(viene del capítulo anterior)
Ahora, era el turno del padre. Alfredo le entregó su regalo aún con cierto nerviosismo por todo lo que había tenido que pasar por su olvido. Con esa misma rapidez, Alonso rompió la envoltura y descubrió el oso de peluche. Con evidente desconcierto, lo tomó entre sus brazos con tibieza.
A pesar de ello, agradeció a mamá y papá por los presentes. Luego de estar jugando un rato, empezó a bostezar y Alfredo le pidió que se fuera a acostar. Alonso obedeció, se despidió de ellos y se llevó el oso para su habitación. Su papá le deseó las buenas noches una vez que lo vio dentro de la cama y cerró la puerta.
Con mucho cansancio, Alfredo caminó hasta su habitación. Nora ya lo estaba esperando y, cuando cerró la puerta, comenzaron los reproches. “En serio, ¿otro peluche? Tú sabes muy bien cómo va a terminar esto”, le gritó su mujer con marcado fastidio. Alfredo no sabía cómo contentarla, hasta que prometió que le ayudaría a Alonso a cuidar el oso. Sólo así ambos se fueron a dormir.
(continúa)