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(viene del capítulo anterior)
“¡Dos más por favor!”, pidió uno de los compañeros al cantinero al ver que el relato los había dejado con los vasos vacíos. Las dos chelas aparecieron lo más rápido posible en la mesa y el relato pudo continuar…
Lidia se bajó del bus sin mirarlo y Gonzalo la siguió, esperando poder darle sus explicaciones. Sin embargo, ella parece absorta en llegar a su casa. “Lidia, por favor, escúchame”, fue el pedido que, como un ruego, el pobre muchacho hace muy a su pesar.
De pronto, Lidia se detiene. Gonzalo, ya preocupado porque sentía que desfallecería de un momento a otro, la miró a la cara. “Lo siento Gonzalo, yo ya quiero a otro”, se lo dijo con total frialdad. Él se quedó congelado mientras la chica, su chica, se va sin ningún remordimiento.
(continuará)