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He vivido cansado,
aturdido por el día,
los ojos amargados
que se quieren cerrar.
Me cuesta incorporarme,
desafiar al caliente sol
que se impone seguro
en su luminoso cénit.
Pero las horas pasan
y su radiante poder
disminuye de a pocos,
inexorable de veras.
La oscuridad ha llegado
y su manto negro
fortifica grandemente
mis músculos alados.
Pérfido, yo tomo impulso
y me alzo en el cielo
volando libre,
volando ágil y fuerte.
Me arrodillo sobre un risco
y puedo contemplar
la fuerza de mi voluntad
y vuelvo a volar.