(viene del capítulo anterior)
Memo tiemble un poco al ver el arma en sus manos. Trata de decirle algo a Aníbal, pero él ya se adelantó y entró en la cabaña. Los minutos pasan sin que su jefe le haga algún tipo de señal o ruido desde adentro. Memo sigue al costado del auto dando algunos pasos de nerviosismo, desde y hacia el auto, ya que no quiere estar allí.
Finalmente, luego de media hora, Aníbal sale con tranquilidad de la cabaña. En sus manos, lleva un libro forrado que carga cuidadosamente. “Es hora de irnos”, dice el jefe, suben al auto y se retiran del lugar. Memo se queda pensando qué puede ser aquel libro. “Debe ser un libro muy importante”, dice a su jefe esperando su respuesta.
Aníbal no le responde y el tedioso silencio se impone hasta que llegan al hotel. Una vez que están por entrar en la habitación, su jefe pone una mano sobre su hombro. “Alista tu maleta lo más pronto posible, nos vemos en el estacionamiento en una hora”, fue su escueta orden. Memo, sorprendido por el cambio de planes, se quedó unos segundos sentado en la cama antes de reaccionar.
(continuará)