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Ese silencio incómodo
que se respira
en el aire envolvente
que a los dos rodea.
Una mesa, dos sillas,
las preguntas que atacan,
las miradas que rehuyen
y el sudor que aparece.
Cómo parecer inocente
si a tu lado he vivido
mil delitos innombrables
que muy hondo me condenan.
Al fin me rindo
abrumado por las pruebas,
lo confieso de veras:
Culpable, sí, culpable soy.
Hoy nos separan,
hoy nos alejan,
yo cargando la culpa,
tú ocultando el dolor.