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Si te dijera que esperaras,
que no vayas tan rápido,
te darías cuenta
que no soy quien se aparece.
Bajo la sonrisa encandilante
y las palabras empalagosas,
vas pasando por alto
mi extraña indiferencia.
Llamas, no contesto;
me escribes, no respondo;
y si en la esquina me encuentras
la conversa suele ser muy breve.
Mas vives enamorada
con pajarillos revoloteantes,
los ojos brillosos
y el corazón henchido.
Que pena decirte,
que no va más, que esto ya fue:
apelo a mis peores muecas
y me alejo en silencio.
Al inicio no lo entiendes,
después ya te resignas,
sola te vas a llorar
por tu ilusión rota.