Archivo por meses: diciembre 2015

Y otra vez (capítulo final)

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(viene del capítulo anterior)

“Pucha, lo sentimos man”, dijo uno de sus compañeros poniendo una mano sobre su hombro. “Sí pues, ya quisiera que sólo hubieran sido Lidia y Sofía”, respondió Gonzalo y dejó estupefacto a todos. “¿Acaso hay más?”, repreguntó uno de ellos sin creer lo que dijo.

“Por supuesto”, comentó el desafortunado oficinista y mencionó sus casos emblemáticos: Clara, la estudiante de su curso de italiano; Miriam, la bella estilista de la peluquería; Cintya, la chatita de la tienda; Sonia, su mejor amiga de la universidad…

Uno de ellos alzó la mano y pidió la presencia del mozo. “¿Desea más chelas?”, preguntó casi de forma retórica. “Sí joven, dos cajas más por favor”, señaló el amigo poniendo un billete de cien en sus manos. Estaba seguro que la noche sería larga, muy larga…

Permíteme

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Hoy no es un día sencillo,

de aquellos que se resuelven

hablando un par de frases

en un dos por tres.

Por eso,

Permíteme darte un minuto

para pensar mejor las cosas

y ver de nuevo

aquello que has desechado.

Permíteme hablarte un poco

y escucharte demasiado,

porque sobran mis palabras

y tu voz lo es todo.

Permíteme quererte un poco,

abrazarte mucho,

expresar en dos gestos

eso que llamas amistad.

Permíteme darte las gracias

ante todo lo vivido y aconsejado

porque me haces sentir nuevo,

me haces sentir bueno.

Treinta días (capítulo final)

[Visto: 341 veces]

(viene del capítulo anterior)

Ambos empezaron a caminar hacia la avenida. Alberto no decía más nada, tan sólo estaba concentrado en tomar pronto un taxi. Marisela, sin embargo, no se quedó tranquila y se le puso a insistir qué había hecho mal.

“¿Por qué no confiaste en mí desde el comienzo?¿Por qué?”, fue como respondió él, sintiendo que se desespera de forma incontenible, de forma amarga. Marisela no supo ni qué decir. Nunca antes lo había visto tan enojado.

“Si sólo me lo hubieras dicho desde un inicio, seguiría confiando en ti”, terminó de argumentar el joven. En ese momento, pasó un taxi y él le dio una dirección al taxista. Le pidió a Marisela que subiera, que ese carro la llevaría hasta su casa.

Viendo que él no subía al auto, ella se sintió aún peor y le preguntó por qué. “Ya no puedo seguir contigo. Esto es un adiós”, dijo él sintiéndose derrotado y cerró la puerta. Marisela quiso decir algo, pero el taxi arrancó antes que pudiera hablar nada. Sólo sus ojos se manifestaron en gruesas lágrimas una vez que se alejó de allí.

Noche lúgubre (capítulo final)

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(viene del capítulo anterior)

Laura no pudo zafarse del puñal que le habían clavado. Carlos aprovechó su confusión para apuñalarla una y otra vez. La bruja malvada no pudo recuperarse, ya que la daga no era un simple cuchillo.

“Este puñal mágico te destruirá”, fue lo que dijo el hombre desconocido. Finalmente, Carlos se cansó y dejó a Laura malherida en el suelo. La bruja malvada sintió que su poder se desvanecía y su cuerpo mortal empezó a secarse.

“Creo que este puñal te pertenece”, dijo Carlos recogiendo el cuchillo y queriendo dárselo al desconocido. “No lo entiendes, ¿cierto? Tu misión aún no ha terminado”, respondió el ente mágico, que se esfumó en el aire y lo dejó mucho más desconcertado.