(viene del capítulo anterior)
Dentro del sueño, Nico abrió los ojos y miró hacia la calle. En la esquina, José lo esperaba: “Y, ¿qué te cuentas broder?”, dijo su amigo y entonces recordó que era aquel día del fatídico accidente. La conversación transcurrió de lo más trivial, hasta que José ya tuvo que irse a su casa.
El detalle fue que, antes que terminara la conversación, un hombre pasó por su lado. José espera el bus que lo lleve hasta su paradero, cuando un auto a excesiva velocidad sale de la pista por el lugar. José apenas si puede ver al auto, así que no reacciona y es atropellado de frente. El choque es durísimo y José sale volando por el aire.
Nico vió cómo su amigo caía de cabeza sobre el pavimento, muriendo en ese instante. Corrió hasta él y quiso reanimarlo, pero ya era tarde. Consumido por la tristeza, empezó a llorar mientras todos se acercaban a ayudarlo. Excepto Dante, el hombre extraño, quien observó de lejos y se retiró del lugar con su cara de indiferencia.
(continúa)