La tarde empieza a caer en la playa. A pesar de ello, aún son varios los playeros que se han quedado en medio de la arena, embelesados por poder contemplar la hermosa puesta del sol que se esconde inexorable en el horizonte.
Algunos se miran las irritaciones que mañana serán rojizas manchas de un ardor insoportable. Otros revisan sus cosas y las colocan dentro de sus mochilas, listos para retirarse. Los demás buscan secas ramas que puedan utilizar para encender una fogata. Todos parecen tener un plan. Salvo una chica, quien se separa del grupo y camina discretamente hacia la izquierda.
No está preocupada en los demás, sólo en poder seguir una dirección dónde caminar. Lleva en sus manos una pequeña caja, de donde ha extraído un papel con un mensaje escrito. “Playa Silencios. Día sábado. Al caer el sol”, son las frases que encuentra pero que no termina de entender. Una sombra sigilosa se acerca detrás de ella.
(continuará)