Desde aquel día que escribí el primer esbozo de “Escindido”, no imaginaba que el tiempo pasaría tan rápido para mí. Sabía en qué consistía un blog y me gustaba la idea de tener uno pero, como todas las cosas que se desean en la vida, hace falta lanzarse a la piscina y descubrir si esta tiene agua.
Y al principio ni parecía estar tan seguro. Luego de escribir dos o tres líneas del primer posteo, los puntos suspensivos instalaron la duda por unos cuantos días más. Trece, para ser exactos, fueron las rotaciones que la Tierra dió sobre su eje para que finalizara mi primer artículo y colocase el segundo.
Redescubrir mis viejos papeles que acumulé durante esos casi diez años de escritor amateur fueron el aliciente final para echar a andar la máquina mientras, en mi vida, el sudor y el aliento se me escapaban a diario en el tórrido calor de un amplio almacén.
Pero sabía también que estos primeros escritos no durarían mucho tiempo y empecé la, por momentos, difícil tarea de agitar las manos, operar el cerebro y eliminar de las hojas sus vacíos para llenar con palabras que con otros quisiera compartir.
Fue así como, finalmente, la voluntad y el deseo se impusieron, componiendo escritos y poemas, opiniones y reflexiones, se hicieron cambios en la presentación y se organizó una temática diversa que llama la atención, que entretiene, que hace pensar. En fin, que es leída para ser compartida.
Por eso, hoy celebro junto con ustedes, mis queridos lectores, este primer aniversario de este, su blog, reiterando la invitación a visitar como siempre esta, su casa.