Pepe y Diego hicieron su labor en el más hermético secreto en el llamado “cuarto azul”. Sus colegas le decían así por el color de sus paredes, lugar donde los dos amigos se refugiaban cuando alguna primicia iba a hacer reventar la redacción.
Poco menos de tres días les tocó oír y transcribir el material. Cuando terminaron, sin embargo, surgió una diferencia: Pepe quería publicar el íntegro de las conversaciones en una edición, pero Diego estaba convencido que lograrían mayor impacto si dividían la historia para dos días.
Una vez hecha la consulta con Jordán, él aceptó la propuesta de Diego. “Justo como quería”, señaló el ganador y extendió la mano hacia su amigo quien, sonriendo, sacó un billete de veinte y se lo entregó.
Jordán ordenó que el primer día se publicara la negociación entre Romero y Soria, y al día siguiente la revelación sobre el “almacenero” Manchego. “Dará que hablar y, de paso, vamos a romper a la competencia”, dijo Diego a su amigo mientras fumaban unos cigarrillos a la salida del periódico.