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Es así como vivo
cuando miro el tiempo
que avanza en el reloj,
si el bus se tarda
más de lo que puedo imaginar,
o en la espera frecuente
de tu distante encuentro.
Ansioso, así me siento,
procurando no mirar el reloj,
no desesperar más de la cuenta,
no reclamarte cuando llegas.
¿Será que el problema
no es el tiempo y sí soy yo?
A veces lo creo, y otras
sólo espero el momento que
segundo a segundo
mi ansiedad desaparezca.