orgullo del Perú” que tiene por finalidad difundir, a través de un medio de pago de uso masivo, el rico patrimonio cultural de nuestro país, así como incentivar la cultura numismática.

SE RESUELVE:

Artículo 1. Poner en circulación, a partir del 26 de noviembre de 2013, la decimoquinta moneda de la Serie Numismática “Riqueza y Orgullo del Perú” alusiva al COMPLEJO ARQUEOLÓGICO DE TUNANMARCA, ubicado en Junín. Las características de la moneda se detallan a continuación:

Denominación : S/. 1,00
Aleación : Alpaca
Peso : 7,32g
Diámetro : 25,50mm
Canto : Estriado
Año de Acuñación : 2013
Anverso : Escudo de Armas
Reverso : Denominación y motivo alusivo a TUNANMARCA
Emisión : 10 millones de unidades

En el anverso se observa en el centro el Escudo de Armas del Perú, en el exergo la leyenda “Banco Central de Reserva del Perú”, el año de acuñación y un polígono inscrito de ocho lados que forma el filete de la moneda.

En el reverso, en la parte central, se distingue en primer plano un pórtico de una de las viviendas circulares (chullpas) de la ciudadela y, a través de él, se observa parte del complejo. También se aprecia la marca de la Casa Nacional de Moneda sobre un diseño geométrico de líneas verticales, así como la denominación en número y el nombre de la unidad monetaria sobre unas líneas ondulantes. En la parte superior se muestra la frase TUNANMARCA S. XIII – XVI d.C.

Artículo 2. Estas monedas serán de curso legal y circularán de manera simultánea con las actuales monedas de S/. 1,00.

Lima, 21 de noviembre de 2013

RENZO ROSSINI MIÑAN
Gerente General

 

 

 

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La trascendencia de Tunanmarca

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Tunanmarca

Carlos H. Hurtado Ames

El 26 de noviembre de presente año el Banco Central de Reserva del Perú presentará una moneda conmemorativa a Tunanmarca, el centro arqueológico más importante de la sierra central peruana. Se trata de un reconocimiento a la trascendencia de la historia prehispánica de Jauja y a los Xauxas, el grupo étnico que pobló esta zona y que, por muchos años, han sido confundidos, permaneciendo en un injusto silencio.

En la presente nota quisiera destacar, brevemente, algunos aspectos fundamentales de la importancia de Tunanmarca como centro regional Xauxa en el proceso histórico nacional peruano a la luz de los nuevos avances en la investigación arqueológica e histórica

En efecto, en el estado actual de las investigaciones es cada vez más evidente que la realidad étnica preinca de la zona era de fractura política. Las fuentes históricas aluden a dos grupos importantes con claras diferencias identitarias en el vestido: xauxas y huancas (los primeros llevaba una especie de vincha roja y los segundos negra). Los Xauxas se emplazaban en la parte norte del valle, principalmente en la zona circundante al valle de Yanamarca, y los segundos en el sur. También es evidente que fueron los Xauxas el grupo que tenía la primacía en el desarrollo regional. Esto es claro al ver los restos que han dejado, principalmente Tunanmarca, aunque los centros regionales de ellos no se reducen solo a éste.

Las últimas investigaciones que se han realizado sobre los llamados Chancas, como los de Brian Bauer publicados este año, no han encontrado evidencia arqueológica que sostenga que este grupo era el que rivalizaba con los incas durante su expansión imperial, como el mito sostiene. Esto es importante porque, de ser así, es visible que la principal resistencia ante la expansión estatal estuvo en la sierra central. Y quizás esta es la razón por la que los incas, en señal de represalia, deciden cambiar el nombre de la zona ya como provincia inca por “Huanca huamani”, aunque tomando el nombre, según las fuentes, de una piedra que estaba al inicio del valle, no de un grupo étnico preexistente. Es decir, realizaron una manipulación de la realidad preexistente en cuanto a sus nombres.

Los trabajos arqueológicos que se han realizado en Tunanmarca dan cuenta que, en efecto, hubo un enfrentamiento formidable ante el avance estatal. Esto es lógico si tenemos en cuenta que estaban camino a convertirse en una sociedad compleja próxima, probablemente, a un estado. Desde esta perspectiva, Tunanmarca y los Xauxas fue el principal centro de resistencia ante la expansión imperial cusqueña. Pero este hecho generó, a la vez, que los incas los quisieran desaparecer del mapa, de la memoria y del recuerdo. De ahí el cambio del nombre en términos de organización política por “Huanca Huamani”.

Pero el nombre de Xauxa no desapareció. Obviamente, el uso de las palabras, las costumbres y las identidades no desaparecen por decreto. De este modo, la provincia, el corregimiento, el valle y el río que lo surca se llamaban Jauja. Todas las referencias geográficas de cualquier tipo de la Colonia se refieren a la zona como Jauja. Es decir, había un uso de la palabra que no se suprimió, el de una entidad política preexistente que fueron los Xauxas.

Algunos historiadores que intentaron una aproximación al estudio de estas sociedades no se dieron cuenta de esta manipulación y pensaron el territorio en términos de unidad política a partir del nombre de un supuesto grupo étnico, una situación que ya no viene al caso dilucidar.

Finalmente es pertinente anotar lo siguiente. El nombre de Jauja tiene una fuerza única para los jaujinos. El solo escucharla genera un sentimiento que entremezcla muchas cosas difíciles de definir. Eso no sucede en otra parte, hasta donde he podido comprobar. Y eso creo es parte de una continuidad, de un tiempo anterior que no está suprimido ni abolido. De un pasado formidable, misterioso, cuya potencia todavía la podemos sentir los que tenemos el privilegio de haber nacido en esta tierra. Eso es lo que no ha legado Tunanmarca.

 

 

 

 

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BCR presentará moneda de Nuevo Sol alusiva al complejo arqueológico de Tunanmarca en Jauja, Junín

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  • Presentación de la moneda se realizará el martes 26 de noviembre en el Banco Central de Reserva del Perú

 

  • Tunanmarca es el asentamiento prehispánico más importantes del Intermedio Tardío en el centro del país

Presentación del sol jaujino

(Lima, 13 de noviembre de 2013).- El Congresista por Junín, Jesús Hurtado Zamudio (Fuerza Popular) informó que atendiendo a su sugerencia, el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) decidió incorporar al Complejo Arqueológico de Tunanmarca, ubicado en Jauja, Junín, en su Serie Numismática “Riqueza y Orgullo del Perú”. El próximo martes 26 de noviembre se presentará la nueva moneda de Un Nuevo Sol alusiva a este importante sitio arqueológico de Junín.

Como se recuerda, meses atrás el parlamentario realizó una visita al presidente del Banco Central de Reserva, Julio Velarde, para sugerir una serie de atractivos de la región Junín, entre ellos, el sitio arqueológico de Tunanmarca, para ser considerados en las colecciones numismáticas.

“Incluir al complejo arqueológico de Tunanmarca en la serie numismática Riqueza y Orgullo del Perú significa mucho para toda Jauja y Junín pues la sangre guerrera de los Wanka Xauxas se instala ahora en nuestro Nuevo Sol, reviviendo nuestra tierra y nuestra cultura se suma a la colección que ya integran el Tumi de Oro de Lambayeque, la Estela de Raimondi de Ancash, Machu Picchu del Cusco, el Gran Pajatén de San Martín, el Templo del Sol de Ayacucho, entre otras monedas alusivas que ya se encuentran circulando en todo el país”, señaló Hurtado Zamudio.

Tunanmarca es el asentamiento prehispánico del periodo Intermedio Tardío más importante en Junín. Se caracteriza por sus chullpas y murallas perimétricas y tiene un área de 223 hectáreas. Se estima que se constituyó en un importante centro administrativo en el que se habrían asentado más de 12 mil habitantes. Fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación en el año 2000.

El Dr. Jeffrey Parsons de la Universidad de Michigan fue uno de los primeros científicos en estudiar el sitio en la década de los 70. Posteriormente, la Dra. Christine Hastorf lideró el Proyecto de Investigaciones Arqueológicas del Alto Mantaro de la Universidad de California Berkeley que ahondaron en las investigaciones.

En el último tiempo el congresista Jesús Hurtado viene promoviendo la continuación de las investigaciones y su conservación con miras a que sea un destino para el turismo cultural y arqueológico. Por su parte, el Ministerio de Cultura y su dirección desconcentrada en Junín han emprendido acciones para su delimitación y limpieza con la participación de la comunidad campesina del lugar. Por el contrario, hace algunos meses el Gobierno Regional de Junín dejó sin efecto la previsión presupuestal de más de 6 millones de soles para su puesta en valor.

La serie de monedas “Riqueza y Orgullo del Perú” es emitida por el Banco Central de Reserva del Perú para reconocer las grandes riquezas, paisajes inigualables y culturas ancestrales de nuestro país, promover la cultura numismática y contribuir a difundir nuestro patrimonio.

“El ‘Nuevo Sol Jaujino’, al igual que la Ley que declaró a Jauja como Primera Capital del Perú, se constituyen en reforzadores de una identidad sobre la cual debemos promover juntos el desarrollo de nuestra tierra”, señaló Jesús Hurtado, dirigiéndose a la provincia de Jauja, donde se ubica Tunanmarca.

Fuente: Despacho del Congresista Jesús Hurtado

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¿Quiénes eran los Xauxas?

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Tunanmarca

Carlos H. Hurtado Ames

Los Xauxas fue el grupo étnico que tuvo centro de poder en el valle de Yanamarca y en la parte norte del valle del Mantaro en la actual provincia de Jauja. Cronológicamente se les puede incluir dentro del llamado Intermedio Tardío o Segundo Regionalismo, entre los 1000 a 1460 d. C. Fue el grupo étnico más importante de la región que se suele denominar como del Mantaro, lo que se comprueba al ver los centros arqueológicos que han quedado en la actualidad y que marcan una clara diferencia de desarrollo con los grupos étnicos del sur del valle del Mantaro, conocidos como Huancas, y con los Taramas, de Tarma.

1. Aclarando las confusiones

Durante mucho tiempo, Xauxas y Huancas han sido confundidos constantemente, tanto en la literatura arqueológica como histórica, principalmente por la similitud observada en su cultura material, como la construcción de estructuras de piedra de planta circular como viviendas, la localización de sus asentamientos en cumbres de cerros y partes elevadas sobre el valle y el uso de géneros similares de cerámica. Sin embargo, todas las informaciones históricas y las investigaciones arqueológicas indican que se trata de grupos distintos.

Esta construcción histórica local ha tenido importantes repercusiones en la memoria histórica de la región. Un ejemplo es la muy difundida idea de un denominado “Reino Huanca”, que supuestamente sería el gran antecesor antes de la llegada de los incas a la zona. Se trata de una inventiva que tiene un punto de partida en los trabajos del historiador Waldemar Espinoza Soriano, quien formuló la idea de un grupo étnico denominado como los huancas común a toda la región, que habría tenido una capital y un rey, con poderes omnímodos y cuyo nombre se ignora. Debido, quizás, a que se trataba de un argumento que se adaptaba perfectamente a las necesidades explicativas de una colectividad en crecimiento y formación, como lo era Huancayo en la década de los setentas del siglo XX y, por ajustarse, además, a ciertos intereses políticos de ese lugar, la idea caló hondo. Un ejemplo son las frases de “Nación Huanca” o “Construyendo el futuro de la Nación Huanca”, derivaciones directas de esta construcción del pasado. Como es evidente, ello ha creado una serie de malos entendidos y falsas lecturas del ayer y tergiversaciones que aquí no dilucidaremos, pero que conviene diferenciar de lo que realmente ha sido el pasado prehispánico en la región.

En este sentido, una lectura cuidadosa de las fuentes históricas muestra el panorama real de las situación que se vivía en la zona antes de la llegada de los incas, sumado a los aportes realizados por la arqueología y la lingüística, a partir de lo cual se puede establecer que los xauxas era un grupo totalmente distinto de los huancas. Por ejemplo, una observación inicial del cronista Pedro Pizarro indica que: “Estos naturales de Xauxa son dos parcialidades, unos llaman Xauxas, y otros Huancas (…) Los Xauxas traen unas fajas coloradas alrededor de las cabezas, de anchor de una mano; los Huancas las traen negras”.

Por su parte, los informantes que respondieron al interrogatorio hecho por Andrés de la Vega en 1582, y que se conoce como la “Descripción de Xauxa”, contenida en las Relaciones Geográficas de Indias, señalaron que:

“[…] antes del Inca, nunca fueron sujetos a nadie, más de que en cada uno destos repartimientos tuvieron y conocieron por sus señores á los indios más valientes [y] traían guerra unos con otros por adquirir más tierras, y no salían fuera deste valle á pelear, sino era, dentro del valle, los de la una banda del rio que por él pasa con los indios de la otra […]”;

La sugerencia a un clima de fragmentación en esta última fuente es clara. El Inca Garcilaso de la Vega da cuenta de una situación similar: “[…] con ser todos de una nación, tenían bandos y pendencias sobre las tierras de labor y sobre los términos de cada pueblo […]”; e indica que por ello, los incas dividieron la región en tres parcialidades, que fueron Hanan Huanca, Lurin Huanca y Hatun Xauxa, con el fin de poner fin a estas disputas.

Como es de suponer, este clima de división en los pueblos del valle era una realidad cuando llegaron los españoles, por lo que es claro que ello era parte de una situación anterior a la presencia de los incas. De acuerdo a estas fuentes, al menos como se aprecia en la “Descripción de Xauxa”, no hay evidencia de ninguna unidad política traducida en la figura del un reino. Más bien, como se ha visto, por lo menos hubo dos grupos de importancia, que eran los Xauxa y los Huanca.

La investigación arqueológica también va por este sentido. Por ejemplo Terence D´Altroy (1992), señala lo siguiente:

Contrariamente a los reportes de un reino Wanka unificado [se refiere a las afirmaciones de Espinoza Soriano], los datos arqueológicos señalan la existencia de un conjunto de numerosas unidades políticas en competencia dentro de la región. Lo que ocurre es que, simplemente, una identidad étnica común no implica necesariamente una unificación política. El poder sociopolítico en la sierra central en el Intermedio Tardío estuvo dividido entre numerosas unidades políticas autónomas, aunque las sociedades de la región se estaban volviendo cada vez más centralizadas y estratificadas.

Como ya se ha dicho al inicio, los Xauxas se habrían ubicado en el actual valle de Yanamarca y en la parte norte del valle del Mantaro. Los restos arqueológicos que han quedado de este grupo étnico, hacen pensar que se trataba del más importante de los grupos humanos existentes en la región cuando llegaron los incas. Debido a esta importancia, han merecido el interés de uno de los proyectos arqueológicos más importantes y de más largo aliento que se han realizado en el Perú, tal como es el caso del Upper Mantaro Archaeologicas Research Project (UMARP), quienes han realizado uno de los trabajos más serios hasta ahora existentes sobre esta parte de nuestra historia, estableciendo una periodificación regional sobre la base de las distintas fases arqueológicas que lograron identificar, con la denominación de “Wanka”. Parte de sus investigaciones se han difundido, últimamente, a partir del importante volumen editado por el Centro de Estudios Históricos “Julio Espejo Nuñez” denominado Los Xauxas, territorio e historia (2010), de los profesores Lucio Villanes, Henoch Loayza y Luis Cáceres.

2. Organización política y vida cotidiana

Los sitios de ocupación que han sido examinados por este grupo de investigación son varios, casi el medio centenar, y se ubican entre los 3500 y 3700 msnm. y en las partes altas o puna, por sobre los 3700 msnm. Es en la denominada fase Wanka II (1350 – 1460 d. C.) que los asentamientos de las partes altas toman mayor dimensión. De todo el conglomerado de asentamientos, en esta fase, al parecer cuatro fueron los centros de mayor rango o cabecera: Tunanmarca, de 25 ha.; Hatunmarca, de 73 ha.; Llamap Shillon, de 20 ha. Estos centros regionales mayores habrían tenido una serie de comunidades satélites, entre las que se encuentran, por ejemplo, Chawin, de 6 ha.; Umpamalca, de 14 ha.; Huajlasmarca, de 4 ha.; etc.

Estos grandes centros regionales mayores no tuvieron parangón en la parte sur del valle, es decir con los Huancas, cuyos restos arqueológicos no presentan el tipo de complejidad y tamaño de los asentamientos Xauxa, lo que sugiere que se trataba de sociedades de menor importancia. Indudablemente, los Xauxas se hallaban en un proceso de crecimiento y complejización que hubiera devenido en un gran señorío, de no ser que fueran conquistados por los incas.

Uno de los Centros Regionales Xauxas que más se ha estudiado es Tunanmarca, que al parecer era el más importante. De acuerdo a las investigaciones del Proyecto Alto Mantaro, se sabe que su ocupación fue entre los años 1280 y 1425 d.C. Todas las edificaciones eran multifuncionales, pues algunas servían como cocina por la presencia de fogones y abundantes restos de ollas, mientras que otras habrían sido dormitorios o depósitos aunque también se han identificado áreas de almacenaje en los patios, hacia algunas esquinas o espacios encerrados en medio de dos construcciones circulares. De igual modo, se sabe que la basura era acumulada hacia algunas de las esquinas del patio o detrás de las viviendas. En su mejor momento debió tener una extensión de 23.1 hectáreas que albergaron entre 7,955 y 13,259 habitantes.

Siguiendo las conclusiones de este mismo Proyecto, Manuel Perales indica que la ciudadela tiene dos murallas defensivas, una que la rodea casi totalmente, y la otra que protege sólo su lado sudoeste. Contiene mayormente recintos circulares agrupados en lo que se denomina como complejo de patio, que se agruparían en dos barrios, acorde con el sistema dual andino en general. Un corredor de diez a treinta metros de ancho separa ambos barrios; éste, a la vez, tiene dos grandes plazas contiguas. La ciudadela tiene un promedio de 174 estructuras circulares por ha., lo que hace un total aproximado de cuatro mil estructuras (Hatunmarca, otro centro regional mayor, sólo tiene cincuenta estructuras por ha.) Ahora bien, la dieta de los habitantes de Tunanmarca era relativamente variada, presentando mayor incidencia en el consumo de maíz, talhui, quinua, papa, oca, olluco y mashua, los cuales eran complementados con la carne de llama, alpaca, cuy, perro, vicuña, guanaco, taruca, venado, ranas, aves silvestres y peces de la zona. Evidentemente, esta imagen puede proyectarse a los demás centros regionales y aldeas satélites, lo que nos da una idea de cómo era la vida cotidiana de los Xauxa.

Ahora bien, cada uno de estos centros regionales era gobernado por “los indios más valientes que hubo”. En el caso concreto de los Xauxas, la “Descripción de Xauxa” menciona a Auquiszapari y Yaloparin. A pesar de que culturalmente eran una unidad, que denominamos como los Xauxas, no lo eran políticamente, por lo que cada centro regional se comportó de manera distinta ante la llegada de los incas. Unos se avinieron pacíficamente y otros se enfrentaron. Hatunmarca es ejemplo de lo primero, mientras que Tunanmarca de los segundo. Salvo en el caso de Huajlasmarca, que se mantuvo incólume hasta la época del virrey Toledo (1570) y amerita un estudio aparte, todos estos centros regionales fueron abandonados cuando los incas los sometieron, mismo que trasladaron el centro del poder a la parte norte del valle del Mantaro, al fabuloso centro administrativo de Hatun Xauxa.

3. Palabras finales

A pesar que hay una especie de discurso histórico oficial que dice que fueron los Chancas quienes ofrecieron la máxima resistencia a la expansión imperial cusqueña, arqueológicamente no hay prueba de ello; no se ha encontrado ninguna evidencia de enfrentamientos ni de que esta sociedad estuviera en condiciones de poder resistir a los incas. La idea de que Pachacuti derrotó a los “aguerridos” Chancas con ayuda de las piedras es una construcción mítica antes que una realidad, lo que era usual en la discursividad histórica que de su pasado hacían los incas. Esto viene a colación porque todos los indicios arqueológicos hasta ahora reportados, parecen indicar que desde su expansión, fue con los Xauxa donde los incas encontraron la principal resistencia. Se trata de un hecho que indudablemente merece un mayor análisis, pero que de ser así, debería ser parte de una reinterpretación de lo que han sido los Xauxas en la historia peruana, hasta ahora ignorados, confundidos y pasados, injustamente y arbitrariamente, a segundo plano en la historia regional y nacional.

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El llamado “Escudo Huanca”

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Escudo Usurpado

Por: Carlos H. Hurtado Ames

La ciudad y la provincia de Huancayo en la sierra central del Perú, ha asumido de manera oficial, desde hace no mucho tiempo, un escudo de armas, el mismo que se le denomina como “Escudo Huanca”. Si bien se trata de una circunstancia que principalmente obedece a intereses políticos, el hecho es parte de un proceso más amplio y que debe ser mirado con cuidado.

En este pequeño ensayo me interesa discutir, en principio, la validez histórica del mismo escudo como símbolo de un proceso y que resume o aglutina una cierta identidad. En segunda instancia quiero resaltar, a través de este caso, un hecho característico a ciertos espacios regionales como el que ahora nos ocupa, y es la readaptación, acomodamiento o incluso invención del pasado en función de las necesidades presentes.

Historia de un escudo

La historia del escudo que ahora nos ocupa, se remonta al siglo XVI, cuando el 18 de marzo de 1564, el rey Felipe II, mediante Real Cédula, concedió un Escudo de Armas a don Felipe Guacrapaucar, noble indígena de la principal familia curacal del repartimiento de Lurin Huanca durante el periodo colonial.

Este escudo se le concedió como uno de los tantos privilegios que dio el Rey Felipe II al mencionado don Felipe, quien había viajado a España solicitando mercedes en virtud de los servicios que, afirmaba, habían brindado los curacas de los tres repartimientos del valle de Jauja, Hanan Huanca, Lurin Huanca y Hatun Xauxa, en diferentes momentos a los españoles, durante los primeros años de la conquista. Para demostrar ello, el curaca llevó consigo unos Memoriales e Informaciones donde se detallaban estos servicios con precisión matemática, ya que eran transcripciones de quipus. Estos Memoriales e Informaciones, fueron publicados en 1971 por Waldemar Espinoza Soriano (“Los huancas aliados de la conquista”), quien a la vez les hizo un amplio estudio introductorio donde planteó su conocida tesis de que el grupo étnico que generaliza como “huancas”, se habrían aliado con los españoles para la destrucción del Tahuantinsuyo (sobre este punto volveré más adelante).

Ahora bien, el caso del escudo para el curaca de Lurin Huanca no es el único ni mucho menos. Desde un principio la Corona reconoció la nobleza indígena y procuró reproducir dentro de la república de indios una sociedad jerarquizada acorde a la visión estamental del mundo medieval y moderno. Para ello mantuvo ciertos privilegios y atributos tradicionales de la sociedad indígena siempre que no fuesen contrarios al rey, ni al cristianismo, y otorgó también nuevos privilegios propios de la tradición occidental. El concepto de nobleza en España estaba asociado al ideal de guerrero, quien luchaba en defensa de la religión, de su rey y de los más débiles. La nobleza se adquiría por linaje, mérito o sabiduría. A los indígenas se les reconoció su linaje antiguo, pero quizás más importante fue la concesión de nuevos privilegios con base en sus méritos. Desde fechas tempranas se concedieron numerosos escudos de armas, blasones distintivos de la nobleza. Este privilegio fue dado a aquellos naturales que acompañaron y colaboraron con los españoles en la conquista, pacificación y evangelización de otros pueblos.

El blasón era privativo de un linaje y servía para identificar a la persona y su condición, por lo cual estos emblemas no solo se llevaban en la casaca, sino que se esculpían en las casas o se reproducían en cualquier objeto personal. Esto debió ser el caso del escudo de los Guacrapaucar y fue como se pudo haber transmitido hasta que fue registrado en el siglo XIX.

De esta manera, la Real Cédula donde se le concedía el Escudo de Armas a don Felipe Guacrapaucar, inicialmente fue publicada por el español Paz y Melia en 1892 en su trabajo Nobiliario de Conquistadores de Indias. Paz y Melia, fue también el primero en haber coloreado y dibujado el Escudo, de acuerdo a las instrucciones dadas en la Real Cédula, el mismo que fue incluido en su citado trabajo. En 1925, Rómulo Cúneo Vidal volvió a publicar la Real Cédula, aunque aparentemente desconocía la publicación de Paz y Melia. Finalmente, difusión amplia en nuestro medio, le dio Waldemar Espinoza, en su citado trabajo.

Precisamente ha sido Espinoza Soriano, quien ha identificado el escudo de armas de don Felipe Guacrapaucar como escudo Huanca: “¡Un escudo de armas para Felipe Guacrapaucar y para la saya de Lurinhuanca! Pero nosotros, en realidad, consideramos el Escudo de toda la Nación huanca porque allí está bien resumida y brillantemente representada la alianza y la confederación hispano-huanca”; sobre este concepto, Espinoza Soriano adjudica una serie de interpretaciones a los figurines del Escudo, según el cual se resume lo que él denomina como alianza: el broquel representaría al escudo de cuero con que los huancas defendieron con sus cuerpos en su lucha contra los Incas de Quito y Cusco. La porra significa el arma poderosa con la que los huancas defendieron a los españoles. Las tres cabezas pertenecen a los tres orejones cusqueños que fueron muertos en las batallas contra Manco Inca. El color verde significa la más pura fidelidad profesada por los huancas a los Españoles. El castillo de plata perenniza la confederación con el Reino de Castilla. El brazo desnudo no es más que uno de los miles de brazos huancas que arrojaron armas a diestra y siniestra contra los enemigos de los aliados. Y finalmente, los jaguares en pleno salto y pelea representa el enfrentamiento valiente y decisivo de los huancas contra los enemigos del Rey: Quisquis, Manco Inca, Almagro el Mozo, Gonzalo Pizarro y Hernández Girón.

Al menos está claro que la interpretación de Espinoza es más cercana al dominio de la fantasía y la ficción que a la objetividad histórica.

La mitificación de la historia

En este mismo texto (que fue publicado con el nombre de La Destrucción del Imperio de los Incas (1973 y otras ediciones más) y es la base de buena parte de Enciclopedia Departamental de Junín (1973) del mismo autor), Espinoza Soriano realizó, además, una serie de afirmaciones que han sido asumidas a pie juntillas en la región desde esa época hasta la actualidad. Entre ellas, la más importantes, por las repercusiones que tuvo en la manera de pensar la historia o el proceso histórico en la región a partir de ese momento, es el hecho considerar la existencia de un solo grupo étnico, en este caso los huancas, que tendrían unidad cultural y política traducida en un reino, el “reino huanca”, cuya capital habría sido, afirma, Siquillapucara o Siqllapampa (Tunanmarca) y que abarcó el territorio que comprende las actuales provincias de Huancayo, Chupaca, Concepción y Jauja.

Sin embargo, casi todas las evidencias que hay tanto en el plano arqueológico, lingüístico, antropológico e histórico, llevan a refutar categóricamente estas afirmaciones. No hay ninguna señal de la existencia de este “reino” fuera de la cabeza de Espinoza Soriano. Las fuentes hablan más bien de diversos grupos étnicos en constante pugna, entre los que destacan los Xauxa y los Huanca, que es el origen de una cierta dicotomía que hasta ahora existe y que es posible de ser percibida en diferencias dialectales de la variante del quechua que existió en el valle y de muchas formas de comportamiento social. En muchos sentidos, lo “huanca” tal como lo postuló Espinoza Soriano y como lo entienden la mayoría de huancaínos no existe (por ejemplo baste con decir que ningún jaujino se siente “huanca”). Por lo mismo, desde esta perspectiva, la misma categoría de “Escudo Huanca” es una falacia.

Pero este es solo una arista del asunto. La tesis de alianza hispano huanca es también muy discutible. Además del aspecto ya señalado en el párrafo anterior, el problema de la interpretación de Espinoza Soriano reside en que ignora en su trabajo la norma redistributiva que era la característica de los grupos integrados al Tahuantinsuyo de los Incas. Es decir, la pauta que normaba las relaciones de éste con los grupos étnicos. De acuerdo a esto, si los curacas del valle de Jauja pusieron a disposición de los españoles cierta cantidad de gente y mantenimientos, es porque esperaban a cambio una situación similar a la mantenida durante el Tahuantinsuyo: la condición de mediador entre la gente y el nuevo poder.

Lo que hasta aquí vengo señalando es una evidencia de lo mucho que hay por investigar sobre el proceso histórico de la región, y que muchas de las ideas que se tienen por ciertas no lo son. Más bien se trata de situaciones que se han ido repitiendo a lo largo de unas tres décadas aproximadamente, pero sin someterlas a ningún tipo de análisis ni revisión crítica. Esto ha repercutido en la necesidad de una construcción de una memoria histórica que tienen ciertos espacios en la región y que se traducen en la perfecta adecuación de los postulados de Espinoza Soriano y que se traducen en la frase “Construyendo el futuro de la nación Huanca” o en el mismo hecho de la transformación del escudo de los Guacrapáucar de Lurin Huanca a un “Escudo de la nación Huanca”.

La invención del pasado

El presentismo actual en el que vivimos tiende a despreciar el pasado y el futuro, y vive enfocado en el presente. Sin embargo, la importancia y el peso del pasado esta presente en todos los aspectos de nuestras vidas. Esto aún es más importante en el plano de las colectividades que necesitan de la reafirmación de un pasado para reafirmar una cierta identidad.

Como he tratado de mostrar en estas breves líneas, el llamado “escudo Huanca” es básicamente una invención y una apropiación y es un símbolo que, estrictamente hablando, no le corresponde a la ciudad ni la provincia de Huancayo. Sin embargo, este asunto debe ser resuelto entre los mismos huancaínos, lógicamente. Lo importante en todo caso, es que no prime la politiquería barata que lo impuso como símbolo de la provincia, sino una correcta lectura de la historia

Este último aspecto es de suma importancia de resaltarlo. Hay una gran responsabilidad cuando se habla del pasado. En resumidas cuentas, pienso que la historia que quiere construir Huancayo, y en la cual basa su identidad y legitimidad, no tiene fundamentos reales y esta llena de mitos e irrealidades, que no hacen otra cosa que crear sentimientos de chauvinismo y revancha, extremadamente peligrosos en un contexto como el que ahora vivimos.

En efecto, hay una urgencia por saber lo que hemos sido, y por lo tanto de lo que somos. Esto no sólo es privativo de Huancayo o Jauja, es una realidad presente en muchos espacios regionales no sólo del Perú. La correcta lectura de la historia que mencionamos líneas arriba solo puede establecerse con fundamentos sólidos basados en la investigación rigurosa y objetiva. Esta sería la tarea pendiente. (Ciudad de México, junio del 2008)

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