Hoy en día, se habla mucho de la educación. Sin embargo, no se suele explicar qué implica el proceso educativo por parte de los profesores y los alumnos. A continuación, a partir de su origen etimológico, se describirá, brevemente, qué significa la educación y aquello que se opone radicalmente a ella: el egoísmo.
La palabra educar lleva la raíz de la palabra latina ducere (educare >> educere). Ducere viene de una raíz indoeuropea *deuk- que significa guiar. En este sentido, educar sería “guiar o conducir en el conocimiento”. Idéntico significado tiene la palabra griega pedagogo que viene de paidós (“niño”) y agogós (“que conduce”). Asimismo, educar viene del latín ex ducere que quiere decir encaminar, dar al que aprende los medios de abrirse al mundo, encauzarlo hacia el pleno desarrollo de sus posibilidades. Asimismo, ex ducere significa literalmente “guiar” (ducere) fuera de algo (ex); pero ¿fuera de qué? De aquello que se opone a lo mejor de cada uno, en otras palabras, significa sacar (ex) de adentro hacia fuera los valores y virtudes como la fortaleza, la voluntad, el autodominio, la generosidad y la perseverancia. No significa llenar la cabeza del estudiante de datos e información. Eso no basta. Por último, existe otra versión también válida del origen del término educar: Educare significa alimentar al alumno con conocimientos que interiorice, que haga suyos.
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