En una extensa entrevista con Mariella Balbi, Jaime Antezana opina que estamos “en plena guerra de la coca” y que se está a tiempo de pararla si se hacen los correctivos necesarios. Como primera señal de esta guerra, el experto en narcorretorrismo afirma que cerca de 33 mil toneladas de insumos químicos utiliza anualmente el narcotráfico para elaborar drogas: de esta cifra, aproximadamente el 30% ingresa al Valle de los ríos Apurímac Ene (VRAE), indicio preocupante para quien considera que esto ocurre porque los efectivos policiales destacados en la zona “cierran los ojos”; es decir, están corrompidos.
Para Antezana, el problema básico es de voluntad política. En teoría, menciona que el Plan de Impacto Rápido (PIR) lograría poner en jaque el narcotráfico, ya que tendría como fundamento el sistema de control de insumos, el cual está establecido por ley en el 2004 y con reglamento incluido. Sin embargo, el hecho es que el diseño de dicho sistema está estancado desde hace medio año y el PIR no entra en operatividad si el Congreso no fija la fuente de donde saldrían los 161 millones de soles que el programa necesita para su puesta en marcha.
En otro apartado del largo diálogo publicado por El Comercio en su edición dominical, el experto alerta que, si bien la meta de erradicación de cultivos ilegales en Tocache ha sido la esperada, se han detectado incrementos de la actividad cocalera en el VRAE, el Alto Huallaga, Puno, y los ríos Putumayo y Napo. Además, agrega que el proyecto de ley de harina de coca, presentado por la congresista nacionalista Nancy Obregón, favorece a los narcotraficantes ya que, de las casi 117 mil toneladas de hoja de coca producidas al año, sólo 9 mil son para consumo tradicional: el exceso es absorbido para esta ilegal actividad, que vería ventajoso la coca pulverizada, en su afán de ganar tiempo en la necesaria pisa antes de la maceración de dicha planta.
En cuanto al combate directo a los grupos terroristas y los narcos, Antezana sostiene, sobre lo primero, que la Operación Excelencia, desplegada para tomar el control de la alejada zona de Vizcatán, ya ha cobrado la vida de 20 militares desde su inicio el pasado 8 de octubre, teniendo como mayores desventajas para las FFAA la amplia extensión del área (30 km cuadrados) y el nulo conocimiento del terreno por parte del personal en activo en el lugar. Sobre lo segundo, el experto señala que, a partir del 2007, las bandas de narcos han empezado a copiar el estilo mexicano de abierto enfrentamiento con la autoridad: ilustra su afirmación con las menciones de las emboscadas de sicarios en Villa Rica, Bambamarca y Putinapungo, y los recientes seis casos de ajustes de cuentas en Huánuco.
Antezana considera que hay que reconocer que dicho conflicto existe, primer paso para combatirlo con decisión antes que el reloj nos gane. Por tanto, la pregunta es la siguiente: