Tras la designación, hace algunos días, de Javier Velásquez Quesquén como Primer Ministro y la juramentación de Luis Alva Castro como nuevo presidente del Congreso -y más allá de que se tuvo que suspender la Parada Militar en la avenida Brasil y el besamanos en Palacio de Gobierno, debido al virus A H1N1-, quedó el escenario listo para un mensaje presidencial con pocas expectativas por parte de la población.
Y en parte lo fue. Parte de la exposición del Presidente de la República fue un resumen de cifras sobre los logros de su gestión en la economía y las obras. Sin embargo, fiel a su estilo, Alan García sacó algunos conejos de la galera. Uno de los más saltantes anuncios, y también uno de los más controvertidos, fue el de entregar dinero directamente a los comunidades para ejecutar pequeñas obras públicas. Si bien este nivel de enpoderamiento busca revertir la poca ejecución del gasto de los gobiernos regionales y locales, preocupa la forma cómo se van a evaluar y priorizar estas pequñas realizaciones.
Igualmente, propuso la segunda vuelta para los comicios regionales, buscando fortalecer la legitimidad de las autoridades electas, así como la renovación del 50% del parlamento a mitad del mandato presidencial. Lo primero era de esperarse dado el bajísimo nivel con que algunos presidentes regionales ganaron las eleciones (mínimos de hasta 22%). En cuanto a lo segundo, aunque el fondo del asunto es permitir una efectiva representación del sentir del pueblo, no queda muy clara la forma de renovación efectiva de los congresistas.
A pesar de que el mensaje aludió a una defensa del orden democrático, siguiendo con su crítica a los modelos extremistas, pecó en exceso de confianza al proyectar el crecimiento de la economía en 6% para los próximos dos años. De todas formas, resultó plausible saber que se priorizará el gas de Camisea para el consumo interno antes que para la exportación, como sugiere la revisión de contrato con Pluspetrol.
El mensaje terminó poniendo énfasis en que los peruanos cambien su visión hacia un optimismo que propicie el desarrollo y la justicia en ruta hasta el Bicentenario, en el 2021. En el nombre de Vallejo, a quien el presidente recordó en su discurso, “hay hermanos, muchísimo que hacer”.