¿Eres nomofóbico?

20140414-nomofobico.jpg

 

¿Alguna vez has olvidado tu celular en casa y te has sentido muy ansioso (a) e intranquilo (a) por no tenerlo a tu lado? Hasta el siglo XX las fobias (miedo o pánico) se relacionaron, casi directamente, con la naturaleza. Así, las personas podían ser, por ejemplo, aracnofóbicas, miedo a las arañas; o brontofóbicas, miedo a los truenos. Sin embargo, el siglo XXI trajo consigo nuevas formas de fobia, una de ellas es la nomofobia, que consiste en el miedo provocado por estar sin teléfono móvil.

 

[…]

Etimología: amor y odio

El día finaliza, las luces de la casa se apagan, y en el ambiente solo se escucha el eco de los últimos “buenas noches”. Es el momento del merecido descanso. Pero pasan diez minutos, pasan veinte, una hora, a veces dos. La voz de nuestra mente continúa laborando. Se acelera. Empieza a entremezclarse con las distintas voces del recuerdo. Empieza a vivir. Pronto los pronombres empiezan a cobrar un sentido: él y ella tienen un nombre, un sentimiento: amor y odio. Está declarado, lo último que la vigilia se llevará a la cama, será su nombre. La mente no descansa.  Nuestra voluntad de saber tampoco. Por eso, en esta oportunidad, se plantea responder a la pregunta cuál es el origen de las palabras de estos dos sentimientos tan especiales, y conectados entre sí, que le quitan a uno el sueño, a saber, el amor y el odio.

[…]

Etimología: huachafo

20130626-huachafo_chicha.jpg

Nuestra experiencia lingüística es sobre todo un inventario de palabras con que los seres humanos toman posesión de los objetos y, con ello, clasifican sus vivencias. Además, esta se enriquece gracias a la convivencia e interacción en comunidad con otros. En palabras del prestigioso lingüista Luis Jaime Cisneros: “Con solo oír a los otros nos fuimos enriqueciendo y realizándonos lingüísticamente”. Un ejemplo de este intercambio es el vocablo “huachafo” y “huachafa”.

De acuerdo con las autoridades de la Real Academia Española, dicho adjetivo significa “cursi”, y se emplea en Perú  con frecuencia. Su origen etimológico proviene de una larga historia de préstamos y transformaciones lingüísticas y sociales.

[…]

Etimología: ‘plagio’

20121002-robo.png

 

Nuestra casa de estudios es consciente del valor y la necesidad de reafirmar las ideas que surgen de los investigadores, alumnos, profesores, entre otros. Es así que se plantea una constante lucha contra el plagio. Sin embargo, ¿somos conscientes del origen y significado de esta palabra? En esta oportunidad, se realizará un pequeño análisis histórico y etimológico del término “plagio”, puesto que su importancia no solo radica en resaltar un acto delictivo, sino que se debe tener en cuenta cómo ha ido evolucionando su significado hasta adoptar la acepción de robo de ideas intelectuales.

 

[…]

El origen del nombre de nuestra capital

El nombre de la capital del Perú, Lima, proviene del quechua Limaq. Este nombre, según el reconocido lingüista y profesor de nuestra universidad, Rodolfo Cerrón-Palomino, “refleja el fonetismo propio de la variedad quechua hablada en la costa centro-sureña peruana” (Cerrón-Palomino 1997: 2). En esta variedad, el fonema /r/ era sustituido por /l/; es decir, la palabra Lima proviene de la forma quechua Rimaq, pero que debido a esta condición dialectal, los quechua hablantes existentes en la zona pronunciaban como Limaq.

[…]

La palabra del día: soliloquio

Según el Diccionario de la Real Academia Española, la palabra “soliloquio” significa, en su primera acepción, reflexionar en voz alta y a solas. La segunda acepción indica que es un parlamento que hace de este modo un personaje de obra dramática o de otra semejante. Proviene del latín solilquium, un compuesto del adjetivo latino solus (solo) y del verbo loqui (hablar). Entonces, esta palabra designa el acto de hablar en solitario y es uno de los pocos términos que cuenta con un sinónimo exacto: monólogo.

[…]

Las palabras del día: educación y egoísmo

Hoy en día, se habla mucho de la educación. Sin embargo, no se suele explicar qué implica el proceso educativo por parte de los profesores y los alumnos. A continuación, a partir de su origen etimológico, se describirá, brevemente, qué significa la educación y aquello que se opone radicalmente a ella: el egoísmo.
blog
La palabra educar lleva la raíz de la palabra latina ducere (educare >> educere). Ducere viene de una raíz indoeuropea *deuk- que significa guiar. En este sentido, educar sería “guiar o conducir en el conocimiento”. Idéntico significado tiene la palabra griega pedagogo que viene de paidós (“niño”) y agogós (“que conduce”). Asimismo, educar viene del latín ex ducere que quiere decir encaminar, dar al que aprende los medios de abrirse al mundo, encauzarlo hacia el pleno desarrollo de sus posibilidades. Asimismo, ex ducere significa literalmente “guiar” (ducere) fuera de algo (ex); pero ¿fuera de qué? De aquello que se opone a lo mejor de cada uno, en otras palabras, significa sacar (ex) de adentro hacia fuera los valores y virtudes como la fortaleza, la voluntad, el autodominio, la generosidad y la perseverancia. No significa llenar la cabeza del estudiante de datos e información. Eso no basta. Por último, existe otra versión también válida del origen del término educar: Educare significa alimentar al alumno con conocimientos que interiorice, que haga suyos.

[…]

La palabra del día: nepotismo

blog
El nepotismo es la preferencia que tienen diferentes gobernantes o funcionarios para otorgar concesiones o empleos públicos a sus familiares más cercanos sin tomar en cuenta la competencia o idoneidad de los mismos para el cargo en cuestión. Ahora bien, este tipo de práctica no es ni ha sido ajena al contexto peruano, pues solo baste remontarnos a los gobiernos de mediados del siglo XIX en que se licitaron concesiones a familiares o grupos cercanos para la explotación y exportación del guano de las islas, lo cual produjo un enriquecimiento de un sector minoritario y privilegiado de la población.
Está palabra procede del latín nepos, nepotis que designa sobrinos o nietos; sin embargo, su actual significación surge de la tendencia que tenían algunos emperadores romanos de destinar cargos exclusivos a sus familiares o parientes, incluso quebrantando sus propias leyes. Así, podemos mencionar, por ejemplo, el caso de Pompeyo quien legó a su suegro Metelo Escipión la dirección de dos legiones de infantería a pesar de que este último mostraba una gran ineptitud en cuestiones de índole militar.
Así mismo, la palabra nepotismo tendría una larga historia, ya que incluso algunos expertos afirman que desciende de una raíz indoeuropea: nepot-. No obstante, esta sería solo una especulación hecha a partir de lenguas de esta familia, ya que no se cuenta con testimonios directos. Lo único cierto es que el término latino derivó luego en la palabra italiana nepote (nieto) que a partir de mediados del siglo XIX hace referencia directa a la preferente costumbre papal de adjudicar, casi sin excepciones, el cargo de Nepote (cardenal) al sobrino. Esta era una tradición conocida y recurrente en la Edad Media y podemos encontrar al respecto un sinnúmero de ejemplos. Uno de ellos fue el vertiginoso ascenso que tuvo uno de los sobrinos del papa Calixto III llamado Rodrigo (de la familia de la Borja), quien gracias a los favores de su tío se convirtió rápidamente en cardenal y a la postre en sumo pontífice (Alejandro VI). Esta forma de proceder fue objeto de encendidas denuncias y constantes acusaciones, por ello, el papado optó por prohibir la envestidura eclesiástica en cargos de los propios parientes a fines del siglo XVII.

Fuente de la imagen: http://euricopaz.blogspot.com/2011/02/tarauaca-capital-do-nepotismo.html
Elaborado por Willy Zárate, Esteban Palma y Javier Suárez

[…]

La palabra del día: fútbol

Se ha dicho que el fútbol reemplaza en el mundo moderno las rudas competencias de los caballeros medievales. Este deporte, nacido en la Inglaterra del siglo XIX y rápidamente difundido en el mundo entero, tomó su nombre de las palabras inglesas foot ‘pie’ y ball ‘pelota’, dos vocablos cuyos orígenes pueden ser rastreados muy lejos.

blog28
En efecto, foot proviene de las raíces pod- y ped-, de las lenguas prehistóricas indoeuropeas, que también dieron lugar al vocablo griego pous ‘pie’, del cual proceden palabras como trípode, podio y antípoda.
También vienen de esas raíces la voz sánscrita padas ‘pie’ y la lituanapedà ‘paso’, pero desde el punto de vista de nuestra lengua, su derivación más importante ha resultado el latín pedes ‘pie’, que dio lugar a incontables palabras castellanas, tales como pedicuro, peón, pedal, velocípedo.
Ball, por su parte, llega del griego ballein, que significaba arrojar (v. parábola).

La palabra fútbol fue rechazada inicialmente por los puristas, que la consideraban un anglicismo, por lo que intentaron imponer balompié, un calco semántico, en realidad, de la palabra inglesa. Balompié apareció por primera vez en el Diccionario académico en 1927, con una definición en la que se evitaba cuidadosamente football:

Juego parecido al del balón, del cual se diferencia en que la pelota o balón se juega con el pie.

Sin embargo, en sus últimas ediciones, el Diccionario remite directamente a fútbol, reconociéndola así como preferible.

Fuente de la imagen: http://rodolfolopezisern.blogspot.com/2010/07/por-que-nos-gusta-el-futbol.html

Información extraída de http://www.elcastellano.org/palabra.php

[…]

Orígenes de términos del español: palabras patrimoniales y cultismos

blog26
Como bien sabemos, el español moderno procede de la evolución del latín hablado; es decir, el latín, con el paso del tiempo, se fue transformando de una a otra generación de hablantes hasta convertirse en nuestro idioma actual. Debido a esta continua innovación, muchas de las palabras utilizadas en el presente se apartan considerablemente de la forma latina original. A las palabras surgidas a partir de esta evolución se les llama palabras patrimoniales. Sin embargo, no es únicamente gracias a estas que existen términos originarios del latín en el español, sino que hay algunas palabras en nuestro vocabulario que parecen no haber evolucionado del mismo modo que las mencionadas anteriormente. Es decir, son bastante similares a las que se utilizaron hace muchos siglos durante el Imperio romano. A estas palabras se les llama cultismos. Por ello, se puede afirmar que la incorporación de las palabras procedentes del latín al léxico español ha ocurrido por dos vías totalmente distintas, tal como se verá a continuación.

[…]