Archivo por meses: julio 2013

JAUJA Y LA GRANDEZA DE UNA MONEDA DEL AÑO 1910

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Sello de la moneda de 20 centavos

Darío Núñez Sovero

Jauja siempre ha estado en la primera plana de la atención nacional. Lo prueban hechos notables como la participación de nuestro pueblo en la guerra con Chile en el que los jaujinos de la mano del brujo de los Andes, don Andrés Avelino Cáceres, pusimos en aprietos al invasor chileno. Antes nuestra participación había sido importante en la Batalla de Miraflores y ahora poco la participación de jaujinos en los conflictos contra el Ecuador son claros indicadores de las luchas que se han librado en la historia y han puesto el nombre de Jauja en el pináculo de la atención y la gratitud nacional. Héroes como Alejo Martínez Lira, Alipio Ponce e Hilario Valladares Zegarra tuvieron desempeños descollantes en la independencia nacional, la guerra con Ecuador y la guerra del Cenepa respectivamente. Son hitos de orgullo que muy pocos pueblos pueden exhibir.

Lo anterior viene a pie juntillas por cuanto el año 1910, en pleno gobierno de Augusto B. Leguía y estando la patria en proceso de recuperación de las infaustas consecuencias de la Guerra del Pacífico, se acuñó una moneda de 20 centavos a nombre de nuestra Municipalidad de Jauja como un “Óbolo a la Patria de la provincia de Jauja” por la adquisición del crucero Bolognesi.

¿Habráse visto mayor honor para una provincia como la nuestra en el largo proceso de reconstrucción nacional? Lo dudo. Lo que si es cierto es que fueron nuestros mayores quienes estuvieron presentes en el referido proceso. Por tal motivo, es necesario precisar que tan importante fue para nuestro país adquirir el Crucero Bolognesi después de la Guerra del Pacífico, y su importancia en ese entonces.

El 16 de enero de 1881, cuando era inminente el ingreso de los chilenos a Lima, se ordenó destruir las defensas del Callao y hundir los pocos buques peruanos que quedaban para que no cayeran en poder del enemigo. Es así que después de la Guerra del Pacífico, el Perú no tenía buques de guerra. En la reconstrucción del país, el Estado se encontraba en una profunda crisis económica, por lo que don Nicolás de Piérola (1895-1899) dotó al país de una sólida moneda: la libra de oro peruana, de idéntico valor que la libra esterlina.

En 1904, poco después de asumir la jefatura del Estado, José Pardo apoyó las actividades de la Junta Patriótica, integrada por las personalidades más representativas del país, que se abocó intensamente a la tarea de organizar una gran colecta nacional para comprar dos buques de guerra que devolvieran al Perú su presencia en el mar. Las ciudades más importantes del país, entre ellas Jauja, en un gesto histórico y patriótico, se unieron para lograr esta meta, más aún, cuando se sufría las secuelas de la posguerra, era doblemente valioso cualquier aporte a favor del país.

El presidente Pardo, a su vez, obtuvo de un Banco Alemán un préstamo de 600 000 libras de oro peruanas. El paso siguiente fue designar una misión naval a cuya cabeza estuvo el contralmirante Melitón Carvajal -héroe de Angamos- que contrató con los astilleros británicos Vickers Sons & Maxim, para que construya dos buques (Coronel Bolognesi y Almirante Grau), casi iguales, del tipo llamado “explorador”, similares a los ‘scout’ ingleses, desplazaban 3.200 toneladas y eran muy veloces, ya que podían desarrollar 24 nudos. Su armamento era poderoso y ambas unidades contaban con luz eléctrica y telegrafía inalámbrica.

A pesar que su llegada estaba prevista para 28 de julio de 1907, fue el histórico 10 de agosto de ese año que los cruceros Almirante Grau y Coronel Bolognesi estuvieron en el Callao. Tal como lo relata el Historiador Héctor López Martínez, la emoción patriótica fue indescriptible. El puerto estaba iluminado con miles de focos eléctricos. Lima, literalmente, quedó despoblada. Las manifestaciones de patriotismo fueron multitudinarias y emotivas en todo el país. Hombres, mujeres y niños de toda condición social enronquecían vivando al Perú y a su Marina de Guerra.

Cara de la moneda
Cara de la moneda

La explicación que encontramos en este hecho enaltecedor es que Jauja siempre, en la historia, ha gozado de una fama de solvencia y respetabilidad. Esa Jauja boyante que heredamos es la misma que necesita se le devuelva tal status de magnificencia. Los que continuamos estamos en el deber de lograrlo, por ello no debemos desmayar.

Fuente de datos históricos: Historiador Héctor López Martínez
Fotos: Martín Valenzuela Gave

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A PROPÓSITO DE LA PUBLICACIÓN DEL LIBRO “AEROPUERTO FRANCISCO CARLÉ DE JAUJA” (I)

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Justicia para José Elías García Frías

Aeropuerto de Jauja
Darío Núñez Sovero

Acaba de ver la luz, en un libro, un prolijo estudio sobre todas las implicancias que significa para la región y, especialmente, para Jauja el Aeropuerto “Francisco Carlé” de Jauja. La autoría corresponde a Carlos Hurtado Ames, a quién desde estas líneas le reiteramos nuestra gratitud, respeto y aprecio por entregarle a nuestro pueblo este don inmenso que significa resumir en una obra la historia que ha posibilitado contar con una infraestructura para la aeronavegación que refuerza el orgullo de todos quienes hemos nacido aquí.

El autor nos recuerda, con una sólida y probada argumentación, que Jauja siempre ha respondido a sus retos de progreso con el esfuerzo solidario de su gente, sin extender genuflexamente la mano esperando el apoyo gubernamental o de otro orden. Que fueron nuestros mayores, generosos patriarcas, padres, etc., quiénes, con la soberbia conducción de sus líderes, supieron encauzar obras y gestas que han dejado su impronta en la historia local y nacional. Y en este orden de la navegación aérea la historia de Jauja se repitió, primero en la construcción del campo “Leticia” en los parajes en los que actualmente se ubican el Estadio Monumental y el Fuerte “Cáceres” y, luego en la construcción de lo que hoy es el Aeropuerto “Francisco Carlé Casset”. El primero surgido en la década del 30 pasado cuando se trató de establecer una cabecera aeroportuaria en el conflicto con Colombia y, el segundo, cuando visionarios como el Dr. José Elías García Frías pugnaron para que Jauja se incorpore al circuito de las modernas vías de comunicación como una de las formas de lograr su desarrollo; no se olvide que para entonces, 1949, Jauja ya contaba con vías terrestres, ferroviarias y necesitaba la vía aérea.

Hurtado Ames rinde un homenaje a tan preclaro médico neumólogo García Frías, pues le dedica la obra, al igual que al R.P. Francisco Carlé, Párroco de Jauja y al Dr. Virgilio Reyes, Alcalde de Jauja de entonces. Es más, en la interioridad del libro, por reiteradas veces nos recuerda que la idea del aeropuerto fue de él y que posterior a esta concepción fue convocado nuestro “Taita” Pancho. Por ello es interesante leer que en estos veteranos pro hombres de Jauja hubo una ejemplar división del trabajo: al Dr. García Frías le correspondió la concepción, estudios y medición de terrenos de lo que hoy es nuestro aeropuerto; al R.P. Carlé la convocatoria “desde el pulpito” a los barrios de Jauja y pueblos de la provincia para realizar “las jornadas de Setiembre” (al decir de Pedro Monge, Secretario del entonces Comité) y al Alcalde Reyes proveer los elementos físicos, técnicos y logísticos para trabajar en el campo. Resultado de este feliz acuerdo fue que en 23 días de faenas diarias el pueblo de Jauja culminó el ripiado y aplanamiento de nuestro campo aéreo, en cual fue inaugurado el 27 de Setiembre del año 1949, con el decolaje de dos naves: una de la empresa TAM (Transportes Aéreos Militares) y otra de la Empresa Los Andes, ante la algarabía de una enorme multitud congregada y proveniente de todos los confines de la región, que no quería perderse lo espectacular de tal aterrizaje.

Lo que no está bien precisado, y así lo admite el autor, es cómo se concibió la idea de contar con actual aeropuerto. Hurtado fundamenta su versión en una publicación hecha por el jaujino Abilio Verástegui y en dos versiones orales hechas por el Dr. Neri Cordero y el profesor Carlos Mandujano. Los tres coinciden en decir que hubo intervención de dos elementos militares vinculados a la fuerza aérea y en eso no les falta razón. Donde no se ponen de acuerdo es en decir que eran enfermos del pulmón y que, en gratitud y una vez sanados, sugirieron buscar un lugar donde establecer el aeropuerto. Según Carlos Hurtado se trata de los comandantes de la FAP Alejandro Valderrama y Arturo Leca, siendo que al día de la inauguración el primero ofició de padrino y la esposa del segundo tuvo el amadrinamiento (p. 22).

A este respecto, en reciente encuentro con Hurtado, me he atrevido a relatarle lo que en mi adolescencia escuché en Trujillo de labios de mi tío, Godofredo Bonilla Monge, quien laboró en el Sanatorio Olavegoya en el tiempo en que el Dr. García Frías era Director y del cual era uno de sus más entrañables amigos. Me dijo que en Jauja había una enferma del pulmón cuyo esposo, un alto oficial, llegaba periódicamente en avioneta para visitarla. En uno de sus aterrizajes, en el campo Leticia, tuvo serios problemas que lo asustó y llevó a decirle al Director del Sanatorio, Dr. García Frías, la necesidad de contar con otro campo de aterrizaje en Jauja, ofreciéndose a colaborar para concretar este hecho. El Dr. García hizo suya la sugerencia pero inmediatamente se problematizó al darse cuenta de que sin el apoyo de la comunidad era inútil emprender esa empresa. Allí surgió la idea de compartir con el “Taita” Pancho esta inquietud, por cuanto él tenía una reconocida ascendencia en toda la provincia y sabía que nadie podía resistirse a su convocatoria. Es de este modo como nuestro Párroco se involucra en el proyecto. Esto, tácitamente, lo reconoce Hurtado Ames cuando cita en el libro de su autoría, que en el almuerzo que el Comité Pro Aeropuerto celebró en el primer aniversario de inauguración, y en el discurso de orden Pedro Monge expresa que “la idea de la construcción del aeropuerto se la debemos íntegramente al Dr. García Frías” (p.22). Hoy sé que el militar aludido es el Comandante Leca, su esposa la madrina y su colega el comandante Valderrama. Ellos constituyen el andamiaje personal sobre el que se sustentó la idea de tener nuestro aeropuerto.

Estos son algunos aspectos que quería relevar, rescatar y reforzar la presencia de un personaje como el Dr. García Frías en la historia de Jauja. Dicho profesional se retiró de Jauja sin ninguna estridencia, con la misma humildad con la que llegó pese a los pergaminos que le conferían el hecho de haber estudiado en Alemania. Años más tarde alcancé a leer su placa profesional en un edificio del centro de Lima entre Colmena y Wilson. Allí se perdió su rastro. Personalmente, rindo mi admiración a este foráneo que gravitó enormemente entre nosotros. Jauja le debe mucho.

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Aeropuerto de Jauja registró 1271 operaciones aéreas el 2012

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En el año 2000, sólo registró 64 operaciones según estadísticas de la Dirección General de Aeronáutica Civil

Aeropuerto de Jauja

Darío Núñez Sovero

Para alegría de nuestra comunidad xauxa, recientemente se viene confirmando la importancia que viene cobrando nuestro aeropuerto en el desarrollo regional, pues los guarismos que se muestran son alentadores y refuerzan la justicia de nuestras luchas: el Ministerio de Transportes y Comunicaciones ha publicado estadísticas contundentes que demuestran de modo objetivo que las operaciones realizadas en el aeropuerto “Francisco Carlé” se han decuplicado. A saber, hacia el año 2000 sólo habían 64 operaciones (llegadas y salidas de avión) aeroportuarias, hacia el año 2012 estas mismas operaciones llegan a 1271 y en el presente año las proyecciones llegan a 1400 operaciones aéreas.

Este es el historial de operaciones del aeropuerto de Jauja desde el año 2000 a la fecha, según estadísticas de la Dirección General de Aeronáutica Civil:

2000: 64 operaciones
2001: 125 operaciones
2002: 70 operaciones
2003: 29 operaciones
2004: 63 operaciones
2005: 88 operaciones
2006: 83 operaciones
2007: 674 operaciones
2008: 450 operaciones
2009: 876 operaciones
2010: 1174 operaciones
2011: 980 operaciones
2012: 1271 operaciones

El flujo de pasajeros se justifica por cuanto desde el año 2007 la Compañía Aérea LC Perú (antes LC Busre) sabedora de la importancia estratégica de nuestro primer aeropuerto inició sus vuelos, los que luego tendrían mayor continuidad cuando compañías como Star Perú empezaron a operar el año 2011 (dejó de operar ese año para captar un vuelo más hacia Cusco). Hoy en día, empresas de la magnitud de Lan Perú y Peruvian Airlines están solicitando autorización para hacer lo mismo.

En relación a los pasajeros, en los meses de enero, febrero y marzo de este año, 2668 pasajeros se han embarcado en el aeropuerto de Jauja, y 2706 pasajeros han desembarcado en el terminal aéreo jaujino. Por todo ello estamos esperamos, muy ansiosos, la publicación de las estadísticas correspondientes al segundo trimestre del presente año, que sin duda alguna, imaginamos, serán más alentadoras todavía.

Estos indicadores nos llenan de satisfacción porque confirman a nuestro aeropuerto como uno de los más importantes del país. La relevancia que viene adquiriendo es importante para el desarrollo regional. De nuestra parte, conviene decir que los datos mostrados son motivadores para que las cámaras de turismo, comercio, industrias y, principalmente, nuestras autoridades sustenten planes de acción que permitan brindar, especialmente al visitante, las condiciones inmejorables para que tengan una feliz estadía.

En un tiempo en que las distancias se han acortado en todo el mundo por la presencia del servicio aeroportuario hablar de nuestro aeropuerto será un tema permanente en la agenda jaujina. Por ello saludamos todas las iniciativas tendientes a modernizarlo para hacer de él una infraestructura contemporizada con todos los avances y equipos que permiten funcionar acorde a los requerimientos que la sorprendente tecnología de este tiempo nos proporciona.

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JAVIER HERAUD: UN HUMILDE HOMENAJE EN SU MEMORIA

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Javier Heraud
Darío Núñez Sovero

Parece que fuera ayer, hacia 1959, cuando los diarios cubrían una fatal información que enlutó la inteligencia del país. Javier Heraud había sido abatido en el río Madre de Dios por balas disparadas por efectivos de la Guardia Republicana cuando discurría en una modesta balsa por sus aguas enrojecidas con la sangre de nuestro poeta joven. Según noticiaban, no hicieron caso a la bandera blanca que ondeaban los abatidos.

Algunos años más adelante, hacia 1963, en los pasillos de la Universidad de Trujillo algunos jóvenes estudiantes de Literatura distribuían un panfleto firmado por el que luego fuera galardonado con el Nóbel de Literatura, Pablo Neruda, en el que relataba que antes de partir a Cuba, adonde viajaba para prepararse como guerrillero, Heraud convocó a todos sus amigos a su domicilio y los invitó, presagiando que ya no iba a volver, a que se lleven los libros que quisieran de su rica biblioteca. Para hacerlo decía: “los libros se han hecho para leer”. Ello me recuerda que, efectivamente, así como el billete se ha hecho para circular, los libros existen para ser leídos, no para estar almacenados en los anaqueles domiciliarios. Esta remembranza permanece dentro mío de una manera intacta y es un valioso indicador de la grandeza de este hombre que falleció a la temprana edad de 21 años. Para entonces ya había sido ungido como El Poeta Joven del Perú a raíz de haber ganado un premio con su hermoso e intenso poemario: “El Rio”.

Lo anterior viene al caso por cuanto, en una apreciada visita que me hace el vate jaujino Marx Espinoza Soriano, con motivo de recordarse un aniversario más del fallecimiento de Javier Heraud, me hace entrega de una publicación que ha denominado “Alevosía”, cuyo primer número está dedicado a recordar a este insigne poeta fallecido en estricta observancia de sus ideales de cambio. Debemos extender nuestro reconocimiento a Marx porque rescata del olvido a un hombre que, desde su vigorosa pluma y los sueños que lo llevaron a la muerte, nos dice que con la poesía también se combate. Un hombre que estaba persuadido que este mundo sombrío puede ser cambiado desde las trincheras de su palabra acerada.

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