(viene del capítulo anterior)
Abro mis ojos. No sé cuánto tiempo ha pasado pero aún me siento aturdido. Estoy echado en algo que parece un colchón, mas no es mi cama. Trato de incorporarme y no puedo. La espalda me revienta de dolor y tengo que echarme otra vez. Miro alrededor: es obvio que no me encuentro en mi habitación.
Trato de incorporarme de nuevo. Con algo mas de esfuerzo, casi logro sentarme. Percibo que una sombra parece estar cerca. Pierdo la concentración y caigo otra vez sobre el colchón. Entonces veo que ella se acerca. Se trata de una joven. Una joven vestida sencillamente: me mira y me sonríe al notar que he despertado.
“Hola dormilón”, dice ella saludándome. “¿Quién eres?¿Qué quieres?”, son las frases que digo de forma automática. “Soy Alisa y sólo quiero que te recuperes”, es su breve respuesta antes de irse de la habitación por la puerta de madera. Aunque respondió mis preguntas, la respuesta me dejó insatisfecho; tan sólo quiero salir de allí.
(continuará)