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Cementerio General de Jauja

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Intentando en el tiempo un obituario xauxa

Cementerio de Jauja

Darío A. Núñez Sovero

De niño visitarlo, llevando unas sencillas flores recogidas del jardín de casa, era una experiencia relajante. Todavía no alcanzábamos a comprender la magnitud de sus recintos, menos el silencio que por todas partes lo envolvía. Sin embargo, ese aire de misterio siempre estaba de pie. Esa callada majestad que imponía nos sobrecogía al punto de adoptar una gravedad que nuestros parientes sabían dispensar y que, nosotros no compartíamos porque, para nuestra edad, era más importante jugar alrededor de la copiosa arboleda que era antesala de nuestro cementerio, ya uniendo nuestros brazos en torno de los corpóreos árboles o recogiendo “trompitos” de eucalipto que luego, traviesamente, lanzábamos con hondas de jebe que todo niño solía portar.

La solemnidad que nuestros mayores imprimían a cada una de sus visitas nos hacían presagiar que algo valioso reposaba allí, en cada uno de los nichos cubiertos por una loza de yeso con inscripciones que apenas alcanzábamos a leer pero que, intuiamos se trataban de parientes ya muertos. La precariedad de nuestros años nos presentaban muchas limitaciones que, sin embargo, no pudieron impedir que sientiéramos, con el tiempo, cierto afecto por esos lugares llenos de flores y árboles que, como centinelas, vigilaban la paz de nuestros muertos.

Placa recordatoria de los japoneses en Jauja
Placa recordatoria de la numerosa colonia japonesa extinta que descansa en nuestro cementerio

Si, hablo de nuestro cementerio. Ese lugar del que, todos, absolutamente todos, sabemos será el último refugio donde nuestra cansada humanidad descanse (en este momento viene a mi mente Chocano “Hace ya diez años/ que recorro el mundo/ he vivido poco/ me he cansado mucho…”). Aquel mismo lugar donde, finalmente, estaremos más cerca de los despojos de nuestros ancestros con los que crecimos y con quiénes nutrimos los momentos más hermosos de nuestras vidas y que, los estudiosos, llaman experiencia (esta vez visita mis recuerdos el gran César Abraham Vallejo “Me moriré en Paris con aguacero/ un dia del cual tengo el recuerdo/ me moriré en París y no me corro/ tal vez un jueves como hoy es de otoño…”).

Pabellón Virgen de las Mercedes
Añejo pabellón Virgen de las Mercedes, en el que descansan restos de ciudadanos del siglo XIX

Con el tiempo, y cada vez que acompaño algún cortejo fúnebre, vuelvo a interesarme por él, por ese lugar de paredes grises y aceradas rejas. Así, es como he venido recogiendo interesantes noticias de nuestro cementerio. Por citar una: ignoraba que su diseño y construcción fue hecha por el mismo arquitecto que construyó el Hospital Arzobispo Loayza de Lima y que ambos tienen inspiración en la arquitectura europea de la época, lo que le imprime una belleza especial que, de por si, convoca reverencia y respeto cuando se le visita. Esta joya arquitectónica que ostenta Jauja se debe al arquitecto Rafael Marquina y Bueno (1884-1964) quién, al decir del historiador Alberto Tauro del Pino, fue el primer arquitecto peruano graduado en el extranjero y a cuyo retorno, en 1909, se encargó además de la construcción del Hotel Bolívar de Lima, el Puericultorio “Pérez Araníbar” y la remodelación del conjunto arquitectónico de la Plaza San Martin, todos al estilo neocolonial y considerados monumentos nacionales. Esta exquisitez del gusto refinado del arquitecto Marquina explica la belleza y armonía que tiene el diseño de nuestro cementerio jaujino y que, lastimosamente, no es valorado por los actuales responsables de su conducción al haber dispuesto, desordenadamente, la construcción de pabellones apiñados y sin criterio de distribución.

La familia Marquina, de procedencia trujillana, es de grata recordación en Jauja, pues no hace mucho, uno de sus descendientes, el Gral. Marquina de la Benemérita y fenecida Guardia Civil del Perú y a la vez jaujino de nacimiento, fue el que adaptó nuestro huayno “Jauja” a lo que es una marcha militar y que se escucha en muchos desfiles castrenses.

Lápidas
Histórico pabellón San Juan Bautista, donde se aprecian nombres de numerosos ciudadanos extranjeros, cuyos despojos descansan en Jauja. En la foto, se aprecia las lápidas contiguas de un francés (Paul Jean Baptiste Cotte, falleció el 14 de febrero de 1918), japonés (Manuel Hosoi, falleció el 19 de marzo de 1918) e italiano (Francisco Mungi Wissar, falleció el 30 de marzo de 1918, ancestro del basquetbolista jaujino Ricardo Duarte Mungi)

Volviendo a nuestro cementerio, aquel vértice final y vital del embudo de la vida, debo añadir que en mi existencia he visto muchas experiencias, algunas delirantes como aquella que se comentaba en pasillos josefinos de la década del 50 cuando se decía que el profesor de matemáticas “cocoroco” Ingaroca dormía sus excesos en algún nicho desocupado al no poder llegar a su casa en Huertas, o cuando en grupo de muchachones e inconformes con la muerte de Luis Ramírez Chamorro desafiábamos a medianoche la vigilancia para traspasar las rejas y “dialogar” con el amigo por tempranamente habernos desamparado. He visto peregrinajes diarios de caballeros y damas que, al caer la tarde y antes de que concluya el horario de atención, con un ramo de flores en las manos ir presurosos a visitar a sus difuntos. Es así que, entre otros, veia cómo una señorita de apellidos Ahumada Morales calladamente cumplía esta asidua visita. Ignoro si es que al pie de las tumbas o los nichos de sus muertos, a manera de confesión, murmuraban un monólogo que lo imagino ininteligible. He visto, asimismo, pruebas de amor inusuales: recuerdo de un amigo Aurelio Campos Valderrama, fallecido el año 1968, a quién el pueblo enterró con su valioso apoyo económico pues, la soledad en que vivía y la lejanía de su Chota natal impidieron la presencia de sus familiares, pero al que, curiosamente, jamás le faltó flores en su nicho ya con lápida. Dios y mi conciencia saben de la dama que, en soledad y silencioso homenaje al amado, cumple con este ritual del floreado recuerdo. También, he visto, en este modesto recuento, cómo combatidos amantes no hallaban mejor escenario de sus encuentros en los lugares más apartados de nuestro cementerio, lugar perfecto para justificar ausencias breves de la casa y no suscitar dudas en la familia. Hay, sin duda, miles de historias dormidas en nuestro cementerio. Cada nicho, no más, es una antología de ellas.

He visto y leído, además, muchas cosas bellas en nuestro camposanto. Epitafios de una originalidad asombrosa como el de los esposos Yamamoto-Horita, que en familiar lenguaje sus deudos han inscrito en su mausoleo la procedencia oriental y su viaje a la eternidad desde nuestra andina Jauja. Yo conocí a don José Yamamoto y a doña Isabel “mamichaco” Horita y puedo atestiguar del cariño y amor que ambos tenían por Jauja donde finalmente descansan en paz, después de haber venido desde la lejana Hiroshima.

mausoleo Yamamoto
Original epitafio en mausoleo del matrimonio japonés Yamamoto Horita que descansa en Jauja

Dentro de las muchas historias que guardan celosamente los muros y extramuros del cementerio jaujino, hay algunas de horror y crueldad mayúsculas, cómo cuando, al día siguiente de la llamada Batalla de Molinos, muy de noche, camiones se estacionaron en la puerta del cementerio de donde descendieron soldados y, callada y discretamente, condujeron entre seis o siete decenas de cadáveres para ser arrojados a la fosa común, al final de cuyo momento una máquina retroexcavadora cubrió con tierra los despojos y para nivelar el terreno y supuesta e ingenuamente no dejar huellas dio reiteradas vueltas sobre lo tapado, relato que recogí, entre tembloroso y atemorizado, del responsable del cementerio de entonces.

Adios a matrona jaujina
Consuelo Sovero Espinoza, matrona jaujina, despedida por sus hijos Raúl, Darío, Magdalena, Alejandro y Manuel en el Cementerio General de Jauja

Hay en este repaso de historias numerosas otras que callo. En este intento por recapitular nuestro obituario no puedo olvidar que tengo en mis recuerdos las de mi familia, de los abuelos paternos y maternos, la de mi madre y mis hijos; de mis amigos más queridos y parientes que en vida siempre acompañaron mis días. A ellos mi homenaje, silencioso y triste, y mi mensaje de que algún día, no sé si cercano o no, estaremos ampliando este recuento (en este mismo instante Javier Heraud lascera mis sienes “Yo/ no/ me/ rio/ de/ la/ muerte/ sucede/simplemente/ que/ no/ tengo/ miedo/ de/ morir/ entre/ pájaros/ y/ árboles.”).

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Fue exitosa la Primera Muestra de la Tunantada en Jauja

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Muestra de la Tunantada

Darío A. Núñez Sovero

En medio de una singular expectativa, en Jauja, se realizó el día de ayer 11, la Primera Muestra de la Tunantada, evento organizado por la Asociación de Tunanteros del 20 de Enero de Yauyos-Jauja. El escenario fue el Estadio Junín y asistieron cientos de cultores y amantes de esta bella estampa jaujina. Dado el tiempo inestable y con el fin de cumplir con la presentación de las 22 agrupaciones tunanteras agremiadas, la muestra se desarrolló agrupándolas de a tres por cada presentación. Hecho que no permitió apreciar a cabalidad la exquisitez de las interpretaciones. Sin embargo, esta medida fue necesaria en cuanto se avizoraba la precipitación de una fuerte tormenta, propia de esta época de siembra en los campos de cultivo.

Nota destacada fue la presencia de numerosos enviados especiales encargados de cubrir información, los mismos que captaron nuestra danza en la expresión más acrisolada de nuestros cultores, así como también del público que, impaciente y justo, reclamó por apremiar la muestra.

Es de comentar que, muchos cultores y voceros autorizados de nuestra tunantada, discutían algunos temas que es de resaltar. Por ejemplo: resultan ampulosas las denominaciones que algunas instituciones llevan como nombre, incluyéndose de personas que, teniendo una breve connotación local y de entorno, no tienen gravitación en la esencia de nuestra fiesta. Situación que podría obviarse mediante un reglamento que indique que los nombres de las entidades deberían expresar situaciones genéricas alusivas a la fiesta. Tal como están dándose las cosas existe un evidente propósito de desnaturalización. Por otro lado, no existe un criterio uniforme sobre los personajes de la fiesta. Algunas entidades incluyen cusqueños, chuchos y tinterillos. ¿Son componentes de las cuadrillas estos “personajes”?. Más de uno deslizó que, alguna vez, una desafortunada institución había presentado charros y hasta el llanero solitario. Estos y otros serán temas pendientes de una agenda tunantera que, con acierto, se preocupa por preservar lo original de la fiesta.

Centro Jauja
La institución Centro Jauja se hizo presente en la Primera Muestra de la Tunantada

También fue elogiado el acuerdo de reconocer el aporte valiosísimo que muchas personas han brindado en pro de unas festividades que le den una identidad a nuestra nacionalidad xauxa, como, por ejemplo y entre otros, Juan Bolívar Crespo, aquel inolvidable compositor e intérprete, autor de la tunantada “Jara Juan Arteaga” que sintetiza el sentimiento telúrico del xauxa que evoca a su tierra, o a Magno Rojas Peralta, gracias a cuyo esfuerzo y tesón, la fiesta tiene un escenario más amplio que el anterior cuando se desarrollaba en la antigua plaza de los Yauyos.

Es de esperar que en los años venideros, muestras como la de ayer sigan desarrollándose con éxito para beneplácito de nuestro sufrido pueblo.

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Primera muestra de la auténtica Tunantada en Jauja

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Tunantada en la Plaza de Jauja

Darío A. Núñez Sovero

El domingo 11 del presente mes, a partir de las 12 horas, con motivo de celebrar el trigésimo cuarto aniversario de la fundación de la Asociación de Tunanteros de Yauyos-Jauja, se realizará en el Estadio Junín de esta ciudad la “Primera Muestra de la Auténtica Tunantada”, en la cual estarán participando las 22 instituciones que conforman este gremio.

Es encomiable este hecho dado a que recientemente se han venido constatando reiteradas distorsiones a la forma correcta como debe presentarse y bailarse nuestra tunantada, sumado al hecho de que es importante demostrar cuál es lo original y auténtico. Esta es la respuesta de la institución a un evento que tiene como fin el darle continuidad a una tradición, por ello, antes de optar por un festival o concurso o presentación, se ha acordado hacerlo por una muestra.

Es de esperar que bajo esta óptica, la presentación de la tunantada este domingo en el viejo escenario jaujino del Estadio Junín sea una valiosa oportunidad para valorar la originalidad de esta estampa que le da a Jauja identidad, pues, estaremos frente a uno de nuestros productos bandera.

El Presidente, Neri Orihuela Miguel, mediante este blog, invita a la comunidad jaujina así como a los amantes y cultores de esta hermosa danza de la tunantada a concurrir masivamente a este acto que por primera vez ocurrirá en nuestro medio.

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En ceremonia imponente presentan obra sobre Ferrocarril a Jauja

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José Chuquillanqui Yamamoto
Darío A. Núñez Sovero

Concluyó la expectativa sobre la presentación de la obra reeditada de Manuel Pardo y Lavalle “Estudios sobre la Provincia de Jauja”, escrita a fines del siglo XIX por tan preclaro residente en Jauja que luego fuera Presidente de la República del Perú en el período de 1869-1872. De este modo, la Sociedad Amantes del Ferrocarril de Jauja cumplió una de sus caras metas que, a decir del sociólogo Francisco Núñez Gonzáles, gran propulsor de esta reedición, hubo ser necesario remontar las adversidades hasta ver culminado el objetivo que “transformó este último vagón del tren en el primero de la cultura” que le da a Jauja el privilegio de seguir siendo el lábaro de la cultura en esta parte del país.

La ceremonia se realizó el día 3 del presente a las 19.00 horas en el Auditorio de la Municipalidad Provincial de Jauja y contó con la presencia de las principales autoridades de la localidad y la concurrencia de un nutrido grupo de personas vinculadas con el quehacer cultural. Destacó la presencia del R.P. José Chuquillanqui Yamamoto, gracias a cuyo apoyo e identificación con su natal Jauja se pudo cristalizar este largamente esperado anhelo que enriquece el acervo bibliográfico que sobre Jauja han escrito notables intelectuales de todas las épocas y sin cuya emoción jaujina hubiera sido imposible contar con este logro. Destacado momento fue cuando, al finalizar la presentación, en gesto de compromiso con la juventud, el R.P. Chuquillanqui donó un ejemplar de la obra presentada a cada uno de los estudiantes josefinos presentes.

Previamente, el sociólogo Núñez, ponderó la sensibilidad del benefactor quién no bien escuchado el proyecto no escatimó en proporcionar su ayuda, más aún cuando escuchó que en Huancayo las entidades que debían apoyarlo ningunearon a nuestra Sociedad Amantes del Ferrocarril. En el momento central, el R.P. José Chuquillanqui, al dirigirse a la audiencia presente, ponderó que la Virgen del Rosario lo había inspirado en este noble propósito y que por ello, coincidentemente, había ido a cumplir con ella en ceremonias previas a su festividad para agradecer su magnanimidad y, hablando de la obra misma, dijo que “esta obra pareciera que hubiera sido escrita para este tiempo porque el pensamiento de Pardo sigue vigente. Este libro será de gran ayuda para Ud., Sr. Alcalde”“cada capítulo, es un homenaje a Jauja y las otras provincias del interior…”. Comentando la situación calamitosa de la estación ferroviaria y dirigiéndose a las autoridades presentes anotó “…cuánto dolor se siente cuando uno entra a la tierra y ve en lo que se ha convertido la estación del ferrocarril de Jauja”, “por qué se desprecia este don que Dios le ha dado a Jauja”. Palabras sentidas y verídicas que motivaron más de un asombro por esta severa admonición que sacude la modorra de los conductores de la provincia en este tiempo.

Finalmente el vice-Presidente de la Sociedad Amantes del Ferrocarril, Profesor Isaías Rivera Rodríguez, en representación de su institución y cumpliendo un acuerdo de ella distinguió a R.P. José Chuquillanqui con la medalla “Los Caballeros del Riel” que es el signo de reconocimiento a quiénes tienen probado mecenazgo al logro de los fines de esta entidad y en el que está implícito la emoción y gratitud del pueblo de Jauja hacia uno de sus más preclaros hijos.

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Preservemos la autenticidad de lo nuestro

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Traje original de la jaujina lucido correctamente por la cantante Alicia Maguiña
Darío A. Núñez Sovero

Había imaginado pasar un día domingo agradable en la tranquila apacibilidad de nuestro hogar y qué mejor hacerlo empezando por escuchar y apreciar estampas con música de nuestra tierra. Luego de agradecerle al Señor por permitirnos ver la luz de un nuevo día, muy apurado atiné a encender el televisor para ver algunos de los programas de música andina que suelen pasar los canales de nuestro medio. El control remoto empezó a jugar entre el programa de Global TV que dirige Haydeé Raymundo pero inconforme por lo que trasmitía, opté por pasar a Panamericana Televisión donde una exageradamente coqueta Leslie Cabello trataba de complacer a sus televidentes con reportajes de pagos del sur. No sabía qué buscaba al fin, pero lo visto no me agradaba por ello opté por cambiar, control de por medio, hacia el canal 2 donde una más elocuente Rosa Salaverry se empeñaba en hacernos ver y escuchar al conjunto Alborada y su empeño por devolvernos a una época pretérita de grandeza incásica, pero el atuendo que vestía mostraba una grotesca imitación de lo antiguo. Cambio, me dije, y el inquieto control remoto me remitió hasta el famoso y cargoso Huallpahuaccay en canal 9 que, más parecía empeñado en convencer a su audiencia por las bondades del detergente Magia Blanca que por mostrarnos un programa de calidad.

Casi al borde de la decepción y a punto de abandonar mi intento de empezar el día con la música que recuerda la riqueza de nuestro folklore, recordé que en el canal 7 debería estar, a esa misma hora, la simpática Misky Taky y, no bien ingresé a dicha audiencia, algo insólito apareció ante mis ojos. La conductora estaba ataviada con una postura jaujina pero en la cabeza llevaba ¡un sombrero apurimeño!, ¡No! -espeté incorporándome-, ¡no puede ser! Cuán estereotipada parecen algunas frases pero a veces es necesario acudir a ellas, y remitiéndome al cliché del Chapulín Colorado me dije: y ahora, ¿quién podrá defendernos?

Una ácida manera de empezar el día fue ver lo relatado líneas arriba, entonces intuí lo mal que me iba a ir este último domingo. Recordé, mascullando improperios, que no es la primera vez que ocurren estos hechos, que ya anteriormente había visto a presentadoras de programas dando mal uso a la vestimenta típica de la mujer jaujina o deformándola; por ejemplo, usando el faldellín sin los dos fustanes que, por lo menos, deben ponerse para que dicha prenda sea más glamorosa o usar la lliclla sin el complemento del monillo reemplazándolo por una burda blusa, etc.

Así mientras más iracundo me mostraba recordé que debía estar en un matrimonio civil que iba a realizarse en Huamalí, por lo que procedí a alistarme para mi asistencia. Para felicidad mía en el trayecto me encontré con nuestro Alcalde, don Alejandro Barrera, quién debía proceder con dicha ceremonia. Sin esperar mayores protocolos, a rajatabla, relaté a nuestra autoridad lo visto en televisión aquella mañana y, como jaujino, le pedí que la Comisión de Cultura de nuestra municipalidad asuma la responsabilidad de notificar a quienes corresponda, productores, artistas y conductoras de programas televisivos, la incomodidad de la población por el mal uso que hacen de la vestimenta de la mujer jaujina y la necesidad de que se preserve lo auténtico, no sólo en nombre de nuestros ancestros sino, además, en nombre de nuestra sagrada identidad Xauxa. Para alegría nuestra, dicha autoridad escuchó y tomó nota de nuestra insatisfacción. Ahora sólo queda esperar que todo se rectifique para alegría general de nuestra comunidad.

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Carmencita Cáceres debe cantarle a la vida

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Gran amiga, excelente persona, jaujina única y, sobre todo, mujer carismática y bondadosa. Te extrañamos.

¡Fuerza Carmencita!
Darío A. Núñez Sovero

Había concluido la secundaria en su colegio de toda la vida: “Nuestra Señora del Carmen” y de pronto su presencia siempre vivaz y alegre desapareció del escenario jaujino para acoderar en esta Lima gris pero de horizontes promisorios para una joven. Hasta que un buen cercano día, luego de muchos años, una llamada telefónica imprevista nos sorprendió -al otro lado del auricular- con una voz familiar de tono suave como siempre la habíamos conocido. Era Carmen Cáceres Mayor en persona. La agilidad de nuestra imaginación la ideó con su uniforme escolar azulmarino cargado de botones blancos en el pecho y el bolero que sabía resaltar sobre su cabeza y una sonrisa cálida que siempre dibujaba en su rostro (eco de un espíritu inquieto y amigable).

Faltó tiempo para abundar en recuerdos, la mezquindad de la tarifa telefónica acortaba nuestro tiempo. Sin embargo, casi apresuradamente, alcanzó a contarnos que salía de una penosa enfermedad que casi la enfrenta a la parca. La ciencia, maravilla de este tiempo de avances inauditos, había triunfado y le devolvía la salud que la lozanía de sus años reclama. Con esa capacidad convocante con la que sabía adornarse alcanzó a reunirnos, tres o cuatro veces, a los amigos de nuestra generación en esos trances en que la lejanía del terruño nos obliga a colaborar para recolectar recursos en pro de las obras de nuestra Jauja. Entonces, el contagio de sus modales nos advertía la delicadeza que sabía dispendiar en su trato, siempre amable y generoso.

Cuando, de pronto, su figura ha dejado de acompañar nuestras tertulias y extrañados indagamos por su persona, nos enteramos que Carmencita se halla postrada víctima de una penosa enfermedad. Entonces, nuestra desesperación nos devuelve nuevamente a la ciencia a la que le confiamos la continuación de su vida. Esta desesperación nos remite a la misma Carmen a quién pedimos, fervorosamente, fuerzas para encimarse por sobre estos malestares y salir victoriosa de este mal momento. La vida es el camino sembrado de numerosas vallas, esta es una más en la vida de Carmencita. Dios va a querer que ella triunfe con el apoyo de nuestras oraciones. ¡Fuerza Carmen! ¡Jauja te necesita!

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Raspadillas con recuerdos

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Raspadilla
Darío A. Núñez Sovero

Hacen muchos años que el sol sofocante e implacable que se tiende sobre el cielo de Jauja es una invitación a saciar la sed que despierta de distintas maneras. Algunos, recuerdo, nos contentábamos con acercar la sequedad de nuestras bocas a la pileta del barrio y saborear la gelidez de nuestra riquísima agua. Otros, más pudientes, buscaban afanosamente a un distinguido señor que, desde su triciclo y en la puerta antigua del colegio “San José”, anunciaba la venta de helados bajo el slogan de “mishquilla”, “tuquilla”, en torno al cual se arremolinaban los estudiantes, compradores y “gorriones”, para aplacar esa sed que sabe encender, los agobiantes días del verano serrano. Si, verano serrano porque en ese mismo tiempo, en todo el hemisferio sur, la estación más caústica es el invierno que en la zona andina solemos llamar (oh, contradicción) verano, aludiendo probablemente a la carencia de lluvias en toda la franja de los andes peruanos.

Pero ninguna de estas experiencias era comparable a la que se podía vivir en nuestra Plaza de Armas; allí, casi en la esquina de los jirones de Grau y Junín, solía ubicarse don Lucio de la Cruz, quién desde la década del 50 del siglo anterior solía expender unas raspadillas orladas con dos copas de helado que hacía las delicias de los paladares de sus clientes. Este venerable y extinto señor no solía convocar a sus sibaríticos adictos con la estridencia de los heladeros de entonces, lo hacía con la humildad de saber que brindaba un buen servicio y que sus asiduos clientes no le iban a fallar. Todos los que han tenido la oportunidad de compartir esas experiencias líquidas y melifluas de hacen varias décadas, saben que en torno a nuestro proveedor nos juntábamos en alegre tertulia para comernos “una raspadilla con harto jarabe y su helado”. ¡Cuán grato era, entonces, complementar nuestro almuerzo con una raspadilla del Sr. De la Cruz! Para fatalidad de nuestra mocedad dicho señor, después de casi 50 años de expender deliciosas raspadillas, falleció. Pero como la tradición no podía quedar allí, quién cogió la alternancia fue su hija Gerarda, la misma que también hace 5 ó 6 años ha fallecido, siendo reemplazada actualmente por su hija, nieta de don Lucio, a la que podemos ubicar en el mismo trajín en el zaguán de Radio Jauja en plena plaza principal.

heladero Richard
Heladero Richard expendiendo su producto en el puente Ricardo Palma de Jauja

Pero como todo negocio tiene que crecer, también en el puente Ricardo Palma podemos ubicar a Ricardo de la Cruz, hijo de don Lucio, más conocido como Richard, quién además de vendernos un exquisito helado, hecho artesanalmente, nos ofrece el humor de su carisma siempre ocurrente. No por gusto, cada 20 de Enero, Richard deja a un lado los helados para sumergirse en la Plaza de Yauyos para bailar su tunantada al lado de los no menos famosos “Cullucaras”, agrupación de chutos jaujinos que desbordan jocosidad en pos de una angurrienta propina de sus admiradores. Gracias Richard por esa lección de humor y trabajo que derramas sobre nuestra Jauja. Tienes asegurado un lugar de honor en el álbum de nuestros recuerdos.

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Al volver a Jauja

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Escuela de Bellas Artes

Darío A. Núñez Sovero


Cuando, de retorno al terruño, pasamos el puente de Matachico y cruzamos a la otra orilla del río Mantaro, una sensación de alegría nos invade. Pareciera que estuviéramos viendo la estrechez cálida de las callecitas de nuestra Jauja. Imaginamos los abrazos que daremos a los nuestros, las visitas que habremos de apurar a los amigos, etc. Todo un entusiasmo nos invade y una ansiedad va devorando castigadoramente nuestras expectativas. Ya en el umbral de Jauja avistamos la Virgen del Rosario que desde su mirada infinita nos da la bienvenida y prestos vamos ingresando por la Avenida Hatun Xauxa en el distrito de Sausa.

Entrada a Jauja
Avenida Hatun Xauxa en el distrito de Sausa. En el futuro, estos árboles -en crecimiento- adornarán nuevamente el ingreso a Jauja

La primera impresión que captamos es el esmero con el que se está hermoseando esta avenida, con árboles que dibujan tempranamente su majestuosidad posterior y que, naturalmente, motivan a que hagamos un reconocimiento especial al alcalde de este distrito, señor Rodríguez Huarizueca.

Hermosa representación

Hermosa representación jaujina en el Court de Básquet “Ricardo Duarte”

Cuando nuestra ansiedad está en el clímax y, cada vez, más cerca vemos nuestra casa, al pasar por el Court de Básket “Ricardo Duarte”, advertimos que acuciosos estudiantes de la Escuela de Bellas Artes de Jauja han pintado en sus muros hermosas representaciones en alegoría a las festividades más destacadas de nuestro medio y que, en modo alguno, tienen un correlato con nuestra identidad. Este esfuerzo de por si merece el reconocimiento abierto hacia esta entidad educativa que proyecta su iniciativa hacia nuestra comunidad.

Sin embargo, a pesar nuestro, advertimos el descuido y dejadez que estos bellos murales vienen sufriendo. El lector podrá advertir cómo, en la foto que se ve luego, las huellas de las implacables lluvias o el aplastante sol van deteriorando la pintura (lo que en buen romance quiere decir que es urgente ponerle protectores o sombrillas).

anuncio de hostal

Inexplicablemente se permitió que pinten un aviso publicitario junto a los hermosos murales. Dicho anuncio debe ser borrado de inmediato

Y más aún, en el colmo de la estupidez, uno de los murales tiene como acompañante un aviso promocionando los beneficios de un servicio de hospedaje. No, señores. de la Liga de Básquet de Jauja, no cometan tal desatino de autorizar este avisaje y enmienden cuanto antes esta anomalía.

La antigua avenida Ricardo Palma está deslucida, el implacable mercantilismo de malos comerciantes ha barrenado los hermosos árboles de fresno que antes tenía, las áreas verdes que, esforzada e inútilmente tratan de reverdecer, necesitan urgentemente de agua de riego. Las autoridades están llamadas a superar estas deficiencias, nosotros se lo pedimos humildemente por el bien de nuestra querida ciudad.

Court de Básquet

El sol y la lluvia están deteriorando estos hermosos murales

Finalmente, nada, pero nada detiene la alegría de llegar a Jauja y compartir con los nuestros las experiencias vividas y también las ignoradas. No escapará de nuestro asombro saber, por ejemplo, qué personas de nuestro entorno y reconocimiento han fallecido, qué jaujinos están haciendo noticia en el país, quiénes han partido al extranjero, etc. Volver a Jauja siempre será motivo para enriquecer nuestro anecdotario

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A PROPÓSITO DE LA MUERTE Y LA SOLIDARIDAD JAUJINA

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Alameda hacia el cementerio

Dario A. Núñez Sovero

Siempre me entusiasmó la idea y el gesto de ser solidario. No sólo como un concepto teórico sino como una conducta de identificación y desprendimiento incondicional para con el prójimo. Con la experiencia acumulada a través del tiempo admito que entiendo la solidaridad como una idea diametralmente opuesta al egoísmo, al individualismo y que se encuentra muy lejos y ajena a la vanidad. Quién se precia de acumular y tener es, probablemente, muy poco solidario, distante del drama humano diario e insensible a los apremios que viven nuestros vecinos y connacionales. Cito, sólo por lo que se me ocurre, dos casos: en una carta famosa de la década del 60, redactada por Pablo Neruda y dirigida a la juventud de América, cuenta que antes de partir hacia Cuba a un entrenamiento guerrillero, nuestro Javier Heraud convocó a todos sus amigos a su casa y les pidió que se lleven los libros de su biblioteca que quisieran aduciendo que “los libros se han hecho para leer”. Otro: Pedro Monge, antes de fallecer llamó a su albacea, don Miguel Martínez Saravia, a quién pidió que al morir su casa y su valiosa biblioteca fuesen entregados al municipio de Jauja, en calidad de donación, para que sirviesen de lugar de esforzada y provechosa lectura entre los jóvenes y estudiosos de Jauja. Ambos casos son, en mi recuerdo, vívidas experiencias de solidaridad.

La palabra solidaridad llegó a mis oídos desde el colegio y las aulas universitarias cuando en las clases de Deontología o Ética nuestros Maestros nos hablaban, con inusitada vocación, sobre los valores. Luego, cuando se conversaría sobre la jerarquización de los valores y surgirían las discrepancias más acaloradas por el valor más alto y sublime de la conducta humana: los políticos dirían que es la libertad, los abogados apostarían por la justicia, los economistas por la crematística, los psicólogos por la autorrealización humana, etc. Ningún profesional, desde su óptica, creería en la Solidaridad entendida como un valor que compete a la generalidad de los seres humanos y que, felizmente, es el valor que más se practica, especialmente en estos tiempos.

Desde que tengo entendimiento he visto numerosos gestos solidarios a todo nivel. Ejemplos a nivel mundial, fueron los gestos de apoyo internacional cuando ocurrió el terremoto de 1970 en Huaraz o más recientemente cuando el 15 de agosto de 2007 ocurrió el terremoto en Ica y Pisco. El célebre clérigo brasileño Monseñor Hélder Cámara decía: “si no estás con el oprimido, estás con el opresor”, esto en tiempos de la Guerra de las Malvinas; y yo no sé, si bajo esa inspiración el gobierno peruano tuvo un gesto solidario con el pueblo argentino en la desigual guerra que sostuvo con Inglaterra, en la década del 70 del siglo pasado, cuando acudió en su apoyo facilitándole material logístico. Está fresco, no hace poco, el recuerdo de la gran movilización nacional solidaria del país frente al azote del friaje de la zona sur. En fin, es bello advertir que en el planeta existe este sentimiento grandioso de la solidaridad y más bello todavía ver que, a nivel local, nuestra colectividad se mueve permanentemente para demostrarlo. No dejan de ser plausibles, entre otros, gestos de la “Asociación Pro Jauja” que anualmente hace actividades para estimular el rendimiento de los mejores estudiantes de la provincia, o ese otro gran gesto de la “Asociación Santa Fe de Hatun Xauxa” de cambiar el piso de nuestra Iglesia Matriz y enlucirla totalmente, ni qué decir de las campañas solidarias que cotidianamente vemos a través de los medios radiales y escritos del departamento a favor de personas y pueblos que tienen desgracias personales y telúricas.

Casa de mi madre en el jr. Grau - Jauja
Este es el momento cuando el ataúd de mi querida madre, se despide de su casa en la cuadra 8 del jirón Grau, Barrio La Libertad en Jauja; la misma que fue su residencia por más de 87 años (sábado, 11 de julio de 2009)

Por todo eso, cuando se habla de solidaridad, sólo de escucharlo se me arrebuja el alma y me conmuevo hondamente; especialmente, cuando compruebo que en mi adorada Jauja este sentimiento tiene un vigor insospechado, una fuerza que ennoblece a sus habitantes. Lo he advertido en numerosas ocasiones, especialmente en momentos dramáticos para un pueblo como son los momentos en que se enfrenta a la muerte. No recuerdo, por eso, sepelios más concurridos cuando transcurría el año 1990, el futbolista del Club Asociación Independiente Estudiantil de Jauja, Mario Bravo Malache, apareció cruelmente asesinado en las riberas de la Laguna de Paca y el pueblo conmovido lo acompañó hasta su última morada en nuestro Cementerio General. O esas otras demostraciones de dolor cuando en idénticos sepelios el pueblo, apesadumbrado y callado, dijo adiós a Luis Balvín Martínez y después a su primo Edilberto Balvín Povis, éste último muerto trágicamente en las festividades de carnavales en su barrio. Los jaujinos lloran, sin hipérboles y con mucho sentimiento cuando sus hijos parten al más allá, lloran sin mezquindades, muertes de hijos valiosos como Teófilo Jorge Aliaga Osorio, Hugo Orellana Bonilla, Juan Bolívar Crespo, Pedro Monge Córdova, Miguel Martínez Saravia, Pedro Adrián Infantes Mandujano, Maruja Martínez Castilla, Adelaida Bolívar Arteaga, y tantos otros que escapan a nuestro recuerdo.

Misa del primer mes en Jauja
Misa del primer mes en la Capilla El Carmen en la Plaza de Jauja (sábado, 08 de agosto de de 2009). Agradezco a todas las personas que nos acompañaron en estos momentos de dolor, su solidaridad sirvió para compensar esta tristeza por la partida de una madre.

Esa conmovedora solidaridad de nuestra comunidad es la que me obliga a resaltarla, especialmente cuando, como dije en una breve y agradecida alocución frente al ataúd de mi madre, uno constata que quién parte a la eternidad estaba adentrado en el corazón del pueblo, en el meollo del sentimiento Xauxa. Ese olor a multitud es el más grato de los aromas y el mejor homenaje que podríamos rendir a nuestros muertos, la gratitud que se expresa ante la pérdida de una vida fecunda, el incienso en el que se evapora una existencia santa. ¡He ahí, la valiosa y atípica solidaridad jaujina ante la que me hinco reverentemente!

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PALABRAS PARA MI MADRE AUSENTE

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Mama Consuelo y Darío Núñez

Darío A. Núñez Sovero

Era una flor que hasta el final supo estoicamente mantener su brillo. Solía siempre deslumbrar en el firmamento azul de nuestro afecto. La sideral ternura que la animaba y, con la que solía envolvernos diariamente, se ha trasladado, de pronto, hacia otras galaxias desconocidas que existen más allá de la muerte.

Hoy que mi madre es nada, hoy que su nombre agigantado en mi tragedia ya no existe, digo que su voz se ha apagado para siempre, pero el estruendo de su recuerdo es un taladro perfumado que mitiga el camino espinoso de nuestra existencia.

Consuelo se ha ido sin pedir permiso, ha partido de pronto sin saber que su amor era la suma de todos los afectos, de cuánta historia de amor se ha escrito en todos los idiomas. Por eso a partir de ahora seguirá siendo el pan que calma nuestro hambre, el agua que aplaca nuestra sed, el abrigo que ampara nuestro frio. ¡Cuánto amor se ha ido de pronto!, ¡Cuánta vida nuestra se ha llevado por delante!

Hoy que mi madre es nada, que habita en el vacío incomprensible de la muerte, es necesario repetir, esta vez al mundo, todo lo que la amábamos, toda la alegría de la que era una sabia síntesis. Todo el caudal de ternura que cobijaba para dárnoslo sin ambages ni reticencias.

Todavía me pareciera verla sentada al pie de su cocina a leña esperando con el alimento caliente para entregárselo generosamente a sus hijos. Todavía me parece verla siempre atenta a los vacíos que teníamos para acudirnos con cariñoso apoyo. ¡Ay! Madre, mujer de noble misión que cumplió a cabalidad su destino. Mujer que dio su vida para que podamos seguir viviendo, en el más ortodoxo sentido de la palabra.

Quién sino tú madre para ponernos en la órbita del familiar encuentro, quién sino tú que nos enseñaste con la bondad más transparente y ejemplificadora a amar a los demás sin mezquindades ni soberbias, quién sino tú que diste hasta el instante final una lección de coraje y sacrificio por la vida, quién sino tú madre amada para decirnos cuídense y quiéranse siempre. Las palabras se apocopan cuando de hablar de ti se trata. Balbuceo frente a tánta nobleza tuya y mi memoria se torna trémula..

Por eso y por cosas que callo hoy quiero decirte a nombre de todos: gracias. Gracias por las alegrías que nos brindaste, gracias por el amor que desbordaste, gracias por las innumerables veladas que diste a nuestras vigilias, por sobrellevar con disimulo los sinsabores que pudimos darte. Gracias Madre.

A partir de ahora tu recuerdo siempre será aurora, rocío y amanecer vitalizante, jamás crepúsculo ni ocaso, nunca olvido ni deseperanza.

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