Tras seis amargos años de líos judiciales, finalmente Genaro Delgado Parker se retiró de la administración de canal 5, dejando a su paso una estela de desolación y conflicto con los trabajadores de esta casa televisora. El edificio, como muchos han señalado, parece un cascarón vacío donde sólo cabe recordar con nostalgia las grabaciones de programas y personajes queridos de la otrora importante estación televisiva.
Hace unos días la SUNAT intentó hacerse con el control administrativo del canal, argumentando el resguardo de la deuda tributaria que, en su calidad de aministrador judicial, Genaro Delgado había incumplido con pagar al ente recaudador. Esta medida polémica y controversial no se llegó a concretar, y hoy Panamericana ha sido devuelta a su antigüa administración, con Pedro Arbulú en su calidad de presidente del directorio y Federico Anchorena en su cargo de gerente general.
No han sido pocos los que han hecho metáfora con la situación -“se elige entre el sida y el cáncer”, para referirse a Genaro Delgado y Ernesto Schutz- pero, más allá de señalar los antecedentes de corrupción de estos dos impresentables broadcasters, cabe resaltar que el problema en cuestión es primordialmente societario, y que ya por otros procesos judiciales se está juzgando la conducta antiética de estos dos señores.
A todo esto, y a pesar de que ya se han formado las listas de adeudos, los trabajadores y ex trabajadores del canal de la avenida Arequipa aún esperan que les paguen los incontables meses en que se retuvo arbitrariamente sus salarios. Hay, por tanto, olor a incertidumbre, que se debe despejar pronto si no se quiere llegar a un final irreversible para ellos y sus familias.