(viene del capítulo anterior)
Alfredo se quedó pensando durante algunos días si era conveniente llamar a Nicole. Al final, se dijo que no tenía nada que perder y la llamó. El celular timbró dos veces antes que ella contestara. Alfredo se identificó y ella sonrió cuando oyó su nombre. “Pensé que habías perdido mi número”, fue su gracioso comentario.
“Hay que mantener algo de misterio”, respondió él también riéndose. Luego le preguntó si quería salir a cenar. Nicole aceptó y quedaron encontrarse en el parque cercano a su casa. Con la cita acordada, Alfredo se alistó y luego se despidió de su madre. “No vuelvas muy tarde”, le dijo Arminia en un alegre reproche. Alfredo asintió y fue al garaje para llevarse el auto.
Luego de un rato, el auto ingresó por el parque. Ella lo espera sentada en una de las bancas. Alfredo baja y saluda cortésmente a Nicole. Ambos suben al auto y se dirigen hacia una zona costera. La brisa marina entra por las ventanas mientras avanzan por el camino. Unos minutos después, llegan a un lujoso restaurante.
Sentados en una mesa pequeña mientras esperan que traigan su orden, Alfredo aprovecha para preguntarle por qué ella no quiso que la recogiera en su casa. Nicole hizo una mueca de disgusto, se quedó pensativa unos segundos. “Es por mi madre, piensa que salí con una amiga”, fue su breve respuesta.
(continuará)