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Infinita pena que me embarga
en los días que no te veo,
es una insufrible indiferencia
que me afecta sobremanera.
Días extraños, de transición,
donde el viento sopla pero suave,
el sol sale pero no quema,
días que trascurren mustios
sin necesidad de definición.
Así aparece tu rara calma,
que ni me convence ni te delata,
que mucho aquieta y mucho cansa
este impulsivo corazón.