La guerra de los oráculos (capítulo nueve)

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(viene del capítulo anterior)

Manuel preguntó al desconocido quién era y por qué lo escuchaba hablar en su idioma. “Soy Yilal, el oráculo del templo. Yo profeticé tu llegada, y en mis sueños conocí tu idioma”, afirmó el hombre dejando anonadado al joven. “¿En qué año estamos?”, preguntó Manuel aun sensible por los dichos de Yilal.

“Es el año 45 del gobierno de Menteuté Segundo, nuestro gran señor”, señaló el sabio en tono severo. Le explicó que en uno de sus sueños había visto la llegada de un artefacto volador, en el cual vendría un enviado de los dioses para acabar con la guerra que estaba ocurriendo.

“¿De qué guerra hablas?”, preguntó otra vez Manuel sin terminar de digerir bien lo anterior. Yilal le señaló que, al este del reino, la ciudad de Saut se ha rebelado contra Menteuté y quiere acabar con su hegemonía en Tebes.

“Se supone que debería estar en el dos mil uno”, se reclamó el joven a sí mismo. En ese momento, los guardias ingresaron al palacio, trayendo consigo la máquina del tiempo. Yilal se acercó al artefacto para comprobar lo visto en su sueño.

“Esas marcas, las recuerdo”, dijo él indicando un vidrio pequeño que se encontraba al lado de la puerta. Manuel se acercó al artefacto. Apenas vio el vidrio, quedó emocionalmente fulminado e hincó ambas rodillas en el piso: el vidrio decía “2001 AC”.

(continúa)

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