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Permanezco hoy alejado
mirando de reojo
cómo es que haces las cosas,
cómo las impulsas.
Me animas a que venga,
que te dé una mano,
que sin mi ayuda no es posible
que puedas avanzar más.
No te escucho,
no te atiendo,
es mi indiferencia
que vence tu llamado.
Pero es como búmeran
que me ataca sin querer,
pues me llena de tristeza
mi extraño proceder.
A pesar de todo,
vienes y me confortas
me devuelves tu amistad.
Yo espero y confío
en que esta oportunidad
no la voy a desaprovechar.