El hombre en la capucha: Que Dios te perdone, Ciudad Tejeda (capítulo nueve)

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(viene del capítulo anterior)

Quinto previno a Jano diciéndole que los esbirros de El Mecenas lo habían estado rastreando en su huida, ya que descubrieron el pasadizo en la casa de su padre. El joven se quedó pensativo: ¿cómo es que su viejo amigo sabía eso?

Quinto, viendo el cambio de expresión en su rostro, le explicó su situación: él se había infiltrado en las huestes del líder criminal, y por eso contaba con cierto nivel de información. “Será un ataque rápido y despiadado”, habló con tono resignado.

Cuando Jano inquirió por las armas que el enemigo iba a utilizar, Quinto dijo desconocer su verdadero poder de fuego. Se limitó a repetir su frase desencantada. Preocupado, Jano le preguntó cuándo iba a ocurrir todo. “En la procesión de medianoche”, respondió Quinto apesadumbrado.

(continúa)

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