(viene del capítulo anterior)
Carlos se quedó sorprendido por las palabras del desconocido. Le preguntó a qué se refería su frase. “Quiero que vuelvas mañana al bar y encuentres a esta chica”, contestó quien lo había auxiliado, entregándole una foto de la persona en cuestión.
Carlos empezó a mirar la imagen. Una sonrisa se dibujó en su rostro: es una chica linda aunque, por alguna razón, muestra un rostro triste. Luego, el hombre le entregó una cajita de madera en sus manos. Carlos creyó que sería un regalo para la joven.
Tembló un poco cuando se dio cuenta que adentro había un puñal. “Necesito que la mates por mí”, fue la escueta orden del desconocido. Carlos se negó e intentó alejarse, pero no pudo caminar muy lejos. Sintió su herida abrirse y sangrar otra vez.
Miró a su ocasional enfermero: un brillo morado apareció en sus ojos. “Si te niegas, tú pagarás con tu vida”, señaló el desconocido con tono intimidatorio. Al instante, se apagó ese brillo y Carlos notó cómo su herida dejó de sangrar.
(continuará)