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Julio C. Dávila-Mendiola W.
e-mail: elhalckon@gmail.com
ES, AHORA Y SIEMPRE, Y EN DISTINTOS MOMENTOS, TODO UN PLACER ESCUCHAR y disfrutar las múltiples voces de las campanas de la Iglesia Matriz en la ciudad de Jauja; en forma especial la voz que en los días de la fiesta patronal de la Santísima Virgen del Rosario nos evoca un infinito sentimiento de regocijo espiritual antiguo y solemne, vibran como nunca en un concierto íntimo y sagrado los filamentos de nuestro corazón, un concierto para cada uno, no hay uno igual; y ya en otro momento, para nuestros abuelos y padres de cuando era una de las horas de recogerse en oración, que con el “retro-lanzado” de las campanas se iniciaba en todos los hogares el ángelus, una singular ceremonia de reconocimiento y de amor a la Santísima Trinidad, muy importante para cada uno de los católicos de ese entonces.
Frontis de la Iglesia Matriz de la ciudad de Jauja; hoy considerado como monumento histórico; ya es la hora de establecer alianzas de cooperación técnico-económico para su mantenimiento y refacción, restauración y culminación; restaurar los altares de la Santísima Virgen del Rosario, y el de Santa Rosa de Lima; recuperar su antigua y original fachada, y culminar el frontis principal.
Y es que las campanas de Jauja tienen un maravilloso sonido; único e incomparable, definitivamente señorial; es todas las veces, la resonancia de nuestro propio sentir, hasta podemos decir que la tocamos a la distancia con el propio sentimiento; sus voces avanzan y se dilatan a kilómetros en la distancia; quizá sea Jauja, una del reducido grupo de ciudades con ese privilegio en el Perú. Y hablando de las campanas de Jauja, la memoria nos trae el recuerdo de un inolvidable sacerdote.
Y nos otorgamos una licencia para afirmar –por acto intuitivo- de que uno de los autores intelectuales para la idea de mandar a fabricarlas en Francia -su tierra natal-, en la legendaria y famosa fundición “Paccard”, fue el reverendo padre “Tayta Pancho” Francisco Carlé Casset, residente en nuestra ciudad desde julio del año de 1914, por lo considerable e infatigable de su labor religiosa y social, durante más de 50 años, y que consta hoy en día en la memoria colectiva de nuestro pueblo. Y, ¿cuáles podrían ser los pensamientos que le rondaban en la cabeza para tomar esta feliz decisión?¿Qué es lo que buscaba con todo esto? Podemos ensayar varias versiones, pero decidimos inobjetablemente quedarnos con la que mencionamos casi al final del presente artículo.
El Reverendo Padre Francisco Carlé Casset, más conocido como “Tayta Pancho”; soñaba a Jauja con todo lo que fue, es, y será; resumía mentalmente la totalidad de su historia, incluso más, la que estaba por suceder, (…)
Las campanas en nuestra ciudad, las tres, las que actualmente se encuentran en la torre derecha, para nosotros izquierda, de la Iglesia Matriz, la del frente, la de la izquierda y la de la derecha, llegan en una carreta de madera –muy probablemente la misma en la cual las despacharon desde Francia, que del hecho se conserva una fotografía en una colección particular- desde la estación del Ferrocarril. Por barco llegaron al Callao, desde la ciudad de Annecy-le-Vieux, en Savoie; en la bella tierra de Savoya, no lejos de las riberas del lago del mismo nombre, en donde el ambiente es perfumado permanentemente por la presencia espiritual de San Francisco de Sales; ahí en aquel lugar fueron mandadas a fundir el año de 1918, -por los padres de la Orden de los Canónigos Regulares de la Inmaculada Concepción, la del padre “Pancho”- estas tres campanas: la de “San Agustín”, la “pequeña y la más graciosa”, con un peso de 451 kls y 0.90 m. de diámetro, “canta” en LA, a nuestra derecha en la torre; la de “San Carlos”, la mediana, la que “obedece a vuestros pastores y ahuyenta la temible peste y el contagio del error y del vicio”, de 624 kls y 1.00 m., eco en SOL, a la izquierda; y la de “Santa María de Santa Rosa”, la grande, “la divina despertadora”, de 885 kls y 1.12m., en nota FA, al frente. Nos conviene saber que estas tres campanas y las siguientes, que también fueron fundidas en aquel legendario lugar, y a las que vamos a describir brevemente con el entorno que las rodea, son hermanas en nobleza sonora, de una incofundible nobleza imperial; ellas son:
Las tres campanas de la iglesia Matriz de Jauja; a la izquierda, la de “San Agustín”, la de “Santa María de Santa Rosa”, y la de “San Carlos”.
La “Juana de Arco”, bordón de 20 tons., de la catedral de Notre Dame de Rouen (Rúan), en Francia. En Rouen todo tiene un aroma a Juana de Arco y su leyenda –Juana de Arco es la patrona de Francia. Rouen es conocida como la ciudad de los “Cien campanarios”, por la sucesión de pequeñas iglesias una detrás de otra en todas sus calles; y es una preciosa ciudad desbordante de cultura situada sobre el río Sena, y a 112 kilómetros al noroeste de París, aquí conviven el pasado (la ribera derecha, la parte medieval) y la modernidad (la ribera izquierda) en forma perfecta; “los siglos se han quedado a tomar café en sus calles” es un decir habitual de sus ciudadanos, y es que sus barrios permanecen completamente intactos en el tiempo, son auténticas y hermosas casas “de muñecas”; recorrer sus callejuelas es como caminar en otro momento, en otra época de la historia, la de los caballeros normandos, y que simultáneamente al sonido de sus “cien campanas” hacían resonar los cascos de sus caballos sobre el característico adoquinado de sus calles. Y es que Rouen fue la capital medieval de Normandía, en ella respiramos a Juana de Arco a cada instante, ella vive y revive constantemente allí; la Torre Juana de Arco, el lugar del juicio sumarísimo a la heroína; el Museo Juana de Arco, un sótano romántico en donde podemos observar las escenas de la vida de Jeanne d´Arc; la Iglesia de Santa Juana de Arco, levantada en el mismo lugar de su martirio y de su muerte; una cruz en el centro de la plaza del Mercado Viejo nos recuerda el punto exacto en donde se colocó la hoguera. También alberga el maravilloso centro histórico de la Normandía medieval a la Iglesia de Saint Maclou, máxima expresión del gótico flamígero, a su costado se encuentra la Escuela Regional de Bellas Artes; más allá, a la Abadía de Saint-Ouen, monasterio benedictino que, después de la Revolución Francesa de 1789, fue el Ayuntamiento de la ciudad, posee un exterior fantástico, y un interior sensacional, sus 80 vidrieras le dan al templo una luminosidad impactante; a la Rue du Gros Horloge, que es precisamente la primera calle peatonal que surgió en Francia por el año de 1970, es un lugar con tiendas y terrazas de otra edad, aquí se encuentra el Gros Horloge, o el Gran Reloj que es el símbolo de Rouen, es un reloj astronómico construído en el siglo XIV, adosado a un campanario gótico con arco renacentista, un reloj con distintos usos a través del tiempo; al Museo de Bellas Artes, en la plaza Marcel Duchamp, albergue de las inigualadas obras de Velázquez, Caravaggio, Delacroix, Modigliani, y Monet; detrás del Museo pasando por la plaza Saint-Marc, tenemos en sus tradicionales mercadillos a la riquísima variedad de su gastronomía: a la tarrina de pato, el lenguado normando, el patito ruanés a la prensa, a los famosos quesos normandos, el queso camembert, a la tarta de manzana, y entre otros al postre típico: las lágrimas de Juana. Y es ahora cuando nos toca hablar-escribir de su Catedral, la Notre Dame de Rouen, en donde se aloja la famosa campana “Jeanne d´Arc”; la Catedral viene de tres momentos históricos, la primera de la Basílica primitiva, construída a finales del siglo I en el mismo emplazamiento actual; la Catedral Románica, cuyos trabajos de construcción comenzaron alrededor del año de 1020, durante el obispado de Roberto de Évreux, y de la cual se conserva sólo una cripta; y la actual Catedral Gótica, cuya construcción comienza con la torre norte, llamada Torre Saint-Romain, ruda como su época, es más fortaleza que campanario, en el año de 1145; años más tarde el de 1200, la Catedral Románica es destruída por un incendio, a partir de entonces se construye en estilo gótico completamente predominante; la torre sur se construye en el año de 1485, es conocida como La Tour de Beurre o “de la mantequilla”, es del más florido gótico, se deshace en adornos, y es que es una auténtica obra maestra del gótico flamígero. La Catedral posee en el crucero del transepto un cimborrio rematado por una aguja de hierro fundido colocada en reemplazo de la de madera, cuya corona era recubierta de plomo, y en etapas, entre los años de 1825 y 1876, que alcanza más o menos los 151 metros de altura, esta aguja esta flanqueada por cuatro pináculos de cobre, “verla desde abajo da el vértigo invertido de mirar al suelo desde su cima, subir a la flecha nos da la impresión de fuga del mundo, de caida hacia arriba, es como que la vida cotidiana queda hundida en lo imposible”; durante la década del año de 1890, el famoso artista Claude Monet pinta más de 40 versiones distintas de la fachada principal de la catedral. MIL AÑOS sintetizan la Catedral, llamada también “Catedral de aluvión”, “Catedral de ensueño” la llamaría Rodembach; catarata petrificada en estalagmitas, selva en tumultuoso orden en donde la piedra se exaspera por ser espuma, absolutamente todo en ella nos habla de épocas maravillosas, en donde el crear y el recrear de la belleza venía con sencillez de alma; como que ella vive una vida lenta, la de un árbol gigantesco. MIL AÑOS: espina dorsal de civilización, a ella se han adosado las generaciones, y ella les dio el sentimiento de la continuidad que forma una patria colosal.
La “catedral de Aluvión”, espina dorsal de civilización, mil años; la catedral de Notre Dame de Rouen.
La Francisco-Margarita, “La Savoyarde”, llamada también bordón del Sagrado Corazón, pues continúa cantando sus amabilidades y sus grandezas; es una de las campanas más grandes en toda Francia, fabricada el año de 1891, de casi 19 tons y 3.00m. de diámetro, fue un obsequio de la Diócesis de Sovoie y está alzada en la inmensa torre cuadrada de la basílica del Sacre-Coeur, llamada también de Montmartre, ubicada en la cima de la colina del mismo nombre y a 129 m. sobre el nivel del famoso río Sena, dándole una hermosa posición para que en tiempos despejados dicha basílica se divise a 50 km a la redonda; se cree que en esta colina fue decapitado San Denis, Obispo de París alrededor del año 250 d.C., por ello el nombre de Montmartre, “monte del mártir”, San Denis, hoy en día es considerado el Patrón de Francia, y entre sus seguidores tenemos a Santa Juana de Arco, San Vicente de Paúl y San Ignacio de Loyola, éstas tres personas de tremenda vocación religiosa fundaron la Compañía de Jesús en 1534, más conocida como de “Los Jesuitas”; es el barrio de Montmartre uno de los dos más emblemáticos de la ciudad de París, el barrio del “Le Moulin Rouge”, hospedaje por algún tiempo del notable artista-pintor post-impresionista Toulouse Lautrec.
Imponente, la Basílica del Sacre-Coeur; en “el monte del mártir”: Montmartre.
Y también, las 19 campanas del carillón de “San Patricio”, de la catedral de Nueva York. Con el nombre de San Patricio es la catedral gótica y católica más grande de América del Norte, localizada en el mismísimo corazón de la ciudad, entre la quincuagésima calle y la famosa Quinta Avenida, a su frente se encuentra el edificio del Rockefeller Center. Es la sede de la arquidiócesis católica y romana de Nueva York. La catedral fue diseñada por James Renwick Jr., en un estilo neogótico y sus trabajos de construcción comenzaron en el año de 1858, para luego paralizarse durante la guerra civil norteamericana; se concluye en el año de 1865; el diseño de su arquitectura fue con la intención de crear un gran templo cuyas torres de más de 100 metros de altura, y construidas con mármol blanco de Massachusetts y de la misma Nueva York, dominaran todo su entorno, de manera imponente; hoy en día la catedral se encuentra entre las construcciones más pequeñas, superada largamente por el Rockefeller Center en altura. En la construcción de la catedral, asi como en las posteriores restauraciones y modificaciones participaron artistas de distintos lugares del mundo, como de las ciudades de Chartres, Birmingham y de Boston; el gran rosetón es uno de los mayores trabajos de Charles Connick; alberga en su interior una impresionante escultura de “La Piedad”, de tres veces mayor que la de Miguel Ángel en el Vaticano.
La catedral de San Patricio de Nueva York; es la catedral gótica y católica más grande de América del Norte.
Ya en la ciudad de Lima, aquellas tres campanas fueron bendecidas, la de “Santa María de Santa Rosa” y la de “San Agustín”, el 4 de julio del año de 1921, por el Iltmo. y Rmo. señor Pedro Pablo Drinot y Piérola en “La Gruta de Lourdes” del Colegio de “Santa Rosa de Candamo”, siendo los padrinos de la de “Santa María”, el señor Don Augusto B. Leguía, Presidente de la República por esos años, y la señora Luisa Álvarez Calderón de Mujica; y de la de “San Agustín”, el señor D. Agustín Arias Carracedo y la señora Isabel Sanders de Arias; la de “San Carlos”, fue bendecida por el Iltmo. y Rmo. señor Carlos García Irigoyen, en el mismo lugar, un día antes, es decir el 3 de julio, siendo sus padrinos el señor Dr. Pedro Irigoyen y la señora Julia V. D. H. de Irigoyen. Siendo luego despachadas por ferrocarril a la ciudad de Jauja, éstas tres campanas reemplazaron a las antiguas que fueron fundidas en el Convento de Santa Rosa de Ocopa y que se encuentran actualmente al interior de la misma parroquia Santa Fe, “buscando ser museo”; y formaron parte de las restauraciones y modificaciones a que fue sometida la Iglesia Matriz como parte de los actos celebratorios por el centenario de la Independencia Nacional. Y como ya mencionamos antes, estas tres campanas fueron fabricadas en la ciudad de Annecy, en Francia.
Un hermoso recuerdo: la bendición de las campanas de Jauja, en “La Gruta de Lourdes” del Colegio de “Santa Rosa de Candamo”, en la ciudad de Lima.
Annecy conocida como la “Venecia de los Alpes”, es una ciudad con una envidiable posición estratégica sobre importantes ejes transversales entre Italia, Ginebra y Francia. Es en esa ciudad en donde se refugiaron los sobrevivientes –artesanos de primer nivel en su mayoría- tras la caída del Imperio Romano; fue sede del obispado de Ginebra durante varios años, en el siglo XVI, tras el triunfo del calvinismo; también acogió a distintas órdenes religiosas católicas, convirtiéndose en la capital de la contrarreforma liderada por San Francisco de Sales. Es un foco industrial desde la época Romana, muy importante e inovante durante el siglo XVII, y consolidándose durante el siglo XX; posee además de un hermoso e inigualable paisaje alpino junto a su magnífico lago, “el lago más puro de Europa” -lo dicen ellos mismos, de numerosos monumentos histórico-culturales entre ellos la iglesia de San Mauricio, de estilo gótico del siglo XV, que en su interior alberga valiosas obras de arte de los siglos XV y XVI. Y es en ésta ciudad en donde se encuentra la fundición “Paccard”.
El lago de Annecy, el lago “más puro” de Europa; la ciudad de Annecy es conocida como la “Venecia de los Alpes”, en Francia.
La fundición “Pacard”, que al año de 1921 tenía más de un siglo de existencia, exactamente sus inicios se remontan al año de 1796; y que hoy ya la podemos nombrar como “legendaria” por la extraordinaria renovación espiritual que mantuvo y mantiene día a día, de generación en generación, en miles de ciudadanos católicos en todo el mundo; más cuando recibe y alberga en un acto de gran trascendencia la bendición Apostólica del Papa Pio X en el año de 1906; siendo ahora la fundición número uno en campanas en todo el mundo. Es en este momento cuando nos toca hablar de una también inolvidable anécdota, la que dió origen al presente artículo.
Una conexión para conocer más sobre La fundición “Paccard”, en Annecy-le-Vieux.
1999, brincaba con alegría la primavera; cinco días después del 23 de setiembre, en “Wayta wasi”, en una de nuestras habituales visitas al maestro y gran amigo Hugo Orellana Bonilla, que sólo al característico tono de Huuu (…) guuu (…) cha, pronunciada en un riguroso tono de Tingopaccha por el “Palito” Suárez salía a “aguaitar” por su ventana del segundo piso, él ya sabía quiénes venían a visitarlo. Inolvidable es, la profundidad de su voz con la que nos recibía, la de un hombre xauxa con mil criaturas en su interior, una detrás de otra, cada una con 100 años de diferencia, que con la copiosidad de su cariño y de su hospitalidad sentíamos lo extenso y sagrado del ambiente, desde la tierra al cielo, y desde el cielo a cada uno de los rincones de su misteriosa casa, en donde el aire puro dispersaba a cada instante todos los tiempos a la vez; en esa ocasión alcanzamos a conversar sobre el Marqués de Sade y el parentesco que lo unía por su esposa Bernadette, de nacionalidad francesa; más una copita de un aromático y denso café con cañita de monobamba, el “achallaochancaca” como él mismo lo decía, conmovía el momento. Y (…) ¡ zasss !, de pronto nos sorprende un sonido lejano y cercano a la vez, de una resonancia que nos hace sentir y estar en todas partes a la vez, de prolongada sensibilidad, de una sonoridad especial convertida en oxigeno que se respira, y que se repintaba con un lápiz de piedralázuli una y otra vez en el firmamento, como para verlo y cogerlo en nuestras manos, y dije: ¡ Oh, Dios Santo ! (…) ¡¡ las campanas de Jauja !! (…) y de inmediato Hugo me regresa a “Wayta wasi” y me afirma: ¡¡ noooo !!, nooo son, se parecen noo; si son, son -reafirmo; son, pero no son, me asegura él rotundamente, y agrega, ¡¡ son las de Montmartre en París !!; y, (…) ¿cómo es eso? (…). Hugo, con un repentino suspiro me retorna la atención de no se dónde. Y es que estuvimos escuchando los históricos y célebres cantos gregorianos por ese instante, y aquel sonido de leyenda estaba incrustado entre uno y otro canto, guardando un silencio al inicio y otro al final; Dios, ¡¡ las “campanas de Jauja” estaban en Montmartre y las de “Montmartre” estaban en Jauja !!. Y (…) también hay que expresarlo, también contarlo, y más de una vez, más con la potente voz de TunanmarKa que, ¡¡ en Rouen y en Nueva York, igualmente, vibran soberanamente “las campanas de Jauja” !!
Las “campanas de Jauja” son místicas e inmortales, exactamente están antes y después de nosotros mismos, y tienen una increíble resonancia multidimensional, un sonido que se expande en más de uno de nuestros cinco sentidos; una de sus misiones es restaurar la trascendencia divina del hombre. Y son fundidas en el crisol de la amistad, del cariño, y de la abundancia, en donde la armonía configurada del cobre más la alegría original del zin, y en amorosa danza de sus creativos artesanos, se funden convirtiéndose en “la campana de Jauja”, ¡ la campana de Dios !; es, ¡¡ una campana imperial !!; y es sólo asi de cuando consiguen su nobleza real, una nobleza a prueba de todo, absolutamente de Todo, y es que solamente ellas poseen la vibración del entendimiento humano; y tienen una voz que quizá alguna vez la podemos dejar de escuchar, pero cuando después de un tiempo la volvemos a escuchar, jamás, jamás somos el de antes, somos ilimitadamente mejor en todo aspecto.
La portada del folleto “Recuerdo y Ceremonial de la Bendición Solemne y Consagración de Las Campanas de Atun – Jauja”.
Y seguramente te preguntarás, cómo es que sabemos de las campanas de Jauja que fueron fundidas en “La Paccard”, y por qué las hermandamos -si tenemos en cuenta que dicha fundición tiene a hoy en día repartido en todo el mundo un tanto por mil de campanas-, sólo a la de “Juana de Arco” de la Catedral de Rouen, a la de “La Savoyarde” de la basílica de Montmartre, a las 19 campanas de la Catedral de San Patricio, y a las tres campanas de Jauja; es decir la hermandad de las 24 campanas en un solo sonido, un sonido imperial; la razón es una sola: el brouchurs que corresponde al Recuerdo y Ceremonial de la Bendición Solemne y Consagración de Las Campanas de Atun – Jauja, publicado el año de 1921, un folleto de 40pp., del tamaño de 11,4 cm. por 21,2 cm., impreso a un solo color en negro; hallazgo en forma de un incalculable tesoro, y “entre cachivaches” en un rincón de la ciudad, de Miguelito Dávila; también un ejemplar de dicho folleto se encuentra en la biblioteca parroquial. El Ceremonial del Pontifical, es decir el riguroso proceso católico para bendecir una campana se encuentra además del castellano en latín; allí se menciona que después, al final de la ceremonia el Pontífice da tres golpes en honor de la Santísima Trinidad e invita al padrino y la madrina a hacer lo mismo; en la edad media aquel acto significaba “dar la palabra a la campana”. Ellos, los padres regulares conformaron la primera hermandad juntándolas en este brouchurs, será la primera hermandad hasta cuando termines de leer el presente artículo, y una segunda hermandad comenzará sólo para cada uno de nosotros, para tí, para mi, para él, para cuando visitemos alguna y otras ciudades en el mundo, y cuando de pronto escuchemos el sonido de una campana, o de varias a la vez, y si el sonido es igual o parecido a las de Jauja, podemos además corroborar si tienen el origen en aquella legendaria fundición o no, o bastará mejor tu agudeza auditiva y la decisión de tu corazón para sumarla inmediatamente a tu propia hermandad; tal como nos sucedió en la casa del maestro Hugo Orellana, que con sólo escucharlas sabíamos en ese momento que eran las “campanas de Jauja”, luego después de un tiempo supimos que fueron fundidas en “La Paccard”, y es por ello el semejante e incomparable sonido. Y, quizá algún día te animes a escribir de tu propia hermandad; la cual, esperamos con anticipada alegría.
La capilla de Cristo Pobre, en la ciudad de Jauja. Rememora la idea y rinde homenaje a los diseñadores y constructores de la célebre y ahora patrimonio cultural de la humanidad, la catedral de Notre Dame de París, en Francia
Finalmente, “Tayta Pancho”, deseaba con suma vehemencia –ahora ya lo sabemos- reposicionar a la mítica ciudad de Jauja entre las más grandes de la cultura y de la historia universal; ya un año antes en 1920 su paisano y también sacerdote, el arquitecto Louis Grandin Blottiere fue el propulsor tanto en su diseño como en la construcción de la Capilla de Cristo Pobre, una capilla que además de rememorar la idea y de rendir homenaje a los diseñadores y constructores de la célebre y ahora patrimonio cultural de la humanidad, la catedral de Notre Dame de París, nos abronca constantemente, ¡¡ miren !! (…) ésto, ya está hecho, comiencen desde aquí, y (…) ¿hasta dónde quieren llegar moldeando toda la belleza que habita al interior de cada uno de ustedes? Rotundamente, “Tayta Pancho” soñaba a Jauja con todo lo que fue, es, y será; resumía mentalmente la totalidad de su historia, incluso más, la que estaba por suceder, acaso aguardando –parafraseando a Ernesto Bonilla del Valle- el incomparable día en que “sus campanas” suenen con el máximo esplendor, cuando JAUJA, “vuelva a ser HATUN XAUXA”. (Preliminar en Jauja, sábado 2 de mayo del año 2009).
A la memoria de César Vílchez Simeón,
hermano y guerrero social,
por la belleza de sus sueños,
sueños de pan que reventaron
en mil semillas de trigo-luz
en dolorosa rebeldía,
ante el asombro de una noche
armada con manos de pólvora
y los borceguís de cobardía.
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