(viene del capítulo anterior)
La camioneta avanzó durante un buen trecho por la carretera. Rodolfo, que iba en el asiento de atrás, le pidió al conductor que acelere. “Este es el momento”, pensó Luis quien, desde el asiento del copiloto, esperaba hacer su movida.
A cien por hora, el joven apuntó con su arma al conductor. “Disminuye la velocidad o disparo”, lo amenazó. “¿Qué estás haciendo?”, preguntó Rodolfo intrigado por su maniobra. El conductor dudó unos segundos pero, al notarlo tan decidido, redujo la velocidad.
Una vez que el conductor se situó a un costado de la carretera, Luis le ordenó que bajara del auto. Inmediatamente, cerró la puerta y arrancó otra vez. Mientras conducía, aprovechó para hacer una llamada de su celular. “Listo, ya voy en camino”, dijo y miró por el retrovisor a su tío, que seguía sin entender nada.
(continúa)