(viene del capítulo anterior)
“¿Qué fue lo que pasó?”, le preguntó Lucho a Constanza una vez que estuvieron en plena carretera. “Avanza un poco más”, contestó la muchacha. Un rato después, le indicó que saliera de la carretera y se adentraran en el prado. “Para aquí”, le señaló, pidiéndole que apagara las luces y el motor.
Constanza le confesó que la conversación de Rodolfo con el dueño del bar se había vuelto un tanto agresiva, y que habían decidido resolverlo “de otra forma”. “Yo nunca creí que pudiera hacerlo… hasta hoy”, señaló la muchacha y comenzó a llorar. Lucho la abrazó y dejó que sus lágrimas cayeran sobre su hombro.
Unos segundos después, él sentía como los besos de Constanza subían por su cuello hasta empezar a robárselos de su boca. Lucho se dejó llevar pero, cuando ella empezó a desabotonarle la camisa, le tomó de la mano.
“Si Rodolfo fue capaz de matarlo al del bar, ¿qué no hará conmigo?”, le preguntó él muy preocupado. “Volvamos a la ciudad a comer algo”, dijo ella con una sonrisa. Lucho prendió el motor de la camioneta y la dirigió otra vez hacia la carretera.
(continúa)