“Suéltala, ella no tiene nada ver en nuestro asunto”, dijo el encapuchado al tiempo que apuntaba a Yancarlo. Pero el narco se negó: “¿no ves que es mi pase para escapar?”. Entonces Jano decidió hacer una jugada arriesgada: decirle su verdadera identidad a cambio de dejar tranquila a Mirella. “Mira el archivo”, ordenó imperativo Yancarlo, señalando un documento que estaba sobre la mesa.
El encapuchado comprendió que estaba totalmente descubierto: su cara y sus antecedentes aparecían en el papel. Sin embargo, la siguiente hoja fue la que lo dejó extrañado: era un antiguo examen de ADN y la palabra “coinciden”. “¿Qué significa esto?”, preguntó Jano en un lejano esfuerzo por entender las implicancias.
“Mi padre es Carlos Ramírez, tu padre”, respondió Yancarlo. Jano se sacó la capucha que le cubría la cara. Su mente quedó en blanco unos segundos, mientras sólo atinaba a decirse para sí “no puede ser”. El narco trató de aprovechar su desconcierto y le apuntó a su medio hermano, mas Jano esquivó las balas lanzándose al piso…