Es ese final que no esperas,
que lo recibes cuando descansas
en algún momento de soledad,
que no es cara a cara
sino en una discreta llamada…
“Eres una buena persona
y una linda muchacha,
me quieres mucho
aunque no sea mejor que otros.
Y por eso mereces
que te devuelva tu libertad,
porque es odioso que sufras
mis constantes defectos,
porque es absurdo que corrijas
mis innumerables errores.
Porque ya me di cuenta
que no soy suficiente para ti,
que te mereces mucho más…
Adiós, good bye”. Sigue leyendo