(viene del capítulo anterior)
Ellos corrieron sin mirar atrás hasta que se sintieron cansados. A pesar del cansancio, Flores tomó un poco de aire y se disculpó con ella: “No creí que Silva podría estar tan obsesionado contigo, así que déjame protegerte”.
“No puedes protegerla”, habló el tatuado mientras se desvanecía y se transforma en el detective Silva. Él le explicó que había buscado a Laura por mucho tiempo, ya que está atado a ella por una maldición. “Y ese hechizo sólo acabará cuando ella muera”, señaló Silva y se apresuró en alcanzarla.
Flores sacó su arma y disparó dos veces. Las balas alcanzaron a su compañero pero, extrañamente, no parecen hacerle daño. “Cuándo entenderás que tú no puedes matarme”, dijo Silva en tono eufórico antes de lanzar un alarido de dolor.
(continúa)