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Darío A. Núñez Sovero
Este 25 de Abril, nuevo aniversario de la fundación española de nuestra ciudad, es la oportunidad propicia para hacer algunas reflexiones sobre nuestro pasado que sirva como norte de nuestro porvenir, en todo caso, es el momento apropiado para revisar muchas de las circunstancias por las que pasó nuestra amada Jauja.
Primeramente, aquello que fue la primera capital del Perú está mal dicho y es algo que debemos aclarar. La verdad es que no fue tal sino que Pizarro la denominó Capital de Gobernación de Nueva Castilla. La idea y concreción del Perú como Estado y Nación fue posterior a esta fundación (a este respecto en los archivos del Congreso de la República existe un proyecto de Ley para denominar a Jauja como la Primera Capital de Hispanoamérica, lo cual sería lo más indicado). Es aquí, justamente, que quiero recordar que en un encuentro cercano con Pedrito Monge, éste reclamaba rectificar el error porque la fundación de Jauja no fue el 25 de Abril sino que fue en Octubre de 1533, seis meses antes, y razón no le faltaba, pues tácitamente recordaba la primera fundación de nuestra ciudad en lo que hoy conocemos como Sausa. Es necesario recordar, igual, que en otro encuentro con otro jaujino genial que fue Alejandro Contreras Sosa, él me decía que no debiéramos celebrar la fundación de Jauja por el amargo recuerdo que trae del genocidio español contra una nación aborigen desarmada y próspera, como era la ubérrima Xauxa al momento de la llegada de los españoles.
La fecha es de por si polémica, pareciera que se recuerda más por costumbre que por lo que significa. Reitero que razones no les faltan a ambos personajes que he citado. La inteligencia del lector deberá orientarse adecuadamente, porque así como hay jaujinos que tienen enraizado un profundo amor por la tierra, no faltan quienes reiteran esta fecha como una oportunidad de evocar, no sin razón, la grandeza de nuestro pasado. Pasado, además, que es complicado por las circunstancias que paso a comentar.
Francisco Pizarro fundó Jauja como la Capital de la Gobernación de Nueva Castilla el 25 de abril de 1534
Muy pocas ciudades, sino ninguna, puede mostrar a la posteridad tres fundaciones, en este caso españolas, que sumadas (según otros estudiosos) a una fundación incaica en plena expansión del imperio ya serían cuatro. Para ilustrar a los interesados citemos las tres fundaciones españolas: la primera ocurrió el 4 ó 15 de octubre de 1533 y fue una fundación a medias, sin los protocolos que exigía la corona, pues los conquistadores urgían llegar al Cusco en pos del oro incaico (el historiador español León Felipe, en alusión a esta conducta, dice que los españoles adolecían de fiebre amarilla refiriéndose a la codicia que los animaba en pos del oro). Al hacerlo, dejaron una pequeña guarnición en Jauja y siguieron haciendo su periplo devastador hacia el sur. La segunda fundación ocurrió el 25 de Abril de 1534 y esta vez fue con todas las formalidades de la época. Lamentablemente, no se tiene el Acta de Fundación y la que se conoce es parte de una copia que encontró el historiador Raúl Porras Barrenechea en los Archivos de Indias. La tercera fundación, ocurrió en Agosto de 1565 bajo la égida del Corregidor Juan de Larreinaga Salazar. La diferencia entre estas tres fundaciones es que la primera y segunda ocurrieron en lo que hoy es Sausa y la tercera en lo que actualmente conocemos como Jauja. Para concluir estas citas sobre fechas diré que la fundación incásica de Jauja se dio por el año de 1465 cuando el imperio estaba bajo el mando de Túpac Inca Yupanqui, con lo que se resume las cuatro fundaciones materia de este desconcierto.
Cabildo de Jauja acordó realizar el cambio de la capitalidad a un lugar mas accesible designando una comisión que, posteriormente, eligió lo que es hoy Lima
El segundo aspecto de nuestra original historia es que nuestra capitalidad de la Gobernación de Nueva Castilla apenas duró 7 meses. El 29 de Noviembre del mismo año, en cabildo celebrado en Jauja, se acuerda trasladar la sede a otro lugar que tenga condiciones más bondadosas, no había vinculación con el mar, etc., designándose una comisión que visitaría otros lugares mas cercanos, eligiéndose lo que actualmente es Lima. Así de este modo banal es cómo se selló y concluyó nuestra condición de primera capital.
Jauja se vio devastada por haber financiado la Campaña de la Breña, hecho que enaltece el alma patriótica jaujina pero que la condenó posteriormente al olvido por parte de las autoridades centrales, empezando por el mismo Cáceres cuando llegó a ser Presidente de la República
En plena emancipación, Jauja vuelve a retomar la prestancia de su pasado al ser una de las primeras ciudades que proclama su independencia. La intervención del cura jaujino don Estanislao Márquez fue capital en esta gesta. Es de todos conocido que, previamente, el ejemplo de la sublevación de Juan Santos Atahualpa fue importante para generar un sentimiento libertario. Durante la República, Jauja adquiere mayor relevancia por las condiciones climáticas que posee. La justa fama (para usar una frase de Edgardo Rivera) de ser el sitio ideal para recuperar a los enfermos del pulmón rebasó allende fronteras y a nuestra ciudad empezaron a llegar numerosas gentes de distintas latitudes que le inyectaron un movimiento comercial floreciente. Pero sería esta misma realidad la que a la par de hacerla conocida le generó más sombras (no olvidemos aquella novela “La ciudad de los tísicos”). Los enfermos que se recuperaban, mayormente solventes, se trasladaban luego a Huancayo para aposentarse y generar comercios y otras actividades intermedias. Esto fue un golpe al desarrollo que como ciudad merecíamos. Recuperábamos enfermos que luego nos orfandaban para engordar otros pagos. Pero, más fuerte que esto fue lo que ocurriría después: Pardo y Lavalle, con gran visión de futuro, mandó construir el ferrocarril central el mismo que, en gratitud a la ciudad donde se había recuperado de la tuberculosis, debería terminar en Jauja. Pero ello no fue así ya que en los albores del siglo XX dicho terminal fue a dar a Huancayo creándolo como futuro polo de desarrollo y Jauja ve frustrada una vez más su posibilidad de despegue. El golpe más mortífero que recibiríamos fue cuando en Huancayo se crea la Universidad Comunal del Centro, hoy UNCP, que fue inspirada e impulsada en el distrito jaujino de Acolla, y los jaujinos y jóvenes de muchos lugares del país, trasladan su residencia para poder profesionalizarse allí, con lo que nuestra vecina ciudad ve fortalecida su condición de centro geo-económico a expensas de una languideciente Jauja.
Augusto B. Leguía, Presidente de la República durante el período 1919-1930. Este gobernante tuvo mayoritariamente partidarios en Jauja y esto le costó la animadversión de Luis Sánchez Cerro, que en represalia designó trasladar la Capital de Junín, de Cerro de Pasco a Huancayo, y no a Jauja como merecía
Es necesario, en este acápite, citar a José Matos Mar y Giorgio Alberti que en su estudio “Poder y conflicto social en el Valle del Mantaro”, difundido por el Instituto de Estudios Peruanos, atribuyen que: i) a Jauja le hizo mucho daño que los terratenientes jaujinos hayan financiado la defensa de la región durante la guerra con Chile preparando al ejército del General Cáceres lo que le costó que fuera la ciudad que más sufrió la devastación por las fuerzas enemigas, saqueos, fusilamientos públicos, fue lo más común en Jauja; ii) otra caída jaujina ocurriría cuando el año 1929 se dio el crac de la economía mundial y entonces los comerciantes extranjeros afincados en Jauja quebraron y emigraron en busca de otros rumbos lo que generó una crisis política local al dejar la parte del poder político que ya detentaban, y iii) lo que agrava la caída de Jauja durante el siglo pasado, ocurre cuando en el año 1931 durante el gobierno revolucionario y dictatorial de Luis Sánchez Cerro, se traslada la capitalidad de Junín no a Jauja, como ya estaba previsto, sino a Huancayo como una represalia a lo que nuestra ciudad representaba: ser un fortín de leguiísmo en la región.
Luis Sanchez Cerro, Presidente de la República durante el período 1931-1933, fue asesinado por un militante aprista durante su período presidencial
Jauja fue fundada mucho antes que ciudades como Santiago, Bogotá o Buenos Aires. Jauja debería estar a la altura de dichas urbes. Por las circunstancias citadas nuestra ciudad ha recibido muchísimos golpes a su desarrollo. ¡Cuántos hechos hemos tenido que sufrir para avanzar! ¡Cuánta injusticia hemos tenido que soportar! ¡Cuántas frases peyorativas hemos tenido que escuchar! Pero los jaujinos siempre hemos vivido orgullosos de nuestra condición terrígena. Hemos mantenido incólumes nuestros usos y costumbres ancestrales. Sabemos y evocamos en este aspecto a Alejandro Romualdo cuando en su célebre “Canto Coral a Túpac Amaru: que es la libertad” dice:
“……..
Lo golpearán: ¡y no podrán matarlo!
Le sacaran los sueños y los ojos.
Querrán descuartizarlo grito a grito
Lo escupirán. Y a golpe de matanza, lo clavarán: ¡y no podrán matarlo!
….”
Así es nuestra Jauja: un espíritu, una vida, una historia. Muchos espíritus, muchas vidas, muchas historias y ¡no podrán matarnos! Por ello, es necesario que revisemos nuestra historia para replantear las alternativas de nuestro progreso.
Amanecer en la Laguna de Paca de Jauja. Se debe apostar por nuevas alternativas de desarrollo como el turismo de aventura, aprovechando la excelente condiciones climáticas y medio ambientales de Jauja
Porque ya no queremos vivir más en el olvido y la postración, porque creemos en la fe y la esperanza de los jaujinos y los hijos de los jaujinos. Por todo eso en este 475 aniversario de fundación española, hagámonos una promesa de empezar ese nuevo rumbo que nuestra Jauja
espera de sus hijos. ¡Viva Jauja! ¡Viva!!!!!!!!
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