(viene del capítulo anterior)
Un rato después, Melisa y Sergio acabaron extenuados sobre la cama de la habitación. Mientras recuperaban el aliento, el silencio se les hizo incómodo a la espera que uno de ellos mencionara a sus amigos. Finalmente, él se decidió a hablar. “Así que a Sio le gusta Alberto”, dijo Sergio observando con mirada de malicia.
Melisa asintió con la cabeza, pero quedó más sorprendida cuando él le comentó que Alberto se había puesto nervioso cuando le habló de Casiopea. “¡No! ¿Es en serio?”, respondió Melisa con mucho énfasis, pues sabía que Alberto no era muy emocional, sino más bien parco y hasta frío. Sergio asintió con la cabeza y unas sonrisas complices surgieron en sus labios.
Meli buscó su celular y, cuando lo encontró, empezó a mandar mensajes a diestra y siniestra. “¿Qué estás haciendo?”, le preguntó Sergio mientras le acaricia la espalda. “Chismeando: nuestros amigos necesitan saberlo”, respondió ella y siguió escribiendo. Sergio no le reclamó nada y continuó haciendole cariñitos.
(continúa)