La reciente visita de la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, no sólo sirvió para impulsar los lazos bilaterales entre ambas naciones sudamericanas. Principalmente, el viaje oficial de una mandataria del país del Río de la Plata luego de 16 años significó la oportunidad histórica para pedir perdón por la escandalosa venta de armas de la Argentina al Ecuador durante el conflicto del Cenepa hace más de tres lustros.
La historia recuerda que el entonces presidente Carlos Saúl Ménem entregó armamento a los ecuatorianos en aquella nefasta guerra, a pesar de ser garante del Tratado de Río de Janeiro de 1942, lo cual exigía la imparcialidad del gobierno rioplatense en dicho enfrentamiento bélico. Cristina Fernández no perdió la oportunidad de disculparse al calificar su visita “de desagravio institucional y de reparación histórica”.
Al tiempo de recalcar “la solidaridad inolvidable del gobierno y el pueblo peruano durante [la guerra de] Las Malvinas”, reconoció que aquel nefasto arreglo fue “un episodio que hirió profundamente al Perú”. Así que, más allá de las antípodas ideológicas entre Fernández y Alan García y algunos cuestionamientos que esta resultó una disculpa a medias, lo cierto es que se abre un nuevo capítulo en la agenda bilateral con el gobierno argentino con la confianza que se restaura con estas palabras.