(viene del capítulo anterior)
Luego de unos minutos Flores despertó de su inconsciencia. Se encuentra echado en el asiento posterior de un carro. Delante, Laura está sentada como copiloto mientras uno de sus guardias está conduciendo a velocidad media.
Ella se percata que el detective está despertando. “¿Por qué me buscas?”, le increpó la mujer con mucho fastidio. “Tú sabes bien que es por los tatuajes”, señaló Flores reponiéndose de a pocos del letargo. Laura se lo negó y el detective decidió sacar las fotos.
Con cuidado, le mostró las fotografías que tenía en su saco. Laura miró con detenimiento las imágenes pero las descartó de plano. “Son trucadas, yo no tengo esos tatuajes”, respondió con tal convicción que el detective le pidió revisar su piel. “Bien, se mira pero no se toca”, dijo ella con harto desparpajo.
(continúa)