(viene del capítulo anterior)
Los tres escaladores corrieron hacia el sendero por donde habían entrado a la cueva, pero la criatura era muy veloz. “Sigan, sigan”, gritó el tercer hombre a Arturo y Rosa, y se quedó rezagado mientras tomaba en sus manos las estacas.
Decidido a frenar al duende Jorge, él lanzó una de las estacas. La criatura no vio venir la herramienta y su pierna fue atravesada por la estaca. El duende sintió un agudo dolor y vio cómo el escalador se mostraba decidido a enfrentarlo. “¡Me la pagarás!”, gritó Jorge totalmente enfurecido.
Mientras tanto, Arturo y Rosa, ingresaron por el sendero. Luego de unos pasos, los gritos desgarradores de su amigo tocaron la fibra sensible de Rosa, quien quería volver a ayudarlo. “Es muy peligroso: Jorge es muy fuerte, pero creo saber cómo pararlo”, señaló Arturo y continuaron hacia la salida.
(continúa)