Archivo por meses: abril 2009

La confesión

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Carlos aguarda sentado en una de las bancas de la iglesia. Tras un examen de conciencia duro y severo, se muestra apesadumbrado pero firme, sabiendo que su arrepentimiento es sincero y que merece ser perdonado. Se aproxima al reclinatorio del confesionario, expectante de que el sacerdote, mediador de Cristo, le escuche y le comprenda. “Ave María purísima”, formula el padre. “Sin pecado concebida”, contesta el joven. “Hijo, cuéntame”, responde el padre.

– Padre, quiero decirle… La voz se le quiebra un momento, emocionado como está ante este encuentro… Quiero decirle que me encuentro aquí de acuerdo a nuestra religión, que manda confesarse una vez al año, so pena de estar en riesgo de muerte, y que confieso, para empezar, no haber pisado un confesionario en siete años. Confesar que desde los dieciséis me denigro a mi mismo, masturbándome a hurtadillas, siempre buscando alguna oportunidad de darme aquel insano placer. Confesar que mi ironía para decir las cosas se convierte en sarcasmo y hiere profundamente a mis semejantes.

Confesar que, cuando necesitaba sencillo, recurrí al gorreo de pasaje en los micros y que esta costumbre se me ha hecho tan aberrantemente constante, a pesar de contar con un mejor nivel monetario. Confesar que a los diecisiete, durante un periodo de seis meses, dudé de mi tendencia sexual, y en aquellos días hice un juicio de conciencia sobre lo conveniente o inconveniente de las dos opciones, heterosexual u homosexual, y decidir cuál opción me hacía más feliz. Confesar que alguna vez fui proclamado como el mejor amigo, pero en incontables ocasiones, de palabra o de obra, denosté a aquellos quienes se mostraron como verdaderos amigos, llenos de virtud.

Confesar que algunas veces mi corazón fue obseso e impulsivo, convirtiéndose poco a poco en un corazón indiferente, incapaz de sentir ante un abrazo o un beso, volviéndome ciego ante mis familiares directos, de quienes he llegado a olvidar incluso sus cumpleaños. Confesar, en resumidas cuentas, el haberme colocado en un pedestal de suspuesta estatura moral, pedestal de mármol cuyos pies son de barro, que hoy quiero que caiga con estruendo en su destrucción, y volver a ser el hombre sencillo que alguna vez fui.

“Padre, por favor, absuélvame”, dice Carlos. El eco de sus palabras retumba en la capilla y no obtiene respuesta. Se levanta y mira adentro: el confesionario está vacío. No puede creer que el sacerdote lo haya abandonado en plena relación de sus pecados: “¿es que acaso fue una ilusión que él estuviera aquí o es que mis crímenes son tan monstruosos que un hombre de fe no puede escucharme por su gran sensibilidad?” Compungido y entre sollozos, abandona la capilla y se dirige al gran portón del templo, el cual va a trasponer.

De pronto, siente su músculos paralizados y no puede moverse; sin embargo, sus ojos ladeados al cielo perciben una luz blanca, cálida, infinita. Empieza a sentir un dolor de muy adentro, insoportable, que lo hace sudar. Muy cansado ya, casi sin fuerzas, torna su dolor en alivio: una sombra oscura y densa que sale de él, se agita compulsiva sobre el suelo; la luz la ilumina con fuerza, desvaneciéndola por completo. Entonces, oye su voz que le dice “ve con Dios, hijo mío”; restaurado en sus fuerzas, Carlos, el hombre nuevo, se persigna y comienza a andar. Sigue leyendo

Fujimori: la perspectiva moral y el juicio de la historia

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[Advertencia: Esta reflexión fue escrita antes de la lectura de sentencia de ayer martes. Más allá de que el tema es tan complicado por la dificultad a la hora de ponderar las acciones del gobierno fujimorista, el autor de la nota quiere rescatar el aspecto de la valoración moral de éstas, complementadas con la consideración final que cierra el artículo.]

Cerrando el díptico que inicié el pasado lunes, paso a elaborar una lista con el activo y el pasivo del gobierno de ex presidente Alberto Fujimori. En mi modesta opinión, considero que estos son algunos de los acontecimientos que la historia recogerá cuando se tenga que recordar esos años.

Lo bueno:

* La guerra contra el terrorismo. A pesar de algunos execrables acontecimientos, no se puede negar que durante su gobierno se implementó una estrategia de lucha frontal contra los grupos terroristas, los cuales amenazaban la existencia y viabilidad del propio Estado y que fueron derrotados en el campo militar: algunos de los principales cabecillas rebeldes están presos y purgan condenas perpetuas, otro murieron víctimas de su violento accionar. Esta victoria del gobierno fujimorista ha tenido como consecuencia el desánimo y desideologización de los remanentes de estos grupos, ahora reducidos a zonas como el Huallaga y el VRAE y centrados en el “negocio” del narcotráfico.

* Política económica y monetaria. A la par de este esfuerzo, otra batalla fue contra la hiperinflación heredada del primer gobierno aprista. Luego de un shock económico que nadie imaginó que Fujimori aplicaría, y complementado con las primeras acciones para garantizar la viabilidad del país, la economía se empezó a recuperar, el Inti fue devaluado y reemplazado por el más estable nuevo sol. Además, se firmaron convenios de estabilidad tributaria para atraer a los inversores (convenios actualmente fustigados por su permanencia en el tiempo). Quedan como dos manchas: los poco transparentes procesos de privatización de empresas públicas que, si bien redujeron el tamaño del Estado, parecen haberse negociado a precios irrisorios; y la falta de una adecuada política anticíclica luego de la crisis asiática de 1997, lo cual redundó en una persistente recesión hasta el final del gobierno fujimorista.

* Acuerdo de paz con el Ecuador. Luego de una serie de enfrentamientos armados, el último de los cuales sucedió en 1995 durante la llamada Guerra del Cenepa en la zona de la Cordillera del Cóndor, se iniciaron conversaciones de paz con el país del norte luego del Tratado de Paz de Itamaraty, el 17 de febrero de 1995, las cuales culminaron en la firma del Acta Presidencial de Brasilia el 26 de octubre de 1998. Si bien es debatible la cuestión del kilómetro cuadrado reservado para homenajes en la zona de Tiwinza, queda claro que se puso fin a un inútil derramamiento de sangre que llevaba más de un siglo y medio.

* Construcción de obras de infraestructura. Una vez que se dieron las condiciones mínimas de seguridad, se comenzó con la construcción de carreteras y colegios y se retomaron los proyectos de gran envergadura. Un ejemplo de ello es Chavimochic, uno de los proyectos de irrigación más grandes en la costa peruana.

* Viajes presidenciales al interior del país. Como nunca antes un jefe de Estado realizó tantos recorridos por los pueblos alejados del Perú para la inauguración de un colegio o una posta médica, haciendo patente la presencia del Estado en estos rincones desconectados de la realidad nacional.

Lo malo:

* La debacle de la institucionalidad democrática. Con el fin de instaurar el Gobierno de Emergencia y Reconstrucción Nacional, el 5 de abril de 1992, desde el poder se cometieron una serie de actos deleznables: la disolución del Parlamento, la eliminación del Senado, detención y encarcelamiento de políticos opositores, el control sobre la prensa y la derogación de la constitución de 1979.

* Alineamiento del poder y la corrupción. El brazo derecho de Fujimori, Vladimiro Montesinos, conformó una bien montada maquinaria dentro del Poder Judicial con jueces adictos a sus demandas y a los deseos del gobierno fujimorista; además de negociar sentencias, a cambio de grandes “comisiones” a importantes empresarios. Asimismo, este oscuro personaje, estableció mecanismos de compra de conciencias para lograr una mayoría en el Congreso, favorable al Chino, el año 2000. Igualmente, se boicoteó al Tribunal Constitucional y se lo “reestructuró” para colaborar con la causa del entonces oficialismo.

* La re-reelección. La bancada fujimorista presentó un proyecto de ley denominado “De Interpretación auténtica”, el cual tenía como fin que el entonces mandatario pudiera reelegirse y extender su periodo presidencial hasta el 2005. Aun sabiendo la propia regla de la Constitución de 1993 que ninguna ley es superior en jerarquía a la Carta Magna, Fujimori no aplicó el veto y la aprobó, adquiriendo él la capacidad de postulable. Las elecciones del año 2000 estuvieron cargadas de visos de nulidad y, tres meses después de la toma de mando, Fujimori renunció vía fax, a causa del escándalo del video Kouri-Montesinos.

*Las esterilizaciones forzadas. La denominada Anticoncepción Quirúrgica Voluntaria fue promocionada indiscriminadamente en poblaciones indígenas o de extrema pobreza. Los centros de salud obligaban a su personal a que lograran cierta meta de operaciones de ligaduras de trompa, so pena de despidos arbitrarios, lo cual presionaba al personal médico para engañar a las pacientes. En el expediente de la fiscalía sobre el tema, queda consignados los testimonios de dos directores regionales de salud de la época en donde exponen a Fujimori los resultados de dicha campaña.

* Compra de líneas editoriales y la “prensa chicha”. Hasta la fecha, varios directivos de canales de televisión han sido enjuiciados por el dinero que recibieron de manos del ex asesor, para poner sus funciones informativas al servicio del régimen fujimorista: como se recuerda, las “cortinas de humo” -una noticia de gran impacto que desvía la atención de las investigaciones contra altos funcionarios del gobierno de entonces- fueron recurrentes en aquella década. Del mismo modo, el fenómeno “prensa chicha” aglutinó voluntades para desinformar y envilecer a la opinión pública, no sólo en desmedro de su capacidad de análisis sino también en una deformación -sostienen muchos, perniciosa- del idioma.

Esta es mi apreciación sobre algunos hechos importantes, buenos y malos, del gobierno 1990-2000 y una segunda lectura de estos sucesos me lleva a la siguiente consideración: el Perú es un país con un hambre desmedido de autoridad. Es un lastre que se arrastra desde la dominación española, donde se incuba la figura del hombre fuerte, que es el único que puede llevar a una real transformación de la sociedad. No importa si este hombre es andino o criollo, si tiene o no cultura, si es de derecha o de izquierda: el caudillo representa para el pueblo la garantía de solución para un grave problema, problema que amenaza su necesidad básica de sobrevivencia.

Como contraprestación, muchas veces el caudillo cobra un alto precio: la conculcación u opresión de las libertades, la cual el pueblo aprueba sin chistar, desesperado como está que le resuelvan tal cuestión. Una vez que la gente considera resuelta la situación o que, por el contrario, ha empeorado, descubre que sus libertades están secuestradas; empieza entonces una confrontación que acaba con la muerte, política o real, del caudillo. Maquiavelo señala que “el fin justifica los medios”: es cierto que Alberto Fujimori y su gobierno vencieron al terrorismo y la hiperinflación, lograron la paz con Ecuador y crearon condiciones de inversión, hechos por los cuales se debe estar agradecidos; sin embargo, a cambio nos dejó la pobreza moral y ética en el alma, pobreza que no nos deja avanzar como sociedad.
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Fujimori: la hora del veredicto

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Finalmente, luego de quince meses de largas audiencias judiciales, este martes la Sala Penal Especial dictará, en primera instancia, el fallo que otorgará al procesado ex gobernante Alberto Fujimori. El tribunal, presidido por el vocal César San Martín y conformada por otros dos magistrados, hará conocer su decisión este martes, tras culminar la semana pasada la última parte del proceso con los alegatos finales de la Fiscalía, la defensa y del propio encausado.

Como se recuerda, este es uno de procesos por los cuales Fujimori fue extraditado de Chile a finales del 2007, un juicio por violación de derechos humanos que se fundamenta en Barrios Altos y La Cantuta, dos de los hechos mas sanguinarios de los que se tiene recordación por parte del llamado Grupo Colina, y del que acusa al reo bajo la teoría de la autoría mediata. Dicha teoría, utilizada por primera vez en el Juicio de Nuremberg contra los jerarcas nazis y utilizada por los fiscales Avelino Guillén y José Peláez, sostiene que Fujimori estaba al mando de una estructura de poder cuyo fin último era la eliminación del enemigo.

Si bien este es un acontecimiento estrictamente judicial, lo cierto es que ha estado teñido de un tinte político y señalar que la carga emocional en los simpatizantes del ex presidente y los familiares de los cruelmente asesinados en estos crímenes estará mañana a flor de piel: una condena de cerca de 30 años recibirá el repudio de los identificados con el fujimorista color naranja y, por otro lado, la absolución o una pena leve enardecería los ánimos de los adversarios del acusado; por lo que es seguro que, sea cual sea el veredicto, haya una serie de manifestaciones protestando contra el gobierno de Alan García.

Visto el panorama, la pregunta es la siguiente:

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Caminos

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Por los caminos
que conduce la vida
no son siempre llanos
y fáciles de recorrer.

Los hay barrosos
y complicados de badear:
son fango maldito
con tentación a caer.

Los hay divergentes
y ambigüos para escoger,
esconden muchas sorpresas
desagrables por doquier.

En el camino que hoy comienzo
todo es proclive a suceder:
esperanza, alegría y dolor
se mezclan en continuo revolver.
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Cero trabajo y mucha improvisación

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[Advertencia: Esta reflexión fue escrita antes del día miércoles por lo cual no recoge los sentimientos encontrados del articulista sobre el partido de anoche. Sin embargo, su preocupación sigue válida sea cual fuere el resultado de ayer.]

“La improvisación, uno; el trabajo, tres”. Con esta demoledora frase, el periodista deportivo Eddie Fleischmann extendió el tácito certificado de defunción de nuestra chance al mundial de fútbol Sudáfrica 2010, y reflejó el comprensible malestar de todo un país que tuvo que admitir que se creyó el cuento de los vendedores de humo profesionales que se hacen llamar “dirigentes deportivos”; personajes impresentables que, para variar, otra vez hicieron y deshicieron este mal llamado “proceso”.

La rabia de la hinchada fue clamorosamente interpretada por las dos irreproducibles groserías del comentarista futbolero Gonzalo Núñez, y no es para menos. Era el partido ante el clásico rival, el que de ningún modo se podía perder, pero ocurrió lo previsible: el equipo dirigido por Bielsa, que tendrá tres o cuatro talentosos pero tiene a todos sus jugadores aplicados a una idea de juego, derrotó al seleccionado patrio y con baile incluido, mirando siempre al arco y sin caer en la provocación ni el juego brusco.

Ahora viene el partido con Brasil y todos, incluido el siempre crítico Philip Butters, sostienen que los once de Chemo del Solar van a ser humillados y se traerán una goleada de proporciones impensables. Lo cierto es que en los últimos enfrentamientos sólo se han dado dos resultados posibles: empate a uno y derrota por la mínima. Sucedió en los torneos clasificatorios a Corea Japón 2002 y Alemania 2006. El empate en el Monumental del 2007 me hace por lógica deducir que en Porto Alegre -vaya ironía- los nuestros sumarán su cuarta derrota consecutiva.

Dejando de lado el match del miércoles, lo que viene para el futuro es, simplemente, trabajo duro: contar con dirigentes que verdaderamente sepan de la cuestión fútbol, formar jóvenes deportistas tanto en los fundamentos técnicos como en los aspectos nutricional y del comportamiento, reformar los clubes profesionales y dotarlos de reales divisiones de menores. Recién a partir de allí, contratar a un entrenador capaz, seguro de que los resultados caerán por su propio peso porque cuenta con material humano y organización e infraestructura deportiva de primer nivel.

Hace cerca de 400 años, Calderón de la Barca, a través de su personaje Segismundo, decía “que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son”: sí, claro que tenemos derecho a ilusionarnos pero no lo hay a que nos engañen con descaro. 27 años soñando una fantasía que no se vuelve realidad: hoy nos toca despertar, y comenzar a trabajar. Sigue leyendo