Se acercó hasta él para revisar si había movido su boca: Luis seguía dormido en la cama y soportado por todos esos aparatos médicos. Era imposible que hubiese pronunciado palabra. Pero la frase la oyó nítidamente. “Si puedes oírme, repite la frase”, le dijo Laura al oído.
Ella esperó su respuesta durante varios minutos pero no consiguió nada. Pensando que eso había sido producto de su imaginación, Laura le besó en la mejilla y salió de la habitación. Caminó por el pasillo y otra vez oyó la misma frase: “Busca mi mochila”.
Más extrañada, la joven volvió a la habitación. Luis seguía inmóvil sobre la cama. Salió al pasillo y conversó con los padres de su enamorado. “¿Saben si él llevaba su mochila cuando se lanzó?”, les preguntó, dejándolos muy sorprendidos.
Le respondieron que no llevó cosas a su acto suicida. Con el mismo desconcierto que les hizo la pregunta, Laura se retiró del hospital y se dirigió hacia el departamento de Luis. Abrió la puerta con la llave que él le dio hace unos días.
A diferencia de anteriores ocasiones, su depa estaba muy limpio y ordenado. Se dirigió directamente hacia el cuarto de Luis y buscó su mochila. No tardó mucho en encontrarla dentro del clóset. “¿Qué es esto?”, se cuestionó a si misma cuando abrió la mochila y revisó su contenido.