Manuel agachó la cabeza hasta el piso. Cubriéndola con sus manos empezó a llorar amargamente su destino. Yilal ordenó a los guardias salir de la sala, luego de lo cual se acercó hasta el joven. “¿Qué te ocurre?”, le preguntó en tono comprensivo.
El viajero le explicó los sucesos que llevaron a su llegada al pasado, esperando haber vuelto al 2001 DC. Yilal se quedó pensativo un momento. “¿Tú me crees?”, le preguntó Manuel rompiendo el incómodo silencio. “Sí, te creo”, respondió Yilal con firmeza.
Y le dijo por qué: muchos escépticos en la corte de Menteuté, en especial los enviados de Saut, habían dudado de su profecía. Sin embargo, desde que la máquina fue divisada, algunos emisarios habían ido a reunirse con él. “Ven a descansar, mañana será un largo día. Mañana, te toca descubrir si este es tu destino”, le dijo y lo llevó a las habitaciones del palacio.