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Sentado en la arena
mirando el horizonte del mar
allí donde se oculta el sol de la tarde,
así desaparece tu amor
en serena decadencia.
No puedo ni expresar la tristeza
del momento vivido,
pues me tomó por sorpresa
tu adiós sentido.
Adiós sin persistencia,
sin reclamar ni luchar,
una palabra que dejó en claro
tu nueva frialdad.
Frialdad de alma,
como agua del mar
cuyo horizonte oculta
el sol de la tarde.