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Mausoleo de Francisco Carlé (Taita Pancho) en el Cementerio de Jauja
Nicolás Martínez Oviedo
Los aeropuertos, originalmente llamados campos de aviación, fueron dos, sucesivamente, el primero denominado “Leticia” y el actual llamado Aeropuerto Regional del Centro “Francisco Carlé”.
En el año 1908, el Perú fue agredido por el ejército colombiano, produciéndose choques armados en la zona del río Putumayo. Se empeora esta situación en 1911 con encuentros bélicos en el lugar denominado La Pedrera a orillas del río Caquetá.
TRATADO CON COLOMBIA
El 24 de marzo de 1922 se firma el Tratado de Límites con Colombia, llamado “Salomón-Lozano” (entre Don Flavio Lozano, Ministro Plenipotenciario de Colombia y Don Alberto Salomón Osorio, Ministro de Relaciones Exteriores del Perú). Este tratado significó una numerosa desmembración territorial hecha por el gobierno del Sr. B. Leguía, ya que se cedía a ese país los territorios comprendidos entre los ríos de Caquetá y Putumayo, y el llamado “Trapecio Amazónico” (entre estos ríos) incluyendo a la población de Leticia (nombre del primer campo de aviación de Jauja) logrando Colombia el acceso al gran río Amazonas.
En esta situación incierta de paz se realizan las elecciones de 1931 en la que sale elegido Luis Miguel Sánchez Cerro quien decidió gallardamente defender nuestra soberanía. En 1932 se agudiza el conflicto produciéndose el incidente “Leticia”, colocando al Perú al borde de una guerra fratricida para nosotros, por encontrarse Colombia en mejoras bélicas. El Perú aún sufría los estragos económicos que nos dejó la guerra con Chile, además de las luchas internas entre gobiernos militares por ambición al poder gubernamental.
La mayor parte de los pueblos del Perú se levantaron en armas, comienzan los preparativos en pie de guerra con soldados activos, respaldados por la reserva llamados movilizables con acciones de maniobras militares en cada provincia y sus distritos.
En Jauja se realiza simulacros de batallas entre los movilizables de Pancán, Huertas, Paca y otros del Valle de Yanamarca, como son Marco, Acolla y sus anexos, como consecuencia se produjo la muerte de un movilizable de Jauja en las faldas del cerro, cerca de Chocón. Al atardecer, regresaron con su cadáver al Cuartel General emplazado en el colegio San José en medio de la consternación social y familiar. Este hecho incrementó el fervor patriótico de los jaujinos y sus pueblos, surgiendo la idea de tener un campo de aterrizaje, por ser un lugar estratégico en esta parte de la patria, al que se le llamaría “Leticia” en mérito a su lealtad con el Perú. Donaron terrenos para tal fin: Toribia Becerra, María Lizárraga, Ricardina Silva, la familia Bardales y la Comunidad del Tambo, en el lugar donde hoy está el cuartel Fuerte Cáceres y el Estadio Monumental de Jauja, siendo Alcalde el Dr. Max Cordero.
Los 6 primeros aviones biplanos (con dos pares de alas) comprados por el Presidente Leguía y luego por Sánchez Cerro, fueron traídos desamblados por ferrocarriles, ensamblaron 4 en Jauja y 2 en Huancayo (en lo que hoy se conoce como el campo de Yauris). Una vez armados, hicieron vuelo con dirección a las fronteras del norte; los de Jauja sin novedad, pero los de Huancayo tuvieron problemas, uno casi se va al río sin poder elevarse por las desventajas del lugar y los vientos entrecruzados procedentes de Angasmayo, Huaytapallana, quebrada de Viques y el propio río Mantaro.
Con el prestigio ganado con el campo de aviación “Leticia”, llegan dos aviones de guerra comandados por el prestigioso aviador Cap. FAP Martínez de Pinillos. Recuerdo bastante, dice Abilio Verástegui, que era un monoplano de color verde claro en cuyo fuselaje exhibía escudos, banderas de países y pueblos del Perú que había visitado en su categoría de avión de guerra, y el otro piloteado por el Cap. Leonardo Alvariño (tarmeño), también en un monoplano de color plano más grande en su calidad de bombardero; ambos llegaron para dirigirse a la frontera a cumplir su misión encomendada, fue en la época que Jauja celebraba las festividades de la Virgen de la Mercedes –sigue relatando Abilio Verástegui-, cuando fueron perseguidos por la aviación colombiana que era más numerosa. El aviador Leonardo Alvariño cayó con su avión en la espesura de la selva, varios años después fue encontrado su esqueleto e identificado por el anillo que llevaba en la mano izquierda el que fue entregado a su familia que vivía administrando un molino de granos en el Barrio La Salud (Jauja). El Capitán Martínez de Pinillos que había logrado escapar, a su regreso por San Ramón, llega a Jauja, atribuyendo un milagro a la Virgen de las Mercedes de salvarle la vida, le hace un obsequio consistente en un avioncito de plata, que por orden de Taita Pancho se debía exhibir en la mano derecha de la Virgen del Rosario, como patrona de Jauja, en el día de la procesión del primer domingo de octubre de cada año, pues ya no saldría la Virgen de las Mercedes el 23 o 24 de septiembre (datos proporcionados por la señora Amelia Mandujano).
Con el transcurso del tiempo, el campo “Leticia” dio lugar a controversias por su tamaño que resultaba pequeño, por su cercana situación a la población impidiendo el trazado de calles y avenidas, causas suficientes para pensar en un nuevo campo de aterrizaje.
Un Senador de Huancayo por Junín, justificó con los argumentos mencionados el seccionamiento del campo de aterrizaje, con la intención de propiciar la creación de un Aeropuerto en Huancayo, pero esto motivó en los jaujinos a buscar inmediatamente otro campo más amplio y así fue.
Antes que se suscitara la división del campo “Leticia”, logró aterrizar el Comandante de Aviación, Armando Revoredo, en su trayectoria de vuelo interoceánico a Buenos Aires, ganándose así un prestigio más de las condiciones favorables de Jauja. A su recuerdo, se formó un equipo de vóley denominado CAR (Club Armando Revoredo), encabezado por los hermanos Monge.
El campo de aterrizaje “Leticia”, ya dividido, quedó por un tiempo abandonado y en el gobierno de Luis Bustamante y Rivero, se proyectó la construcción de un estadio en la parte sur del campo, aunque esto no se cumplió por absorbencia del presupuesto para Huancayo.; posteriormente, se logró un presupuesto para la construcción del Estadio Monumental, gestión realizada por el Dr. Pablo Bravo Cárdenas.
En la época de la Junta Militar del General Pérez Godoy (1962), un hijo jaujino, el General Máximo Verástegui, quien ocupó la cartera de Fomento, gestionó la construcción de un Hospital de la Fuerza Aérea del Perú, en la parte norte del campo “Leticia”, en el que se hicieron los primeros pabellones pero se suspendió su culminación a causa de los nuevos medicamentos para el tratamiento de la TBC. No obstante, el General Verástegui vio por conveniente darle una nueva utilidad a estas construcciones y valiéndose de su influencia y de su capacidad reconocida, que fueron suficientes para ganarse la confianza de los gobiernos siguientes, logró con las autoridades militares establecer el actual cuartel “Teodoro Peñaloza”.
SEGUNDO CAMPO DE ATERRIZAJE
Imagen captada por el satélite de Google Maps. En la parte sur de Jauja, se aprecia al extremo derecho el Aeropuerto Francisco Carlé de Jauja; y al izquierdo, el Fuerte Cáceres (norte) y el Estadio Monumental de Jauja (sur), en el campo de lo que antes fue la Pista de Aterrizaje Leticia.
Los hijos jaujinos sin desmayar el anhelo deseado ante las controversias que se presentaban, tenían latente el reto de tener una pista de aterrizaje antes que Huancayo.
Se comenta esta inquietud, entre amigos y personas de crédito, que entre los propiciadores estuvieron dos aviadores, el comandante Carlos Valderrama y un subalterno (que por motivos de salud estuvieron internados en el Hospital de la Fuerza Aérea, que iniciaba su funcionamiento con el director, Capitán FAP Dr. Pedro Cardih), estableciendo amistad con el hijo del Dr. José García Frías, Director del Sanatorio Olavegoya, siendo que estos señores tenían una avioneta para sus prácticas acrobáticas de vuelo, por lo que ellos fueron los que trazaron los primeros planos en las chacras donde sería el futuro campo para realizar sus pruebas aéreas.
El Dr. García Frías informado por su hijo, de esa factibilidad por razones técnicas de los pilotos, se comunica con el alcalde de entonces, Sr. Virgilio Reyes, y con el párroco, Taita Pancho (Francisco Carlé Casset), para que integren el Comité, quienes con honda preocupación comparten la inquietud y confiados en el apoyo de los jaujinos, citan con fechas separadas a cada barrio, a cada institución y también a los dueños de los terrenos, entre ellos, a las familias: Palacios, Madrid, Bullón, Mateo, Núñez, Atanacio, Bardales y Ramírez, sumándose el entusiasmo de los señores Aurelio Aguilar, Reinaldo Piana y otros, quienes pusieron sus camiones a disposición; a la vez, programaron los trabajos por barrios, escuelas, colegios y comunidades (el Dr. Max Cordero trajo a la comunidad de Quero de quien era abogado por litigios de tierras). Se comenzaron los trabajos de campo sin escatimar esfuerzos, portando picos, lampas y costales, entre hombres, jóvenes y niños con sus viandas y refrescos, animando las tareas de varios días que salíamos por turnos (recuerdo un día de sol que participé cargando piedras, junto con mis compañeros de estudio de mi Escuela 501, tenía 5 años).
Así fue tomando forma el nuevo campo de aterrizaje. El señor Alcalde Virgilio Reyes Vera, viendo lo avanzado del campo, realiza viajes a Lima, logrando traer a una comisión en 2 aviones a fin de probar el campo de aterrizaje, las vistas fotográficas de ese hecho se conserva en la parroquia y en las manos de muchos jaujinos como Amadeo Abregou y hasta en manos de huancaínos como el señor Luis Callmet, en ellas se observa en pleno campo a las autoridades, el Padre Pancho, el Dr. García, Alfredo Morales, Santos Galarza, Rosa Colareta, Julio Landa, Máximo Pecho, Ricardo Silva y tantas personalidades que los acompañaron.
Se procede a la inauguración el 27 de septiembre de 1948, siendo padrino el señor Alcalde Virgilio Reyes Vera, acompañado por la madrina, la poetiza jaujina Julia Martínez de Cordero. Ese día llegaron los aviones comandados por el Capitán FAP A. Griva.
Jauja vivió un día memorable, sellando en su historia una página gloriosa de trabajo comunitario, ejemplo para nuevas generaciones.
SUGERENCIA:
Ya que el campo de aterrizaje lleva el nombre de Aeropuerto “Francisco Carlé” en honor al insigne sacerdote que apoyó su construcción; es justo que los ambientes que se van a construir perennicen a los hombres que propiciaron la formación del Comité, como son el Dr. José García Frías, el Comandante FAP Carlos Valderrama y el alcalde de ese entonces, Sr. Virgilio Reyes Vera, debiéndose plasmar una placa recordatoria en gratitud a tan dignos señores.
En 1995, se le reconoció -mediante publicación en el diario El Peruano- como Aeropuerto Francisco Carlé de Jauja.
Con el mayor respeto, pido disculpas al lector por la ingratitud que pueda tener, al omitir nombres de personas que han colaborado en distintas épocas, con sus aportes y sacrificio empeñado en bien de nuestro aeropuerto; al mismo tiempo, mi sincera felicitación a todos los que han sumado esfuerzos para el logro definitivo de que Jauja ya tenga uno de los aeropuertos más amplios del Perú.
En la actualidad:
– El aeropuerto Francisco Carlé de Jauja recibe vuelos diarios comerciales por parte de la empresa Lc Busre.
Sobre el autor de este artículo:
Nicolás Martínez Oviedo nació en Jauja el 21 de junio de 1942, profesor de Biología y Química, al jubilarse (1996) se dedicó a trabajar por su tierra. Como Regidor de la Municipalidad Provincial de Jauja, conoció todos los distritos (34) y sus anexos (160). Tiene una colección fotográfica de más de 3000 fotos, que le sirvieron para promocionar los atractivos turísticos de Jauja mediante exposiciones y con PROMPERÚ en los calendarios de festividades mensuales durante cuatro años (2000-2003). Es autor también de la Guía Turística de la Provincia de Jauja (ediciones de 1999 y 2001). Es gestor de la creación política del Centro Poblado Menor San Juan de Uchubamba (30 de noviembre de 1996) y de la Ley del Guía del Turismo (aprobado en el Congreso de la República mediante Ley N° 28529 de fecha 24 de mayo de 2005). Es autor del Proyecto “Puesta en valor del Circuito Turístico Arqueológico del Valle de Yanamarca y Zona Altina”, con código SNIP N° 294-09, aprobado en el Presupuesto Participativo Regional en Chanchamayo (agosto de 2006) y del libro “Tiempo de Ujsha Latido de Piedra”, publicado el presente año. Así mismo, es iniciador y ejecutor de la fiesta del Inti Raimi en Puyhuán-Molinos durante 9 años (2001-2009).
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