Archivo de la categoría: Relatos por Entregas (serie uno)

Relatos literarios escritos por entregas

Treinta días (capítulo dos)

[Visto: 297 veces]

(viene del capítulo anterior)

“Estuvo tranquilo, sin problemas”, fue la escueta respuesta de Marisela luego de un pequeño silencio. A Alberto le pareció gracioso este detalle y rió un poco. Ella le pidió que no se burlara, a lo que él respondió con un “está bien, está bien” que no le impidió mostrar que se siente alegre.

Marisela fue curiosa y le preguntó lo mismo. “Pesadísimo, mi jefe no me dejó ni respirar”, fue su pronta respuesta y ambos rieron. Justo llegó la cena y se pusieron a comer con mucho gusto; por tanto, él decidió que podía esperar hasta que salieran del restaurante.

Una hora más tarde, ambos caminan en dirección hacia el paradero. Hablan sobre cualquier cosa, pero él no tiene forma de meter su tema a la conversación. “¿Te ocurre algo?”, dijo Marisela viendo su ansiedad. Alberto se llenó de valor y comenzó a besarla.

Ella aceptó al inicio pero paró de pronto. “Sabes que nos pueden ver”, se excusó Marisela al verlo sorprendido. “Y yo quiero que nos vean, lo nuestro no tiene nada de malo”, respondió Alberto con cierto fastidio. “Treinta días, por favor… treinta días y ya nadie podrá decir nada”, dijo Marisela acariciándole el rostro.

(continúa)

Treinta días

[Visto: 327 veces]

Tras meditarlo por mucho tiempo, Alberto tomó la decisión que esa noche es la noche. Termina de guardar sus cosas en las gavetas de su escritorio y sólo lleva un par de hojas en su mochila. Y aunque son las seis y media, está segura que Marisela lo aguarda unos minutos más.

Sale de la oficina y se dirige hacia la esquina. Ella ya lo está esperando y él apresura el paso para darle el alcance. Marisela lo recibe con una sonrisa y lo saluda con alegría. Alberto devolvió el saludo y le preguntó si había demorado mucho.

Ella se rió y dijo que sólo habían pasado dos minutos. Eso lo hizo sentir mejor y le pidió que fueran al restaurante que queda a la vuelta para comer algo. Pidieron algo de cenar y mientras esperaban, comenzaron a conversar sobre su día.

(continuará)

Durante el tercer año (capítulo final)

[Visto: 292 veces]

(viene del capítulo anterior)

Si bien habían pasado dos meses desde que la relación se quebró, Luis fue muy enfático en recordarle uno a uno todos los malos ratos que pasaron en aquel tercer año. Mónica se dio cuenta, de forma muy dolorosa, cuánto cada uno de estos hechos había afectado el amor que sentían.

Luis se sinceró: “Yo no iba a venir, pero necesitaba hablar de todo aquello que no me gustó”. Mónica empezó otra vez a llorar como el día del rompimiento. “Lo siento pero tenía que decirlo… y espero que te vaya mejor sin mí”, fue lo último que dijo él antes de abandonar el parque.

Mónica secó sus lágrimas al darse cuenta que él ya se había ido. Finalmente empezó a reflexionar sobre sus errores. “Luis fue lo mejor de mi vida. Ahora se ha ido y otra vez tengo que volver a vivir”, señaló ella al alejarse lentamente de allí.

Durante el tercer año (capítulo catorce)

[Visto: 314 veces]

(viene del capítulo anterior)

“Quiero tu respuesta”, insistió Luis al ver que ella no respondía. Mónica comenzó a derramar algunas lágrimas pero repuso a medias su compostura y dijo sí. Seguido, ella trató de explicarle que si bien se había quedado dormida, no había sucedido nada.

Luis sacó un celular y fue a la sección de fotos. “Me cuesta mucho creértelo”, señaló él y le mostró las imágenes. Mónica se dio cuenta que se trata del celular de Sofía, quien había aprovechado su alcohólico estado para captarla en varias fotos.

Ella no pudo ocultar su estupor al ser captada de esa forma. Pero Luis ya no está para excusas. “Veo que ya encontraste alguien mejor. Esto se acabó”, fue lo último que dijo antes de irse dejando a Mónica con el corazón destrozado.

(continúa)

Durante el tercer año (capítulo trece)

[Visto: 440 veces]

(viene del capítulo anterior)

“¡Eres un tarado!”, se envalentonó Mónica y le lanzó tremenda cachetada al atrevido. Pedro, ingratamente sorprendido, se quedó tendido con la cara ardiendo, mientras ella salía del departamento hacia la calle, donde paró el primer taxi y huyó.

Luego de decirle al taxista la dirección de su casa, buscó en su celular. Había varias llamadas de Luis, así que lo llamó. Por más que insistió, no contestó a sus llamadas. “¿Qué estará pensando?”, se preguntó al tiempo que el taxi llegó a su casa. En la puerta, encontró a su enamorado sentado en la entrada. Ella se alegró al verlo y quiso saludarlo, pero él no está de buen humor.

Mónica le preguntó que sucedía. “Anoche te llamé y no contestaste, te fui a buscar a la discoteca y tu amiga Sofía me dijo que te fuiste con Pedro a su casa. Quiero saber si es cierto”, señaló Luis con un tono de voz calmado, pero con los ojos furiosos. Una furia que hizo sonrojar a Mónica, que no supo qué decir.

(continúa)

Durante el tercer año (capítulo doce)

[Visto: 339 veces]

(viene del capítulo anterior)

Llegó el momento en que Mónica se sintió muy cansada, y le pidió a Pedro que se fueran de allí. Lo último que recordó fue a él acomodándola en el asiento de un taxi y sentándose a su costado. Al minuto siguiente, ella estuvo completamente dormida.

A la mañana siguiente se despertó con mucha dolor en la cabeza. Su primera preocupación fue buscar la puerta del baño, pero no sabía cómo ubicarse. Sólo sabía que está en una cama y hay alguien aun durmiendo a su costado. No sólo se da cuenta que se trata de Pedro sino que ella está desnuda.

Un tanto desesperada por lo que pudo haber ocurrido, Mónica empieza a recoger su ropa, que está tirada cerca de la cama. Se viste de nuevo lo más rápido que puede, agarra su cartera y empieza a buscar su celular, cuando él se despierta. “¿Te vas tan pronto?, preguntó Pedro dibujando en su rostro una amplia sonrisa.

(continúa)

Durante el tercer año ( capítulo once)

[Visto: 495 veces]

(viene del capítulo anterior)

Los tres jóvenes salieron de la casa y se fueron a la discoteca donde les esperaban sus viejas amistades. Mónica se encuentra demasiado emocionada con tanto abrazo que recibe por parte de sus amigas del colegio, a las cuales no veía de hace algunos años.

Ella se siente en las nubes, esperando que nadie la despierte del maravillosos sueño que está viviendo. Y Sofía, ni corta ni perezosa, se encarga de pasarle uno a uno los tragos requeridos para que su ensoñación prosiga. Tanto así que, del baile en grupo del inicio, pasó a encontrarse cara a cara con Pedro.

Tenía sus brazos acariciándole el cuello, muy cerca como para no sentir la palpitación del momento. Él sólo la mira fijamente en espera de la señal que quiere ver. Mónica no se resiste más y acerca sus labios hasta que consigue besarlo. Una y otra vez. Una pausa para tomar aliento. Besarlo una y otra vez. Su mente se nuble pensando en Pedro y olvidando a Luis.

(continúa)

Durante el tercer año (capítulo diez)

[Visto: 397 veces]

(viene del capítulo anterior)

Sofía llamó a su amiga para decirle que pasaría a recogerla a su casa en taxi “como a las nueve”.  Mónica aceptó y decidió alistarse con tiempo para no hacerla esperar. Ya vestida para la ocasión, y sentada sobre el sofá de la sala, ella esperó que ella apareciera por la puerta.

Al final esperó más de una hora y, para cuando tocó el timbre y miró por la ventana, vio que Sofía no había llegado sola: un apuesto muchacho la acompaña. “Hola amiga”, la saluda la recién llegada con harta efusividad y le pregunta a continuación, “¿te acuerdas de Pedro?”.

Y Mónica sintió que el mundo se le venía encima: Pedro fue su “ilusión de cole”, aquel chico con quien siempre le había gustado estar pero que, por su entonces notoria timidez, no logró hablarle. Y ahora él está parado en su puerta, y Pedro la saluda con mucha alegría.

“Me alegra verte después de tanto tiempo”, reconoció Pedro con una sonrisa. Mónica no pudo pensarlo de otra manera: quizá éste era el momento de su segunda oportunidad.

(continúa)

Durante el tercer año (capítulo nueve)

[Visto: 423 veces]

(viene del capítulo anterior)

Luego de despedirse de su amiga, Mónica llamó a su enamorado. Le pidió que fuera esa noche a su casa, que necesita hablar con él. Luis pensó que ella se había enterado de algo grave, así que le dijo que estuviera tranquila y que iría esa noche. Mónica se sintió más aliviada con la respuesta y se fue a cambiar de ropa.

Cuando Luis llegó, Mónica lo recibió con un abrazo muy cariñoso, de esos que no recibía hace mucho tiempo. Sintió su ansiedad y le preguntó qué la tiene así. “Sofía no sólo me llamó por una taza de té, también me invitó para un reencuentro”, explicó la joven con algo de miedo. “¿Y cuál es el problema con el reencuentro?”, preguntó él más intrigado.

Mónica le explicó que es para que solamente asistan los integrantes de su promoción. “Anda, ve al evento. Si es por eso, recuerda que yo también tengo mis reencuentros así”, respondió Luis totalmente relajado. Ella quedó agradecida por las palabras de su enamorado, pero igual le dijo que le llamaría ese día para que la recogiera.

(continúa)

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Durante el tercer año (capítulo ocho)

[Visto: 460 veces]

(viene del capítulo anterior)

La salida al cine fue un éxito y Luis y Mónica vivieron las siguientes dos semanas con una sensación renovada de que las cosas están mejor que nunca. O quizá fue exceso de confianza que lo dijeran. Lo seguro es que nunca imaginaron que una invitación pondría, una vez más y para siempre, su mundo de cabeza.

Sofía, una de las mejores amigas de Mónica, la llamó antes del fin de semana. Quería verla para compartirle sus entretenidos planes. Mónica aceptó de buen gusto y se encontró con su amiga en un café cerca de su casa. “Amiga, ¿cómo has estado?”, fue lo primero que ella dijo luego de verla llegar y darle su respectivo abrazo que le quita la respiración.

Luego de beberse unos sorbos de su café, Sofía fue directo al tema: “Pues estoy juntando a la gente del cole para un reencuentro”. Ahora la emocionada era Mónica, quien le dijo que contara con su asistencia. Y casi de inmediato sacó su celular de su cartera. “¿Qué haces?”, le preguntó su amiga al ver que digita un número.

Mónica señaló que quería avisarle a Luis para que la acompañara ese día. “No amiga, es una fiesta sólo para la promo”, señaló Sofía algo severa. La cara de Mónica dejó en claro que los problemas iban a surgir.

(continúa)

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