Cada vez con menos aire. Susan Hoefken, quien habría inventado el robo de un pulmón de la exposición “El cuerpo humano: real y fascinante” que su empresa –Impacto Producciones- organizaba, faltó a la primera citación que le hizo la Policía para presentar sus descargos. La fiscal Milagros Mora señaló que, de todas formas, se espera que la empresaria rinda su manifestación el lunes o martes, sino se le declarará como no habida y se emitirá orden de captura en su contra.
Como se recordará, hace unas semanas, Hoefken denunció el robo de un pulmón del evento que organizaba, objeto que fue recuperado al cabo de un par de días en un estacionamiento cercano. Sin embargo, el testimonio de un estudiante de medicina, recabado por el programa Prensa Libre, así como un correo electrónico que sindica a la empresaria como autora del fiasco, dieron un giro insospechado al suceso que se había convertido en vergüenza mundial para los peruanos.
De ser hallada culpable, Hoefken recibirá cuatro años por los delitos de falsa denuncia y falsedad genérica. Pero la censura social ya ha operado: el repudio generalizado de la opinión pública sólo es comparable a la de otros inescrupulosos que prometieron traer estrellas de la música y, al final, se quedaron con el dinero de los fanáticos. Lo que hace la codicia de anónimos inescrupulosos: ojalá que la imagen del país nunca más se dañe por hechos como este.