[Visto: 5586 veces]
Ceremonia en la que se le concedió un pergamino de reconocimiento a Marcelo Robles Román, por haber ejecutado mejoras en el local del Barrio Huarancayo (Jauja, febrero de 1996). En la foto aparece la persona antes mencionada junto a sus hermanas Inés, Nila, Ida y Maura, así como Teófilo Jorge Aliaga Osorio, posando sobre el cuadro de su padre que ejerció la presidencia del barrio en 1956.
Darío A. Núñez Sovero
La historia de Jauja está colmada de gestos altruistas que engrandecen a las personas y delinean conductas que son dignas de ser imitadas. Gestos que pintan a las personas como incentivadoras del bien común aún a costa de renunciar a su patrimonio personal. La riqueza espiritual de estos comprovincianos se encima por sobre las mezquidades y los egoísmos y eso es necesario resaltarlo.
Es justamente en este rubro que, me viene a la memoria, sin el desprendimiento de las personas que donaron sus terrenos para que funcione la estación del ferrocarril central, Jauja se hubiera vista privada de este servicio. Años más tarde este gesto sería imitado por todos aquellos propietarios que donaron sus chacras y terrenos de cultivo para que la población de Jauja, con el liderazgo del R.P. Francisco Carlé, construyan nuestro aeropuerto, único en el centro del país, pese a los vanos intentos de poblaciones vecinas que pretenden quitarle este privilegio.
Recuerdo, además, que fue justamente este desprendimiento de su patrimonio personal que permitió, en la época de la gestión edil de don José Iseki, se construya lo que hoy es la moderna vía de evitamiento ya que numerosas personas tuvieron que ceder sus parcelas por donde estaba trazada dicha carretera. También recuerdo que la sucesión de la familia Bardales calló en todos los idiomas cuando pobladores de Jauja, desposeídos, invadieron los que hoy es el Asentamiento Humano Horacio Zevallos Gómez, cuando fácil hubiera sido iniciar las acciones legales que terminarían en un desalojo y eso ennoblece a esta familia.
Y así como hay renunciamientos colectivos, hay otros individuales que debo citar, sin ánimo de omitir otros que involuntariamente olvido. Por ejemplo, no está muy lejos en el tiempo el gesto de don Pedro Aizcorbe Ríos de donar a la comunidad de las madres de la Congregación de las Franciscanas de la Inmaculada Concepción el terreno donde se ubica actualmente el nuevo local del Colegio Nuestra Señora del Carmen en los parajes en la ida a Chuclú. Hacia 1979, Pedro Monge Córdova donó su copiosa y valiosísima biblioteca y su casa a favor de la Municipalidad Provincial de Jauja, en la primera cuadra del Jr. Manco Cápac. El barrio Huarancayo le debe al extinto Jesús Bueno Loayza, la donación de parte del campo donde actualmente realiza su fiesta de carnavales, habiendo vendido a precio simbólico la otra parte; este mismo benefactor hizo idéntica entrega al terreno del Barrio El Porvenir, habiendo vendido simbólicamente la parte adicional, es de este modo cómo estos dos barrios cuentan con terreno propio para sus festividades. El terreno de la escuela que funciona en el asentamiento humano Horacio Zevallos fue donado por este mismo mecenas así como también el terreno donde se ubica el Centro de Educación Inicial del Barrio El Porvenir. En el primer caso la escuela llevaba la denominación “Jesús Bueno Loayza” pero inexplicable e ingratamente este rótulo ha sido cambiado. El terreno donde se ubica el mercado “mayorista” de Jauja fue donado a la comunidad por el Dr. Luis Morales Reyes para ser área verde de esparcimiento, en el tiempo que fue Alcalde don Juan Higuchi fue cedido temporalmente a los comerciantes que ocupaban los terrenos donde actualmente está la urbanización Olavegoya, sin embargo hoy estos comerciantes se niegan a deslojarlo entorpeciendo el desarrollo de nuestra ciudad.
Cómo, entonces, no ser gratos con las personas que he citado. Esa es la direccionalidad de esta nota: recordarlos y mostrar al mundo estos gestos que explican mucho más que las palabras.
Billy Segura Salazar, Presidente de la Asociación Jauja 2034, residente en Madrid, en su visita a Jauja junto a una delegación española
Los jaujinos residentes y organizados en España también y felizmente están en ese derrotero: recientemente visitaron su Jauja natal trayendo algunos significativos beneficios para nuestra colectividad. El aula virtual del Colegio “San José”, la efigie de Panchita Pizarro, la reforestación de todo el perímetro de nuestra Laguna de Paca, son conductas que nos indican que ellos estando lejos no dejan de pensar en nuestra Jauja y ello también hay que decirlo con mucho énfasis, pues, ha dejado de ser cierto que nuestros paisanos retornan a su tierra sólo para divertirse. Y es bueno decirlo que, igual, los jaujinos residentes en Nueva York desde el año de 1990 han conformado una entidad que se encarga de apoyar en la solución de algunos problemas que ellos constatan existir en Jauja.
El Carnaval Jaujino siempre ha sido motivo para el encuentro familiar. En la foto, gran parte de la reconocida familia Robles Román, entre los que destaca Marcelo junto a sus hijos Ricardo y Eliana Robles Monttedoro en 1996
Y aquí debo detenerme para decir que, gracias al liderazgo de Marcelo Robles Román, esta entidad entregó 600 dólares americanos al Alcalde Luis Balvín cuando en 1993 los visitó en Nueva York, con el fin de dar un desayuno navideño a los niños de Jauja. Cada vez que este noble jaujino retorna a su Jauja idolatrada lo hace para renunciar a sus comodidades personales donando diversos enseres tanto en su barrio natal (Huarancayo) como en su barrio residencial (Samaritana), los vecinos de estos lugares saben perfectamente de la generosidad de nuestro “loco” Marcelo. Colegios de nuestra ciudad como el San Vicente y el mismo Club Jauja de Lima pueden dar fe de lo que afirmo, pues han recibido donaciones y varios otros beneficios. Pero el tema va más allá: no conozco mayor promotor de la solidaridad que este buen jaujino.
Recientemente y enterado de que dos amigos suyos (Luis Florentini Mieses y Juan Toledo Sovero) estaban gravísimos de salud, con la mediación de su entrañable paisano Zenón Naveda, mandó oficiar una misa de salud en la Iglesia de Jesús María, luego de la cual se brindó un ágape a los asistentes.
Traida de Monte del Barrio Huarancayo, bajo el padrinazgo de Teófilo Jorge Aliaga Osorio y Maura Robles Román. En la foto se aprecia que los jaujinos después de cortar el árbol que servirá para llevarlo al lugar del cortamonte, siembran unos árboles en su reemplazo, esto a efecto de no perjudicar el medio ambiente de Jauja.
Si se tratara de su añorado Huarancayo, Marcelo Robles, puede dar su vida, eso lo sabemos todos. Su identificación con esta entidad se debe a que el año 1958 su padre, don Pedro Pablo Robles, fue Presidente del Barrio, desde entonces él y su distinguida familia no han dejado de ver cómo cubrir aquello que le falta y no sólo eso: ha enseñado a los suyos a compartir con sus cobarrianos la alegría de sus fiestas, especialmente de los carnavales, tanto que ya varias veces que han sido padrinos de monte en dicha sede.
Marcelo Robles, autodenominado huarancaíno en exilio voluntario, es otro paradigma jaujino. Dios quiera darle larga vida para seguir derramando el bien en esta Jauja de tántas carencias. Lástima nomás que en esta aventura romántica por su tierra y su barrio ya no tenga el valioso apoyo de su cuñado Teófilo Jorge Aliaga Osorio con el que hacían una dupla invalorable. No olvidemos que éste último fue un propulsor notable para que en Jauja funcione el INDA (que era un Centro de Procesamiento de alimentos nativos auspiciado por el gobierno) pero que lamentablemente no pudo avanzar por cuanto el local a medio construir luego fue cedido al hoy Instituto Pedro Monge Córdova.
Así como estos nobles y desprendidos paisanos conozco otros de gran generosidad. Marco, entre otros distritos, vive gratamente agradecido de su hijo don Alberto Rafael Soto, patriarca pionero de esa aventura comercial del Jr. Gamarra en La Victoria-Lima. Sausa tiene otro bondadoso benefactor en la persona de Mauro Acosta Palacios, quién ha hecho numerosas muestras de apoyo a su comunidad y, seguramente, en todos los distritos habrán más personas que preocupadas por el progreso de sus pueblos no han dudado nunca en brindarles su colaboración y apoyo. Mención especial también merecen los jaujinos residente en New York: Ronald Olivera, Anthony Solis, entre otros; quienes aportaron voluntariamente con una considerable suma de dinero a fin de cambiar el piso de la Iglesia Matriz de Jauja, obra que estuvo a cargo de la Asociación Santa Fe de Hatun Xauxa, presidida por Sonia Bonilla Peña, y que fue una muestra que cuando los jaujinos nos unimos, podemos hacer muchas cosas significativas.
A todos ellos mi homenaje y mis deseos de que jamás se borren de la memoria colectiva de Jauja, tierra de artistas, poetas y benefactores.
Sigue leyendo →