96 personas, entre las que se encontraba el presidente de Polonia, Lech Kaczynski, su esposa y varios altos miembros de su gobierno, fallecieron al estrellarse el avión que los trasladaba en tierra rusa. La tragedia se habría originado por la neblina en la zona del aeropuerto de Smolensk, así como el presunto error del piloto de haber decidido aterrizar en esa complicada situación climática.
La cruel ironía del vuelo es que las altas autoridades polacas se dirigían a Rusia para rendir homenaje a sus oficiales caídos durante la masacre ocurrida en el bosque de Katyn el año de 1940: un cruento episodio que, catalogado en principio como desaparición, sirvió en ese entonces para acusaciones mutuas entre la Alemania nazi y la Unión Soviética bajo el mando de Stalin.
Ante estos acontecimientos, el presidente interino Bronislaw Komorowski anunció siete días de duelo en la nación polaca y decretará, según la Constitución, elecciones anticipadas para junio próximo. Velas y flores frente al palacio presidencial de Polonia y las embajadas polacas han quedado como símbolos de consternación ante las irreparables pérdidas. Sigue leyendo