Aún así, lo he visto todo. Un extraño movimiento circular de su mano sobre su cara y parte del cuerpo hizo Ezio antes de salir de esa incómoda situación. Angie se le acercó para confrontarlo. “Eso fue raro”, le dijo a su amigo.
“¿De qué hablas?”, preguntó él haciéndose el desentendido. Ella le comentó que vio cómo se había alejado de Jorge, que ni adiós le dijo. “Nada, no hay broncas. Él estaba ocupado”, trató de excusarse Ezio viendo que no tenía cómo zafar.
Angie también estaba cansado del asunto porque no era la primera vez que lo observaba. Le dijo que lo olvidara y se fueron a estudiar un rato. Cuando terminaron, ambos salieron juntos hasta el paradero. “¿Todo claro?”, preguntó Ezio sobre los ejercicios de álgebra.
Angie asintió. “Tons nos vemos, ¡chaufa!”, se despidió él más tranquilo. Ella hizo igual y volteó su vista. E inmediatamente recordó algo. “Y no vuelvas a… desvanecerte”, volteó otra vez donde su amigo, que ya no estaba.