Tatuajes y sombras (capítulo cuatro)

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(viene del capítulo anterior)

Durante los tres días siguientes, Flores observó cómo Laura iba plasmando en varias hojas los rasgos distintivos del hombre tatuado. En varios de los dibujos, no lo dibuja por completo sino un rasgo o parte de su cuerpo que recuerda demasiado. Pero no tenía forma de avanzar con su  investigación porque, cada vez que le pedía prestado el cuaderno, ella se lo negaba con la excusa de poder terminar bien las imágenes.

Al cuarto día, el detective Flores se encontró con Silva en la tarde. Lepreguntó si Laura se había podido expresar a través de los dibujos. “Por supuesto, ha logrado expresar algunos de los tatuajes y gestos que recuerda”, señaló emocionado el detective. Iba a continuar con la descripción con recibió una llamada en su celular.

Su alegre semblante cambió a un tono de preocupación y salió muy rápido de la oficina. Silva apenas pudo alcanzarlo antes que se fuera en el patrullero y le preguntó que es lo que pasó. Flores le abrió la puerta del auto y, una vez Silva se acomodó, le contestó: “Laura se escapó del hospital, pero dejó el cuaderno.

Una vez que ambos llegaron hasta el nosocomio, encontraron una realidad más desconcertante. Laura fugó del hospital y las cosas de su habitación están totalmente desordenadas. Flores preguntó a los enfermeros si habían encontrado un cuaderno de dibujo. Uno de ellos se lo entregó y el detective comenzó a hojearlo: las hojas estaban tarjatas y las imágenes desaparecen bajo las sombras del lápiz negro.

(continúa)

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